David Sanes y Vieques, 15 años después

Política


La muerte del soldado puertorriqueño David Sanes Rodríguez, el 19 de abril de 1999, cambió el mundo. En Vieques puso fin a la destrucción militar e inició un proceso de sanación para la gente y la ecología de Isla Nena. En Puerto Rico provocó una unidad histórica. Y, a su vez, ofreció esperanza a muchos países alrededor del planeta – Okinawa, Filipinas, Islas Marshall, Guam, Hawái, en Europa y en muchas comunidades en EE.UU. – que luchaban o luchan en contra de las fuerzas militares estadounidenses que contaminan su ambiente, enferman a sus familias y tronchan posibilidades de un desarrollo saludable.

El error de un piloto de la Marina, que dejó caer dos bombas vivas de quinientas libras sobre el puesto de observación (OP) en la zona de bombardeo, convirtió a David Sanes en protagonista de un movimiento histórico.

Su hermana Myrta Sanes informó recientemente en Radio Vieques que David había manifestado su preocupación por el peligro de las maniobras militares. Myrta, haciéndose partícipe de la causa viequense y para dar a conocer el lamentable suceso de su hermano, participó en marchas, protestas, conferencias de prensa y en  acciones de desobediencia civil. Durante los tiempos de desobediencia civil, fue arrestada  junto a la Norma E. Burgos Andújar al entrar a la zona restringida de la Marina con el fin de paralizar las maniobras.

La muerte de David provocó la campaña de desobediencia civil pacífica que venció a la Marina. Es importante, además, entender el contexto mayor de esa lucha y los otros factores particulares de ese momento que permitieron canalizar eficazmente la indignación y la ira que provocó esa muerte. A finales de los años noventa, existía mayor conciencia sobre la relación entre los tóxicos militares y la salud, comparado con etapas anteriores (Se había terminado la Guerra Fría). Un momento importante fue la fundación, en 1993, del Comité Pro Rescate y Desarrollo de Vieques, que contaba con veteranos de las luchas anti Marina de los 60 y 70 y otras personas de la comunidad; conjuntamente, se formó una amplia red de apoyo en la Isla Grande y en la diáspora.

El apoyo generalizado de la sociedad puertorriqueña obligó a los sectores ideológicos a unirse de forma histórica. Los penepés y populares marcharon junto a pipiolos y socialistas; los obispos de todas las iglesias formaron el Concilio Ecuménico por la Paz de Vieques. Todo esto surgió a raíz del 19 de abril de 1999, y resultó en la unidad y compromiso con el pueblo de Vieques, lo que obligó a los políticos en P.R. y en Washington a actuar correctamente.

La muerte de Sanes puso fin al uso de Vieques para agredir a otros pueblos y terminó con un proceso de agresión contra este pedazo del Planeta Tierra.  Y, tal vez, más importante, manifestó el poder del pueblo organizado, militante, comprometido ante un agresor de enormes proporciones. Nos enseñó que tenemos la capacidad de rehacer el mundo.