Renia Fermaint Rosa, o la posibilidad de ser y no ser ella

Cultura

Anoche, ante casa llena, se presentó la artista performera, Renia Fermaint Rosa, en una interpretación de una obra, que incluye danza corporal improvisada, como diálogo y monólogos improvisados, y sobre todo mucho movimiento creativo.

El acto artístico, el cual se llevó a cabo en la Casa Cultural Ruth Hernández, en Río Piedras, llevaba por título Esas que no soy yo. La joven artista y periodista en El Post Antillano, estuvo acompañada en la música de Enrique Cárdenas, en la parte espiritual de Veroshk Williams, y en la parte afectiva de los diálogos, de su madre, Sonia Rosa.

¿Cómo es eso, que uno es o no es las otras que llevo dentro? La pieza creativa presentada por Fermaint Rosa, conlleva un diálogo muy delicado con su propia experiencia de haber sido paciente de salud mental en Puerto Rico. Es una experiencia terrible y dolorosa, como lo narra la propia danza, los objetos puestos en escena que fueron muy bien pensados y seleccionados, y los diálogos y monólogos sostenidos por la actriz. En esta medida,  la ejecución realizada por Fermaint Rosa no buscaba denunciar lo bueno o lo malo de los tratamientos, sino ese diálogo transformativo de la propia psiquis y su expresión visual: el cuerpo.

Se trató de un trabajo experimental, donde el mapa conceptual permitió que en escena tanto Renia como los otros que participan, pudieron ejecutar de forma improvisada y manteniendo un diálogo a veces simétrico, y en muchas ocasiones asimétrico. Lo cierto es que el trabajo de Fermaint Rosa nos permitió normalizar cualquier condición conocida de salud mental, y más que nada, humanizarla.

En la actuación me vienen recuerdos del Hospital Psiquiátrico de la Habana, pionero en tratamientos de avanzada que transformaron la condición de paciente-farmaco, a paciente-sujeto potencial de recuperación por vía de la actuación artística. Para aquellos que fueron a Cuba en la década de 1970, se recordarán que como parte de las atracciones turísticas que ofrecía la hermana república caribeña, se encontraba ir al hospital y ver obras de teatro donde participaban los pacientes.

Pero lo bueno tiene su contrapunto. El documental histórico del tema de psiquiatría-paciente es el famoso trabajo de Frederick Wiseman, Titicut Follie (EE. UU., 1967), el cual narra la locura, dentro de un hospital psiquiátrico, como parte de lo excéntrico y perverso. A pesar que este documental aún se exhibe, para el genio cineasta de Wiseman, el mismo le causó demasiados problemas legales y personales.

Pero Renia Fermaint Rosa, en su actuación de anoche dejó atrás los diálogos caribeños o estadounidenses del tema.  Hablar de esas muchas que no soy, también es hablar de esas muchas que soy a pesar que deseo no serlas. Es vivir con condiciones de salud, con las cuales podemos aprender a convivir y ser felices y tener una vida plena. Algo así como la historia de John Nash, Premio Nobel de Economía, y la condición de salud mental con la cual vivió toda su vida. Esto se narra en el filme A beautiful mind (Dir. Ron Howard, EE. UU., 2001),  película donde se explica que vivir con una condición de salud mental no es necesariamente un problema para la exclusión, sino que puede ayudar para la inclusión y socialización de la persona.

Con esa me despido: la actividad de anoche, a cargo de Fermaint Rosa y amigos me sirvió para entender que el problema no yace exclusivamente en el paciente. Yace en los tratamientos, los fármacos, los centros de cuidos, de las personas que padecen algún tipo de problema de salud mental. Estos se problematizan por la medicina. Aunque, como demostró la propia Fermaint Rosa salir de la condición impuesta, es un acto de sanación al cual cada persona llamada paciente, puede aspirar. Adelante Fermaint Rosa, mucha paz y sabiduría.

Crédito foto: Francheska Marcial Rosa