Rusia condona deuda a Cuba, ¿Y los Bonistas de los EE.UU. qué de Puerto Rico?

Justicia Social

De un plumazo el viernes pasado, a la llegada del presidente de la federación Rusa, Vladimir Putin, a la isla de Cuba, este informó que su gobierno le estaba condonando el 90% del dinero que la isla caribeña le debe al país Europeo-Asiático. Así no más, bajo una ley que autorizaba la declaración del parlamento ruso, el presidente Putin firmó la ley en Cuba, lo cual tiene consecuencias monumentales para ambos países, pero también para el resto de las naciones del Caribe y América Latina.

Vivimos un mundo que cada vez cambia más, y en el cual las relaciones de la geopolítica ya no se componen a partir de lo que los sistemas mediáticos corporativos determinen. Las relaciones de la geopolítica se están constituyendo hoy, con movidas estratégicas las cuales tienen repercusiones positivas entre los interlocutores.

 En esta medida, la movida del gobierno de Rusia, a la llegada de su presidente en antesala a su visita oficial-deportiva a Brasil, donde participó inicialmente en la final de la Copa del Mundo FIFA 2014, y luego prosiguió en la Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), no es un acto aislado y poco pensado. Dicha condonación al gobierno cubano, se había pensado y propuesto en reunión entre cancilleres de relaciones exteriores de ambos países en el pasado mes de octubre de 2013. Su firma, no obstante, si fue un acto oportuno y bien pensado: firmar en Cuba constituyó un “gol” para la diplomacia rusa. ¿Por qué?

Porque en el contexto de la cumbre de los BRICS, la cual ha sido reseñada de forma exclusiva en Puerto Rico por El Post Antillano en los pasados días, no sólo dichos países constituyeron un Nuevo Banco de Desarrollo, sino que también constituyeron un fondo de reservas de divisas para los países miembros. En esta coyuntura, lo que lograron fue la independencia de las dos instituciones que desde el 1944 los EE.UU ha controlado: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Plantear condonar una deuda, con una respuesta de creación institucional, más que un gol, es ganar el partido. En otras palabras, el gobierno ruso, a la “entrada de la casa del trompo”, bailó una solución no esperada.

El impacto de esta movida fue tan bien acogida, que el gobierno de Argentina, el cual se encuentra en una crisis con los bonistas/acreedores de los EE.UU. en la categoría de buitres, por vía de su presidenta Cristina Fernández, reconoció el valor de la movida del gobierno ruso. La señora Fernández quien recibió al presidente Putin en viaje en escala antes de que éste continuara para Brasil, indicó que se trata de “un ejemplo digno de imitar”. Esto hay que entenderlo en la decisión del Tribunal Supremo de los EE.UU. que durante el pasado mes de junio emitió una decisión favoreciendo a los fondos de bonistas llamados “buitres”, y forzando al gobierno de Argentina a pagarle a estos la suma de $1300 millones de dólares.

El problema de los fondos buitres, que son realmente hablando prestamistas de alto riesgo que le ofrecen dinero a países en crisis económica o al borde de la bancarrota, a cambio de condiciones onerosas, es una situación promovida por el gobierno de los EE.UU. Desde el 1989, y bajo el entonces secretario del tesoro de los EE.UU., James Bradley, se impuso el llamado “Plan Brady”. Mediante este plan, la deuda soberana de un país foráneo, no sería más representada por un solo acreedor, la banca nacional de otro país foráneo, sino por el conjunto de acreedores de distintos niveles que podrían hacer exigencias. En esta medida, los prestamistas de alto riesgo entraron por la puerta ancha para prestar y exigir su pago en momento en que la morosidad les apriete.

Estando Argentina asediada por fondos buitres, llegamos a Puerto Rico, país que se encuentra en similar condición. Distinto a Cuba, Puerto Rico tiene una deuda pública de 73 mil millones de dólares, con distintos prestamista algunos de estos en categoría buitre. Por ejemplo los fondos buitres Franklin Funds, hoy tienen demandados tanto al gobierno de la Argentina como al gobierno de Puerto Rico.

Las diferencias entre Puerto Rico y los otros países, son varias: por un lado, el gobierno de los EE.UU., aunque pudiera, no ha salido al paso a condonarle la deuda al gobierno de Puerto Rico; el gobierno de Puerto Rico, no tiene capacidad soberana para negar el pago de la deuda, como lo hacen en este caso Rusia, Cuba y Argentina; el gobierno de Puerto Rico tiene el peso del Congreso de los EE.UU., como rector del destino de esta isla caribeña, lo cual no le pasa a ninguno de los países antes mencionados.

Ahora bien, en lo que sí el gobierno de Puerto Rico ha sido un tanto distinto a los otros países, ha sido en la promulgación de la llamada ley de Quiebra Criolla (Ley para el Cumplimiento de las Deudas y para la Recuperación de las Corporaciones Públicas) es en promover una ley para forzar negociar con sus acreedores. De los $73 mil millones de dólares, sobre $61 mil millones se encuentran adeudados por las corporaciones públicas. Negociar en los términos de conveniencia del gobierno, comienza a emerger como un interesante acto de desafío de esta colonia-territorio no incorporado de los EE.UU.

El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, como también había indicado hace unos días la presidenta de Argentina, Cristina Fernández , se “cansó” de las casas acreditadoras y de los bonistas. Pues bien, nosotros también nos “cansamos”. Ahora que venga un impago estructurado, de forma tal que las necesidades del pueblo se satisfagan. Lo mejor está por venir.

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