“Porque yo no hilo lana
porque yo estoy expuesto cada día
a órdenes de arresto
y mi casa está expuesta a las visitas policíacas
a las pesquisas, a las “operaciones de limpieza”
porque me encuentro en la imposibilidad
de comprar papel
grabaré todo lo que me sucede, grabaré todos mis secretos
en un olivo del patio de mi casa
yo grabaré mi historia y el retablo de mi drama
y mis suspiros en mi jardín
y las tumbas de mis muertos…”
-‘Tawfiq Zi-yad
Escrito en el tronco de un olivo
Poesía de Resistencia
Amanece en Gaza. La noche de ayer, la noche anterior, todas las noches, la sangre extiende su manto sin identidad; alguien será hijo de la muerte. En la callejuela ya sin orillas las balas son el polisón en tierra, amargo y asesino, que entra en cualquier hogar y se hace amo de los silencios.
No sé por qué me ha dado por recordar “Las Pinturas Negras” de Francisco Goya y Lucientes en especial una “Átropos, Las Parcas o El Destino” centrada en la temática del destino; una revisión del tema mitológico de las diosas del destino las Parcas, encabezadas por Átropos, diosa de lo inexorable, que porta unas tijeras para cortar el hilo; Cloto, con su rueca (que Goya sustituye por un muñeco o recién nacido, probable alegoría de la vida), y Láquesis, la hiladora, que en esta representación mira a través de un lente o espejo y simboliza el tiempo. No sé de qué autoría esta inquietud de poner a Átropos reclinada sobre esa nación llagada de gritos y sangre y después invertir los papeles, agitar la vigencia de este gran cuadro oscuro de Goya. Pesada metáfora contra la voz, que muchos poetas unidos queremos desnudar. Pintura negra de un pueblo que juega día a día al exterminio. Los versos de este poeta Tawfiq Zi-Yad, no pueden ser más dramáticos y también incitadores. La voz intenta sobrevivir ante cualquier aviso de hecatombe. Puede ser que Palestina no tenga una hora para el mañana o que el mañana magistral, sea un enorme signo de luto. El poema de Zi-Yad revela que existen días de solamente una hora bajo el crédito de los vivos. Más vivo, repito, palabra mágica, sea ese olivo extirpado por la atrocidad del hombre, olivo que está supuesto a resistir el grabado de esas letras, cuando no haya papel o lápiz, o una computadora que enseñe el camino de la felicidad. En esa corteza soledosa, inexpresiva, puede quedarse el poema de la libertad y la justicia. Voy a un paralelo: 25 de julio de 1978. Dos jóvenes-siempre jóvenes en el verbo de Cronos-son asesinados en el Cerro Maravilla. La balística señorea el poder del estado. El gobernador de turno-¿acaso se podría decir su nombre?-proclama el heroísmo condecorando al duermevela del fango. Un crimen político, desde luego, como tantos porque aquí en la colonia aún no se termina de exhumar cadáveres. La voz del patriota es cielo raso, bagazo, como dijera siempre el Negro Domingo bajo la señal de Abelardo Díaz Alfaro. Al igual que Palestina no terminan de agotarse las artimañas, las mentiras oficiales, los votos convocados al silencio de la verdadera identidad. Puerto Rico sufre el más estilizado de los bombardeos: el silencio apacible de la conciencia. Patrias paralelas, donde cada cual sufre los actos de su testimonio. ¿Y en qué flamboyán, almácigo, o ceiba se podrá grabar un nombre justo de poesía?
Queda luchar. Y mucho. Tanto más que los días de desolación, o de sonidos que caerán como buitres sobre la sangre. Usaremos la poesía, y su gran maquinaria de revelaciones. Vamos a grabar todo lo que nos suceda, abrazados a Palestina. Viento y sombra, sombra y agua, como dijera García Lorca en el tiempo del asalto de La Benemérita, en aquellas noches donde la piel gitana era un pandero de tragedias. Lejos de Herodoto, se grabará la historia en cada memoria, en cada alma que se consiga libre y presurosa, clamando el fin de los infiernos. Cada niño, que cerró sus ojos estará en la mirada y en la voz.
El miércoles 6 de agosto a las 6:30 PM en La Plaza Palmer de Caguas Poetas en Marcha y La Universidad del Pueblo comenzaremos a escribir los Cuadernos de Palestina. Cuadernos hechos a la voz, al abrazo, a la herida dulce que salva la resistencia. Poesía luminosa, de la cual hago bajar los ojos, para amarla y vivirla. Cuadernos que cuentan una historia. Palestina, Puerto Rico, todos. Me quiero ir a aprender con la poesía de Kamal Nasir, y regresar a mi pueblo, con un tiempo feroz de iluminación:
Te contaré una historia.
Una historia que vivió en los
sueños de la gente.
Una historia que salió del
Mundo de las tiendas de campaña
hecha por el hambre,
y decorada por las
noches oscuras en mi país.
Y mi país es un puñado
de refugiados.
Cada veinte de ellos
tienen una libra de harina
y promesas de alivio,
regalos y paquetes.
Es la historia del sufrimiento
de un colectivo
que aguantó el hambre
durante diez años
entre desgarros y agonía
entre privación y añoranza.
Es la historia de un pueblo
que fue engañado
que fue arrojado
en los laberintos de los años.
Pero ellos desafiaron
y aguantaron
desnudos y unidos.
Y encendieron,
desde los campos de refugiados,
la revolución del regreso
desde el mundo de la oscuridad.
Kamal Nasir
LA HISTORIA