Algunos apuntes sobre la historia de colectivos literarios en Puerto Rico (1ra Parte)

Cultura

A través de las décadas algunos grupos literarios se han dejado sentir con fuerza y han dejado su huella en la historia cultural del País. Si hoy existe la nueva encarnación del PEN CLUB de Puerto Rico, y grupos más jóvenes como La Cofradía de Escritores, Letras Robadas, Las Tejedoras de Palabras y los Escritores del Sur, en parte se debe a una costumbre saludable que existe entre algunos creadores. Y digo saludable, porque airearse con el contacto, escuchar a otros, y sentarse en una mesa con ánimo de recibir sugerencias, enriquece.

Aunque es preciso reconocer que gran parte del trabajo de un escritor se realiza en soledad, proceso que irremediablemente se elabora de forma adecuada en tal circunstancia. Experiencia que difiere, por ejemplo, a de la de un músico o un cineasta. Por tal razón, es que se puede entender que algunos escritores no gusten necesariamente de interactuar con colegas o lectores.

En Puerto Rico, grupos que surgen de publicaciones como Indice, Guajana, Zona de carga y descarga, Mairena, Filo de juego, o Taller Literario, marcaron con su dinámica parte de la gesta creativa de su época. Y los nombres de sus gestores (Pedreira, Vicente Rodríguez Nietzsche, Manuel de la Puebla, entre otros) sirven para reconocer de inmediato a ciertos autores que, de una u otra forma, dejaron una estela apalabrada colectiva.

En lo que va de siglo XXI, y gracias al acontecimiento cultural que llevó el nombre De Generaciones, se realizó una obra conjunta entre colectivos que dejó un libro valioso: Los rostros de la Hidra, coordinado por Julio César Pol, junto a Nicole Cecilia Delgado, Loretta Collins y este servidor (detalle acerca de la colaboración que, en sucesivas ediciones, debe estar más claro). De esa manera, fue posible dar un perfil generacional, que comprende un periodo creativo de 10 años, representado por una muestra del catálogo de poetas que publicaron en las revistas Taller Literario, El Sótano 00931, Zurde y Tongüas. La publicación del volumen, en una co-edición entre Isla Negra Editores y Publicaciones Gaviota, en el 2008, mereció al año siguiente el Premio PEN CLUB a la mejor antología por su importancia histórica.

La pasada década también vio el nacimiento del colectivo Agentes Catalíticos. Los nombres de la Junta Editorial de lo que comenzó como una revista, continuó como una editorial y ha culminado en una librería, son conocidos en el panorama literario actual. Nos referimos a Samuel Medina, Sergio Gutiérrez Negrón, Juanluis Ramos y Rubén Ramos.

Continuaremos en un segundo artículo este tema de los colectivos literarios en Puerto Rico focalizando sobre la trayectoria de estos cuatro jóvenes escritores y ofreciendo otros apuntes acerca de algunos colectivos literarios. Hasta la próxima.