Voces y reflexiones por Palestina

Cultura

El próximo miércoles 6 de agosto, a las 6:30 se realizará el evento Poesía unida contra la guerra: Himno de Amor a Palestina, en la Plaza Palmer de Caguas.

Con el auspicio de Poetas en Marcha, El Post Antillano y la Universidad del Pueblo este recital aglutinará a sobre cincuenta artistas, y tendrá como invitados especiales a la activista Somaya Soler y la Comunidad Musulmana-Palestina radicada en Puerto Rico.

Entre los escritores, músicos, actores y pintores que ya han confirmado su presencia, se encuentran: Iris Miranda, Aurora Sonilu Pérez, Sasha Méndez, Luis Francisco Cintrón Morales, Daniel Márquez, Jessika Reyes y Luis Enrique Romero.

En el marco de tal evento, y ante los acontecimientos recientes en la franja de Gaza, queremos traer a los lectores de El Post Antillano, una serie de reflexiones de algunas personalidades de la cultura puertorriqueñas acerca de lo que está sucediendo en Palestina.

A continuación la reflexiones del poeta Noel Luna, de la novelista Marta Aponte, del editor Carlos Roberto Gómez, de la Educadora en Derechos Humanos Irma Lugo Nazario, y de la Profesora de la Escuela de Derecho Érika Fontánez Torres, en torno a lo que sucede en estos momentos en Medio Oriente

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En Gaza se quiebra hoy nuestra humanidad, no solo la de los palestinos. La crueldad salvaje y la violencia genocida que el estado israelí desata sobre los niños de esta nación es una infamia que acontece ante la mirada cómplice de aquellos países que podrían intervenir eficazmente y no lo hacen, y prefieren seguir escudándose tras el cómodo y rentable terror al "terrorismo", que sirve hoy en día para justificar casi cualquier barbaridad. Que no llegue el día en que nos acostumbremos a una foto como ésta (y tantas otras). Que no llegue el día en que nuestra indiferencia se conforme con pensar que se trata de una foto más de los inevitables sufrimientos de la guerra. En Gaza, hoy, bajo el aparato militar israelí, padece y perece nuestra humanidad, en los cuerpos temblorosos, aterrorizados y mutilados de unos niños que al parecer no valen tanto como los niños del capitalismo europeo y americano. Da asco la masacre que el Estado de Israel está cometiendo en Gaza. Da asco que las hipócritas potencias occidentales lo permitan, y que las muertes de hoy en alguna parte de Gaza sean tan solo un minuto de tristeza en el noticiero de la tarde.

Noel Luna, Catedrático

Autor de libros como Música de cámara, Teoría del conocimiento, e Hilo de Voz, entre otros

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La verdad es que el asunto aturde a cualquiera porque la normalidad que se acepta es inaceptable. Y creo que tenemos un deber ético de denunciar y abogar para que esto cese de una vez y por todas y que no se utilicen más lo espurios argumentos que le dan autoridad al Estado de Israel para hacer lo que hace en contra de la humanidad misma, y ni hablar del derecho internacional y los preceptos de derechos humanos universales. Nos debe interesar a todos y todas precisamente por nuestra humanidad, porque siempre estamos expuestos a ser vulnerables frente a quienes adquieren demasiado poder a costa de la autoridad que legitima la violencia. Y nos debe interesar como individuos y como colectivo.

En cuanto al derecho internacional, me haría eco de lo que el profesor de la Facultad de Derecho de Harvard, Paul Khan, ha dicho respecto a los graves límites del derecho para atender una situación como esta: el derecho internacional en su mayoría, su normativa, parte de la premisa de la existencia de dos partes Estado, o dos entes. Aquí precisamente lo que subyace a la controversia es la existencia misma de un grupo, la posibilidad de existencia, de comunidad política. Si Israel no reconoce y más bien persigue eliminar a los palestinos, no cabe hablar de las premisas y conceptos tan pervertidos respecto al derecho internacional: proporcionalidad, daño colateral, legítima defensa. El Derecho carga unas premisas sobre la existencia de una comunidad política que acepta a otra y aquí es la no aceptación de los palestinos lo que está en juego. De ahí que estemos ante un problema humanitario, en que la humanidad misma es lo que está en juego y por lo tanto, el Estado de Israel debe responder a la comunidad internacional por la matanza que lleva a cabo.

Érika Fontánez Torres

Profesora, Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico 

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(Ante las imágenes de una niña palestina rescatando sus libros entre las ruinas de lo que fue su hogar).

Entre los escombros la palabra rescatada por el acto; ambos (decir y hacer) movidos por el alma que también sabe buscar una piedra justa para la honda... ¡Palestina!, como una pequeña piedra dentro de una pesada bota, has sabido resistir incómoda, milenaria e inaudita....

Palestina, nos duele y nos humilla a TODOS los que hemos visto como el estado judío, apoyados en una promesa mítica, en la riqueza e influencia de algunos de sus ciudadanos y en la inacción de los organismos de paz y justicia mundial, han decidido el genocidio de un pueblo vecino e invadido.

Carlos Roberto Gómez, Fundador Isla Negra Editores,

autor de los libros Aún y Mapa del corazón del hombre

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El pueblo palestino es víctima de un genocidio justificado por los agresores como ejercicio del derecho a la defensa propia. Cada cierto tiempo, como si se rigieran por un calendario atroz, las fuerzas armadas del estado de Israel asesinan a miles de civiles palestinos atrapados en un reducto sin escapatoria posible. La matanza actual deja ya un saldo de más de un millar de muertos. Cuando no se traduce en ataques con misiles (en dos semanas han lanzado más de 3,000 sobre un territorio cuya extensión equivale a una tercera parte del tamaño de Puerto Rico) el cerco de Gaza sigue siendo implacable. El ejército israelí controla el acceso por mar, tierra y aire. Hace años destruyeron el aeropuerto de la franja. Acaban de bombardear una escuela de la Organización de las Naciones Unidas que servía de refugio. Lo hacen porque se sienten invulnerables, protegidos por Estados Unidos y sus aliados europeos. Lo hacen porque consideran infrahumanos a los palestinos, que fueron sus vecinos históricos, y con quienes, se dice, convivían en paz relativa antes de la expulsión de los palestinos de sus lugares seculares y la fundación de Israel. Esta barbarie provoca indignación y sobresale entre los escenarios de horror de tantos conflictos sangrientos porque la ejecuta un estado que algunos consideran democrático.

Marta Aponte Alsina, narradora

Autora de novelas como Angélica furiosa, El cuarto rey mago, Sexto sueño y El fantasma de las cosas.

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Conocer y estudiar el horror del holocausto judío provocado por los nazis fue uno de los temas iniciales que me llevó a seguir estudiando y trabajar los temas de los de derechos humanos. Pero según vas estudiando te das cuenta de muchos otros horrores de esa misma guerra; la matanza de gitanos y homosexuales, la matanza de personas de otras religiones, de los comunistas y de los millones de mujeres, niños, hombres, personas que murieron a través de toda Europa y el mundo como producto de esa guerra. La generación que sobrevivió asumió un compromiso;¡¡que los horrores de esa guerra no se repitiese en el mundo!! Se trabajó un documento importante que fuese base para nuestra humanidad, para todos los seres humanos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, surgió la ONU y con el tiempo hemos visto cómo los horrores de las guerras y los genocidios en nuestro mundo se siguen reproduciendo. Como si la humanidad no hubiese aprendido nada. Vemos como los países e imperios valoran más el saqueo o robo (petróleo, minerales, recursos de otras naciones), los negocios y la venta de armas antes que las personas. Y encima nos sentimos en ser una civilización avanzada. ¿¿Contradictorio verdad??

Lo que está ocurriendo en este momento en Gaza, el asesinato y genocidio del pueblo palestino representa la capacidad de muerte y destrucción de la humanidad. No podemos ni debemos quedarnos callados, debemos denunciar y educar. Nos sentimos impotentes porque no podemos hacer más, nada justifica la pérdida de una vida. Nuestro llamado debe ser al cese al fuego inmediato. No debemos perder la esperanza, la esperanza por la paz. Me alegra leer y escuchar la voces de miles de personas denunciando y exigiendo pero a la misma vez sentimos impotencia y nos preguntamos qué más podemos hacer?? La idea del boycott a Israel y leer como se trabajó contra el Apartheid en Sudáfrica me dice que es una posibilidad que debemos seguir intentando, me simpatiza esa idea y creo que es algo en que las redes sociales nos pueden ayudar. La esperanza es lo último que debemos perder!! Hay esperanza cuando leo sobre israelitas que desde el mismo Israel dicen: “No en mi Nombre”, y cuando veo a Madres Contra la Guerra tan comprometidas luchando y denunciando. Nos queda mucho por Educar. Esa es la base de todo. Educar en Derechos Humanos. Aprender de la Historia. ¡¡¡Enseñarla!!! ¡¡Educar desde una Cultura de Paz!! En Solidaridad.

Irma Lugo Nazario

Amnistía Internacional

Profesora de Derechos Humanos, Programa Graduado de Sistemas de Justicia

Universidad Sagrado Corazón