Yo espero

Historia

Todo gira y hasta el miedo más íntimo se nombra. Todo fluye y hasta la soledad más abrumadora se esparcía con mi sombra. Llegué con poco más que nada. Con un par de estrellas fugaces derramadas por Dios que danzaban entre neuronas. Con un par de respiros que delimitaban mi persona. Con un súbito renacer entre el recorrido, normal, de esta avenida. Muchas copas de miedo, ganas y destellos. Vida.

Cada mañana, caminé a la par con un desfile de sueños de rebeldía y vi a mis pasos agrietar las aceras. Por la fuerza del deseo y a veces por exiliarme a frustraciones que no conociera. Todo por un baño de sol rociado de porvenir - en el que amanezco cada día. Por eso, yo espero. Yo espero, mientras dure, que yo no se quede aquí y siga. Que el paso que avanzó, el brazo que torció y el ímpetu que nació vistan los túneles más infinitos del futuro. Yo espero, mientras dure, que las manos se sigan alimentando. Y que el sentido se continúe transformando. Que el nutrir de los pasos provenga de estas ansías terribles de plasmar nuevos trazos. De inventar colores por la necesidad de pintar nuevos lazos. Yo espero que el tiempo, que ahora es historia, fluya y encuentre su cauce en estas ventanas que no permiten que yo concluya.

Plenitud que se posa en el horizonte, al alcance de una mirada tras estas ventanas. Tan lejos como la falta de ganas para alcanzarla. Tan cerca como los tropiezos que encontraré para evitarla. Por eso, yo espero. Yo espero, mientras dure, que el paso que traspasa y las paredes que pronto serán casa armonicen estos nervios. Yo espero que la sombra que me persigue no pase, no, de esta orilla. Así, algo de mí quedará para actuar como semilla. Yo espero lo que voy buscando. Yo espero, mientras dure, que estas últimas veces, que alguna vez fueron primeras, encuentren correspondencia en rutas venideras. Yo espero, realmente, no irme jamás.