El Ébola y el Caribe… otra enfermedad de negros

Justicia Social

El epidemiólogo nacional de Santa Lucía, Nahum Jn Baptiste, ha anunciado que la subregión del Caribe Oriental está preparada para cualquier eventualidad relacionada con el virus del Ébola. ¿Por qué el Caribe está pensando en un virus cuya incidencia está marcadamente restringida a África Occidental? ¿En Puerto Rico alguien ha hablado de esta enfermedad? ¿Se han tomado medidas?

Es interesante, e importante, saber que esta enfermedad fue aislada en el 1976 y que desde entonces ha representado una grave amenaza de salud pública en Liberia, república fundada mayormente por ex-esclavos que regresaron a África desde el Caribe y Estados Unidos, Nigeria, de donde vienen nuestras poblaciones Yorubas, y Sierra Leona. Este virus, que llega a una mortandad de 90%, no tenía tratamiento disponible alguno, por lo menos hasta hace dos días.

Durante el pasado fin de semana se reportó el primer caso de ébola en los Estados Unidos. No se trata de una persona infectada por el virus en territorio de Estados Unidos, sino de un médico que servía en África y que se infectó durante su trabajo como médico. Una misionera también se vio infectada. Debemos recordar que este virus sólo se transmite por medio de infección debida a contacto con fluidos corporales de una persona que presenta la enfermedad. En el caso de médico el mismo ha sido trasladado a Atlanta, a un hospital con instalaciones de contención, donde ha sido tratado con un suero que estaba siendo investigado pero que no se había utilizado. Sorprendentemente aparece un suero, una solución, al menos una alternativa de tratamiento, derivada de las hojas del tabaco, cuando un hombre y una mujer blancos se infectan con el virus. Mientras era una enfermedad de tercer mundo y de negros no había suero disponible.

Ayer veía un programa de noticias financieras, de esos que alaban al neoliberalismo cada cinco segundos, pero en esta ocasión estaban hablando del virus del Ébola. Los comentaristas decían que, aunque saben racionalmente que no hay riesgo real de contagio con el virus, no buscarían tratamiento en el hospital donde se está tratando el médico que fue trasladado a Atlanta. Uno de ellos, economista, comenta que esa actitud contrasta con el supuesto de que las personas son consumidores racionales, que es un dogma de la teoría económica moderna. Otro de los comentaristas, tratando de legitimar el miedo irracional al virus, dijo que lo que ocurre es que la gente es egoísta por naturaleza, y que por ello no querer ir al hospital de Atalanta era una actitud racional. Mientras en África Occidental la cantidad de personas muertas por el virus asciende a más de ochocientas.

En el Caribe el Dr. Fenton Ferguson, ministro de salud de Jamaica, ha indicado que el país está atento y tomando medidas frente a la crisis desatada por el virus a causa de la política de fronteras abiertas de Jamaica. La otra dimensión de la crisis, y de la biopolítica, las fronteras se cierran ante la presencia de las enfermedades. Nigeria ha cerrado las fronteras con Liberia a causa de la crisis. Jamaica está atenta al desarrollo de la crisis a causa de su política de fronteras abiertas. No puedo dejar de pensar en el congresista Phil Gingrey de Georgia que dijo que el problema mayor con los migrantes de Centro América es que pueden traer el virus del Ébola a Estados Unidos. No solo una enfermedad de negros y pobres, sino también de inmigrantes. La crisis del Ébola coloca al Caribe en guardia, pone en peligro a los migrantes de Centro América y hace que por arte de magia aparezca un tratamiento. Biopolítica, nada más.

Crédito foto: CDC/ Dr. Erskine Palmer, Russell Regnery, Ph.D., Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público