La costa ante la montaña: En el malecón de Naguabo

Cultura

Hacía cerca de cinco años que no compartía en el malecón de Naguabo. Históricamente conocida la región como la comarca de Daguao, donde controlaba a la llegada de los españoles el cacique Yakibo. Para 1513 los españoles iniciaron la colonización de esta región del país, aunque no fue hasta el 1821 que el pueblo de Naguabo inició su fundación. Hoy transitamos por el malecón de lo que fue históricamente hablando un pueblo costero, productor y exportador de caña de azúcar. Con sobre 20 trapiches de caña durante el Siglo 19, Naguabo se impuso como una territorio donde los colonos blancos convivían con los negros esclavizados, y los indígenas (Taínos y Caribes) que se concentraron en esta área geográfica del país.

Hoy Naguabo es harto conocido por su malecón, el cual se ha reducido a un lugar de entretenimiento fundamentalmente dominguero. Allí las familias boricuas participan en la gastronomía de la costa en Puerto Rico, que consta esencialmente de los productos del mar. En particular, el malecón de Naguabo ofrece su mejor producto: el pastelillo de Chapín. Por este rico manjar de playa y costero en Puerto Rico, es que Naguabo se ha convertido en una gran atracción turística de domingo.

El malecón de Naguabo, es sin lugar a dudas un epicentro de la cultura popular boricua, donde confluyen los descendientes de antiguas poblaciones esclavizadas, con los descendientes de poblaciones indígenas y los viajeros que por allí pasan. Al ritmo de la salsa, del calor de los calderos y de un sol inclemente, los visitantes se detienen allí para comer pescado fresco, todo tipo de fritanga, y para beber cualquier bebida caribeña, consagrada o por consagrarse.

Lo interesante de ir al malecón de Naguabo, es que no importa que, y a pesar de los miles de viajeros que transitan por allí durante todo el fin de semana, la riqueza histórica acumulada por los años de explotación de la caña y de las poblaciones esclavizadas de entonces, se ha perdido. Volver al malecón de Naguabo, a pesar de las dos docenas de negocios, restaurantes, chinchorros, y vendedores ambulantes, que allí laboran, se topa uno con un lugar muy empobrecido. Donde la alcaldía ha invertido poco en baños públicos, parqueo accesible, y remozar las facilidades colectivas.

La imagen que uno se lleva de Naguabo es la de un viejo puerto, donde hubo explotación cañera, y donde hoy los únicos que aún quedan para recordarnos dicha historia, son los descendientes de sus ancestros. Pero sobre todas las cosas, la imagen más dura del malecón de Naguabo es su pobreza. Pobreza que ni los miles de pastelillos de Chapín, ni la música de salsa a todo volumen, ni las miles de motoras que allí se detienen, ni los vehículos jeep de pasadía dominguero que allí transitan; nada de esto, ayuda a transformar la imagen de pobreza que allí persiste. ¿Tendrá que ver esto con la historia de desigualdad de la plantación de la caña y la esclavitud? Usted dirá.

Crédito foto: cavenaghi9, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.es)