Ante tanto de lo que ocurre en el archipiélago nacional boricua y el panorama internacional

Cultura

Ahora que el gobierno comienza a recortar servicios por la llamada crisis fiscal, que uno comienza a ver a niños del Programa de Educación Especial teniendo dificultad y problemas a la hora de recibir los servicios básicos que les corresponde; o cuando uno mira con desconcierto que de las casi 40 rutas de la Autoridad Metropolitana de Autobuses serán eliminadas más de la mitad, en momentos que los conductores abandonan las guaguas para presionar a favor del reclamo de turno, dejando varados por horas – sin aviso alguno- a los usuarios;

o ante el incierto horizonte que representa el involuntario exilio para valiosos profesionales que no encuentran oportunidades apropiadas, continuación de la ola migratoria que hace par de lustros nos vuelve a desangrar (no es saludable que el bienestar de los que permanecen esté relacionado con los miles que se van).


Ya en este punto es inevitable no mirar con suspicacia esos eslóganes, con música y fanfarria, que rezan: “entre todos tenemos que enfrentar la situación”. Cuando, simultáneamente -y como si fuera un eco de Ley 7 y medidas similares que solo afectan a los que menos tienen- esperan sin devengar sueldo alguno, quienes limpian oficinas u ofrecen seguridad a una agencia gubernamental… los mismos que cobran un ínfimo sueldo. Cortesía gracias a la kafkiana ‘burocracia’ que caracteriza a las diversas administraciones. Entonces… No queda otra que sacar en claro lo de siempre…

Ante tanta situación que nubla la visión cuando focalizamos en lo que ocurre en el archipiélago nacional o en el panorama “circense” internacional –mencionemos, por ejemplo, el espectáculo de indiferencia de organismos internacionales ante la tragedia en Gaza o la epidemia del ébola en las naciones africanas-. Ante tanta visión es inevitable no recordar ciertos versos… versos que muchas veces resultan imprescindibles, necesarios, quizás como intento descorazonado que busca, entre las metaforizadas fisuras del poema, algún rastro de esperanza en medio del desaliento…


ANTE TANTA VISIÓN por Angelamaría Dávila

Ante tanta visión de historia y prehistoria

de mitos

de verdades a medias –o a cuartas-

ante tanto soñarme, me vi,

la luz de dos palabras me descolgó la sombra:

animal triste.

soy un animal triste parado y caminando sobre un globo de tierra.

lo de animal lo digo con ternura,

y lo de triste lo digo con tristeza,

como debe ser,

como siempre le enseñan a uno el color gris

un animal que habla

para decirle a uno parecido su esperanza

un mamífero triste con dos manos

metida en una cueva pensando en que amanezca,

con una infancia torpe y oprimida por cosas tan ajenas,

un pequeño animal sobre una bola hermosa,


un animal adulto,

hembra con cría,

que sabe hablar a veces

y que quisiera ser

un mejor animal.

animal colectivo

que agarra de los otros la tristeza como un pan repartido

que aprende a reír sólo si otro ríe

-para ver cómo es-

y que sabe decir:

soy un animal triste, esperanzado,

vivo, me reproduzco, sobre un globo de tierra.

Crédito foto: Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público