¿Qué quedó de la 1 jornada primavera libertaria de La Habana?

Cultura

Entre las dos últimas semanas del pasado mes de mayo y las dos primeras de junio ocurrió la I Jornada Primavera Libertaria de La Habana, un grupo de actividades organizadas entre el Taller Libertario Alfredo López y el Espacio Social Cristo Salvador, para promover una perspectiva libertaria y anti-autoritaria sobre varios temas específicos y, sobre todo, contribuir a referenciar un accionar organizativo en autonomía y horizontalidad, frente al indetenible avance victorioso de la colonización estatal, ahora en clave mercantil, que viene ocurriendo en la sociedad cubana, con el beneplácito de muchos de aquellos que se autodefinen como “alternativos”.

La Jornada tuvo de todos los ingredientes, tanto como para renunciar a volver a hacer nada más como esto, pero también para constituir un rico material de experiencias para aquellos que deseen retomar y continuar experiencias como esta. En primer lugar, debemos dar constancia de la viscosa soledad que acompaña a estos empeños, así como el despliegue de energía en detalles, aparentemente insustanciales, que se precisa desplegar para llevar a cabo un trabajo en equipo asambleario, que supere las formas habituales de gestión de actividades, así como la pereza que nos ha sido inoculado de mil formas por este sistema, que se ha internalizado en cada uno de nosotros como una segunda naturaleza.

Pero como ya han señalado otros, no debemos perder de vista que el deseo consciente es un elemento fundamental en proyectos como la Primavera Libertaria, para los cuales nunca existen condiciones objetivas que garanticen sus posibilidades de fecunda existencia, dada la habitual mala promoción que tienen en todos lados las perspectivas libertarias y anti-autoritarias que propone el anarquismo.

Justamente, para romper lanzas con la imagen del anarquismo como otra capilla de certezas, organizada por sacerdotes monopolizadores de las sagradas escrituras anárquicas, convocamos en el primer encuentro de la Jornada al círculo de diálogo “Mi anarquismo y el de mis amigos”, donde pretendimos dar cuenta de las variadas formas de apropiación que puede generar el anarquismo y cómo ha incidido más que nada en la vida concreta de las personas y las dinámicas colectivas de aquellos que han asumido el ideal, de lo que salió una documentación visual preliminar sobre ese encuentro.

Internándonos en un tema que habitualmente ninguna de las corrientes ideo-políticas existente en Cuba prestan atención, como es el caso de la alimentación y la salud, en el segundo encuentro organizamos la presentación del libro Cocina Permacultural de la ingeniera agrónoma y activista Miriam Cabrera Viltre y pusimos en práctica una sesión de cocina colectiva bajo los principios de la Permacultural, la cual fue parcialmente documentada en crónica escrita y en video, y constituyó una gratificante e intensa experiencia colectiva, que se suma a lo que ha venido haciendo durante años Miriam. Una experiencia que hizo denotar la profunda afinidad entre esta propuesta culinaria, las perspectivas libertarias y la vida cotidiana y, por otro lado, permite ver que el comunismo no es un horizonte nebuloso para días mejores, sino un hecho común, si existen deseos para comunizar los espacios en que nos movemos.

El tercer encuentro de la I Jornada fue un video debate sobre el documental Cuba: Memoria sindical de Claudio Castillo y Jorge Mazetti, un material que permitió acceder a una historia del sindicalismo en Cuba, vista desde el prisma de las corrientes sindicales revolucionarias, incluidas las anarcosindicales, que fueron desarticuladas por la alianza entre los estalinistas y castristas entre 1960-61. Esta proyección dio lugar a un diálogo muy sustancioso sobre el paisaje social cubano contemporáneo y las posibilidades de intervención que quedó recogido en la crónica “Otra Memoria sindical para pensar el futuro de Cuba”.

El cuarto y último encuentro de la Primavera Libertaria de La Habana fue la excursión urbana Por la ruta de los anarquistas en la Habana, una actividad que recibió una promoción solidaria de una inusitada variedad de medios digitales, que debieron identificar en esta acción algo poco común en el entorno cultural habanero. En contraste con esta amplia promoción, la actividad tuvo una baja participación, causado por varias coincidencias adversas, pero también como resultado de las exitosas modalidades con que el Estado cubano ha dosificado el miedo en las personas, a la hora de hacer uso autónomo de los espacios colectivos. A pesar de todos los factores adversos, la actividad devino en un intenso diálogo en movimiento por las calles habaneras y cumplió sus propósitos de visibilizar de manera directa, en el tejido de la ciudad, la variada y amplia presencia de los anarquistas en la historia del país, particularmente en La Habana.

De lo anunciado dentro de la Jornada, quedó pendiente el círculo de diálogo Arte y anarquía, un significativo apartado que organizaremos en los próximos meses. Su no realización fue expresión concreta de los límites organizativos del grupo coordinador de la Jornada, pero también de la profunda ausencia de una perspectiva libertaria a la hora de ver la producción creativa, que atentó directamente contra este eje temático. No obstante se encuentran los caminos

Entonces ¿qué quedó de la I Jornada Primavera libertaria de La Habana? Se establecieron vínculos con valiosas personas que forman parte de otros circuitos, que pueden ser muy provechosos para el trabajo social y la ampliación de los espacios y las perspectivas libertarias en el contexto cubano. Quedó sellada una más firme y amorosa relación entre el Taller Libertario Alfredo López y el colectivo del espacio Cristo Salvador, uno de los sitios más respetados por su autonomía y autenticidad en el mundillo contracultural habanero, que permite desarrollar un trabajo sostenible. Quedó la experiencia de una manera distinta de hacer lo que habitualmente hacemos, que permite concentrar la energía y darle más visibilidad al trabajo de los anarquistas en la Habana, y de lo que podemos contribuir para esos diversos empeños por sanear nuestra isla que se hacen nuevamente visibles.

Un propósito fundamental de los que organizamos esta I Jornada Primavera Libertaria fue cumplido, a pesar de todas las falencias: generar referentes críticos para incitar a un accionar anti-autoritario dentro del anémico movimiento contracultural habanero, distinto al habitual, basado en demandar reconocimiento oficial-cooptación-neutralización, o simplemente en lograr visibilidad internacional para fugarse del país, de forma tal que podamos trascender la pérdida de sentido en que se han enterrado muchos de los proyectos y las vidas de aquellas personas que en las últimas décadas en Cuba han pretendido ser “independientes”, “alternativos”, o más recientemente “autónomos”. Parafraseando la pegatina de uno de los tantos carros antiguos que circulan por las calles habaneras, ¡no sólo critíquennos, supérennos!!!

Hicimos visible que los libertarios en La Habana podemos llevar a cabo una agenda austera de actividades, pero de forma coherente, sin necesidad de patrocinadores empresariales, ni auspiciadores estatales, sólo con la solidaridad de nuestros compañeros en el exterior y nuestra energía y persistencia libertarias. Igualmente nos demostramos que sin el miedo y el pesimismo, no importa el número de los involucrados, se puede hacer mucho más que el triste realismo político que estos sentimientos indican. Nuestros ideales no son piezas desarmables para vender o cambiar en el 12animado mercado de identidades políticas. Tampoco son carne inerte para poner a congelar, esperando mejores tiempos o un mejor precio.

Como siempre, no conocemos los planes de la temida Seguridad del Estado cubano con nosotros, ni las razones de por qué no tuvimos esta vez, de manera visible, su presencia. Tal vez simplemente estén redondeando una mejor respuesta represiva o esperando que se cumpla la misma ley de gravedad geopolítica del Tío Sam respecto a la isla: que madure la fruta para que caiga en sus manos. Pero en cualquier caso, la barrera de lo posible fue alterada nuevamente. La relación entre lo que dicen y lo que hacen los pocos anarquistas que habitan La Habana se ha concretado y ampliado a la misma vez, y los deseos por continuar haciéndolo también. Y ya se sabe que frente a los deseos acendrados de emancipación, la represión sólo produce más terror, pero también más vergüenza de vivir en este mundo de opresión.

De nuestro lado queda claro que debemos seguir buscando los más limpios y coherentes procederes para alimentar esos deseos de fraternidad, convivencia sin dominio, ni miedos y creatividad libre. Del lado de ellos, sólo ellos saben...

¡Que las energías de los espíritus libertarios que descansan en esta tierra y en muchas otras custodien estos empeños!

Crédito foto: Elemaki, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/deed.en)