Fiesta de la Calle Loíza: Una apuesta genuinamente comunitaria

Cultura

Ante tantas actividades callejeras, reclamando todas ser “genuinamente comunitarias”, nos encontramos ayer con la Fiesta de la Calle Loíza. Esta organizada por un grupo de activistas culturales y residentes de dicha calle, se llevó a cabo, por segundo año consecutivo, como una respuesta social a la necesidad de revitalizar, desde abajo, la histórica calle Loíza. Así las cosas, residentes, comercios inscritos en la calle, activistas culturales también residentes y, nosotros, el público, nos reunimos allí para celebrar el devenir de otra forma de hacer, en el argot de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, “patria-fiestas”.


Según Tito Matos, residente de la calle Loíza, organizador y codirector del grupo musical Viento de Agua, las fiestas se “organizan para profundizar en la transformación social y comunitaria”. Según él “más allá de la bebelata, la cerveza y la bulla, lo que queremos es utilizar este espacio para ofrecer talleres educativos, darle un giro más genuino a los artesanos que participan y que se satisfagan las necesidades de la comunidad”.

Tito Matos responde a las críticas que se le hacen a otras fiestas, originalmente comunitarias, las cuales han sido cooptadas por los grandes intereses corporativos, los cuales hacen una fórmula de difícil control comunitario. En esta medida, y como él comentó, “en estas fiestas se hace lo que la comunidad pidió en las reuniones previas a la celebración”.

La estructura de las fiestas de la Calle Loíza es muy similar a otras estrictamente comunitarias, donde los grandes intereses corporativos no participan de forma controladora. Nos viene a la mente el Circo Fest 2014, las Fiestas de la 23 Abajo, la Fiesta del Pescador en Loíza, y las fiestas comunitarias-náuticas en Arroyo.

Para Ileana García, actriz, activista cultural residente en la calle Loíza, y coorganizadora del evento, el valor del proyecto que organiza el colectivo comunitario PR 37 (nombre oficial de la calle Loíza), estriba en que “los organizadores y los que participamos, somos residentes de esta calle”. Se trata del trabajo que, según García, “los defensores de la cultura estamos haciendo en esta calle”.

Lo lindo de esta fiesta, la cual contó con el apoyo del Municipio de San Juan, fue la diversidad en la presentación de las actividades culturales, desde charlas hasta música, pasando por talleres y recorridos históricos. También, y a diferencia de otras fiestas, si se vio que los residentes, hombres y mujeres de todos los colores raciales y de distintas clases sociales, salieron de sus casas y se sentaron en sus sillitas, con neveritas y con sus sombrillas, a pasar la tarde de forma relajada.

Aché, mucho aché a la Fiesta de la Calle Loíza, a sus residentes y a sus organizadores. Modelo a seguir para otras fiestas. Tomen nota.