Medio ambiente, independentismo y colonialismo: ¿un incinerador en Arecibo?

Economia Solidaria

Desde la década de los años setenta, a partir de las luchas comunitarias contra la privatización de las playas en Puerto Rico y contra las industrias petroquímicas, ha surgido un movimiento político y cultural en contra de todo lo que provoque algún tipo de daño ecológico. Así las cosas, esas respuestas antiproyectos de desarrollo económico no sustentable y dañino al medio ambiente han tenido en los sectores independentistas, nacionalistas y de izquierdas, interlocutores políticos. Estos interlocutores, en los pasados 44 años, se han opuesto a todo proyecto que tenga algún efecto sobre el medio ambiente. Aclaro, algún efecto.

En los pasados cinco años, un proyecto cabildeado y aprobado bajo la pasada administración del gobierno del Partido Nuevo Progresistas y el exgobernador Luis Fortuño, aceptaron una propuesta para que se estableciera en el barrio Cambalache de Arecibo, la firma Energy Answers. La propuesta de dicha empresa es establecer, en el mismo sitiio donde yace un vertedero de 25 años de existencia, sobreexplotado y ya en sus últimos años de vida productiva, una fábrica de electricidad a partir de incinerar desperdicios. La empresa alega que se trata de un proceso limpio de producción de energía a partir del concepto "desperdicio a energía" ("waste to energy").

La oposición a este proyecto no se ha hecho esperar. Desde el 2009, la misma se ha manifestado concentrándose en tres grupos que se oponen vehementemente a dicho incinerador. Estos son las Madres de Negro, un grupo local de mujeres-madres comunitarias; el Sierra Club, organización que se origina en los EE. UU., de carácter pro ambiental y en contra de proyectos nocivos; y el Comité Basura Cero, integrado por activistas comunitarios y profesionales. Las organizaciones políticas pro independencia de Puerto Rico se han alineado y apoyan la lucha que hoy gestan estas organizaciones de base comunitaria.

Ahora bien, concluyamos de forma consensuada sobre dos asuntos: primero, la principal fuente de energía eléctrica en Puerto Rico la controla el monopolio de Estado por vía de la Autoridad de Energía Eléctrica. A nivel social y político, hay mucha insatisfacción con el servicio que esta corporación pública ofrece, fundamentalmente, porque su tecnología se ampara en el uso del petróleo, lo cual encarece los costos de producción y el propio servicio. Segundo, todas las opciones que el capital y a veces el propio Estado han ofrecido para el desarrollo de otros proyectos energéticos no amparados en uso del petróleo han sido consistentemente repudiados por los sectores independentistas, ecológicos y afines. No ha habido ni uno solo que estos sectores de base comunitaria hayan aprobado o endosado.

Entonces, reconociendo que la energía eléctrica es muy cara en Puerto Rico, nos preguntamos si hay espacio para una planta de carbón en Salinas-Guayama, o tres versiones del gaseoducto, o la explotación de los yacimientos de petróleo en la zona marítima terrestre del la Isla, o la producción de energía en fincas fotovoltaicas, o en campos de energía eólica.

La respuesta a la pregunta anterior es compleja, pero todas yacen de forma sucinta en indicar que la respuesta energética nos afectará nuestro medio ambiente y, por ende, nuestra calidad de vida. Lo interesante es que toda respuesta nos deja en la indefensión. En otras palabras, no tenemos respuesta que no sea decir “no se puede”. Ante esto, esta forma cultural de responder, ¿no será a su vez un proceso de introspección colonialista? En otras palabras, no podemos ni producir energía que no sea sin petróleo, pero si lo hacemos, entonces nos va a ir mal, pues todas nuestras iniciativas son siempre adversas, ya que no tenemos capacidad de resolver adecuadamente los retos que otro tipo de energía no basada en el petróleo nos expone.

Que cada cual decida. Mañana miércoles a las 10 a.m., en la sede del Colegio de Ingenieros en Arecibo, habrán vistas públicas en torno a la apertura o no del incinerador de Arecibo. Le exhortamos a que vaya, lea y luego decida lo que le conviene hacer social y políticamente. Que cada cual decida lo que le parezca adecuado, y que como pueblo adoptemos la posición que más nos convenga hoy y para nuestras próximas generaciones.

Crédito foto: Kennedy Joneswww.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-nd/2.0/)