El mundo es mucho más complejo ahora. Todo se ha convertido en algo muy difícil de comprender. En el mundo económico, no sabemos cómo enfrentar la crisis de acumulación del capital, los distintos tipos de capital, que desde el año 2008 han perdido la capacidad de acumulación que habían tenido históricamente. En particular luego de la crisis de 1929, los distintos tipos de capital, aunque algunos en crisis, otros logran acumular. Ahora todo indica, que todos entran en crisis. En particular, los financieros, los manufactureros y los de explotación de recursos naturales.
Dicho esto, y por virtud de un conflicto internacional poco nombrado entre países productores de petróleo, vivimos como consumidores un buen momento, toda vez que el precio sigue bajando. Ahora bien, para los países que dependen de la producción de petróleo para poder sufragar las economías nacionales, la baja en el valor de venta del barril trae consigo severos problemas. Sobre todo que los programas de seguridad social, en muchos de estos países, comienzan a verse afectados.
¿Por qué la baja? Sería fácil decir que se debe a que los países miembros de la OPEC, el gremio de productores que determina la oferta de petróleo a nivel mundial, ha decidido no bajar la cantidad de barriles que se producen diariamente. Ante los cambios naturales en los patrones de consumo sobre producción conlleva inundar los mercados, lo cual baja el precio de compra.
Más petróleo en el mercado, menos valor por barril en la compra-venta. Ahora bien, lo que hay que explicar, es que todo indica que la razón por la cual la OPEC se reprime en controlar la sobreproducción, es por una “guerra” que tiene con los EE. UU. que se ha convertido en el nuevo productor de petróleo de alto costo, llamado producción de esquicio. Es decir, la explotación de petróleo que yace inserto en las rocas, y cuya producción requiere la venta del barril a sobre $70 USD, como mínimo. El barril en los distintos mercados hoy anda en valor de venta entre $48 USD hasta $55 USD el barril. Esto quiere decir, que países como México y Venezuela, entre otros, la están pasando muy mal hoy. Pero para EE. UU., hace inadecuada la producción de petróleo de esquicio y le impone un una pregunta económica: ¿se debe detener la producción en los EE. UU. de este tipo de petróleo?
Todo indica que la conversación tiene efectos para las distintas economías nacionales que dependen de este rubro. No obstante, para el pueblo consumidor en lugares como Puerto Rico es un acierto. Es curioso, pero esta es una de las áreas donde el peso de ser territorio-colonial controla las consecuencias de los cambios en el mercado del petróleo. Es decir, la moneda nacional de Puerto Rico, que es el dólar, no se afecta. Nuestra capacidad de consumo no se afecta directamente por un dólar más fuerte o menos fuerte, pues consumimos fundamentalmente productos de los EE. UU. Por otro lado, no producimos petróleo, lo cual no afecta las condiciones económicas del País.
Lo que sí nos afecta es el hecho de que podemos consumir más, por ser más barato, un bien no renovable como la gasolina, que tiene efectos nefastos para el medio ambiente. En otras palabras, experimentaremos, por la razón que sea, mayor poder de consumo y por tanto, de gastos, en estas navidades. Con la gasolina a precio barato, ¿quién no desea recorrer la Isla? No obstante, desde una mirada ecológica o no consumista, esta baja debería servir para darnos más fuerza y garantizar que ahorremos y que utilicemos más las bicicletas. ¿Quién se apunta?
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