Una demanda del comité de la calle San Sebastián contra el municipio de San Juan, que alegaba violaciones a derechos fundamentales como la libertad de expresión y libertad de culto, culminó en una negociación exitosa. Esta concierne el acceso de cada parte a la tarima principal de un festival de cuatro días que tiene su foco principal en la calle. A eso se redujo una demanda que buscaba un interdicto contra el Municipio, que además de prestar la parte histórica de su ciudad para estas Fiestas gasta casi un millón de dólares en limpieza y seguridad para el evento de cuatro días.
Ayer, tras una vista en la que se impuso la tarea de identificar las verdaderas controversias en el caso, el juez del Tribunal de Estados Unidos en Puerto Rico, Francisco Besosa, ordenó a las partes negociar el acceso a la tarima y el número de quioscos que operará el comité. Un planeamiento de los demandantes que el comité tenía marcas registradas a los nombres “Fiestas de las Calles San Sebastián”, “Fiestas de la Calle” o “San Se”, lo que presuntamente le otorgaría un control más pleno sobre el evento, resultó no ser del todo claro. Trascendió que hubo una petición ante el Departamento de Estado para establecer las marcas registradas, pero que esta no ha llegado a culminarse formalmente.
Las “Fiestas” son un carnaval de cuatro días en la parte antigua de San Juan que se llevan celebrando desde 1970. Comenzó como un evento reducido entre vecinos en que la parte religiosa y solemne iba de la mano de la parte festiva. Pero en las últimas décadas el evento se ha convertido en una fiesta internacional donde se baila, se come y se bebe aún más. El motivo de las Fiestas todavía es honrar al santo que le da el nombre a la calle, pero el mismo juez Besosa le tocó comentar en la vista que 99 por ciento de los visitantes al evento no está al tanto de este detalle.
En un momento jocoso y quizás triste durante la vista, después de escuchar la historia de los orígenes de las Fiestas por parte de la abogada de los demandantes, Jane Becker, el juez Besosa exclamó que los primeros creadores del evento “deben de estar revolcándose en la tumba ante este pleito”.
El evento contiene una procesión religiosa, una misa, paradas, orquestas, artesanía, además de la comida y la bebida. Este año la celebración se le dedica al excampeón de boxeo mundial, Félix “Tito” Trinidad.
Se descubrió temprano en la vista que no había ningún intento por parte del Municipio en interferir con la parte religiosa del evento, y que el acceso a la tarima principal se podía reglamentar y negociar. Al fin y al cabo, el intento de interdictar las Fiestas fracasó, se negociaron las controversias de la tarima y el comité aceptó el límite de 12 quioscos de venta de bebida, comida y artesanía que había establecido la alcaldesa Carmen Yulín Cruz. El año pasado hubo 27 quioscos.
Las abogadas del Municipio plantearon que el nombre que tiene el evento es uno genérico, no perteneciente a nadie ni susceptible de apropiación. Recalcaron que el proceso de establecer la marca registrada por parte de los demandantes había quedado inconclusa. Sin embargo, la parte demandante también invocó una doctrina del derecho federal que establece que los derechos de propiedad sobre una marca, aun cuando esta no esté inscrita en un departamento gubernamental, puede establecerse por el mero pasar del tiempo. No obstante, el juez Besosa decidió dejar esta controversia de derechos de propiedad para otra vista y dejar que se celebrase el evento.
La demanda contenía algunas alegaciones de libelo en contra de la Alcaldesa, quien, de acuerdo a partes de prensa, ha acusado a los organizadores (o el comité) de querer “convertir a San Juan en un bar”, y que quiere usar a la ciudad como su propia ATH. El Juez también dejó esas alegaciones de libelo para otra vista.
El evento comienza el jueves 15 de enero y finaliza el domingo 18.
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