Hostos, oligarquía y educación

Economia Solidaria

La educación es el mejor nivelador social que conocemos o, por lo menos, eso nos dijeron cuando crecimos. Si queremos que haya equidad social, debemos promover la participación de todos en los procesos educativos. Estos principios, a los cuales no renunciamos, han sido manipulados en nuestra historia haciendo que se conviertan en un absurdo. Por un lado, el Senado de Puerto Rico se dispone a fomentar una reforma educativa que traiciona todos los principios formulados por Eugenio María de Hostos.

Si la reforma educativa va a darse en función de los exámenes, es decir que vamos a educar para que los estudiantes sean una masa amorfa que sigue instrucciones y tienen los mismos conocimientos, entonces no somos leales a las propuestas de Hostos. Una reforma educativa que realmente está dirigida a controlar, someter y silenciar al individuo bajo un proceso de medición, como lo ha llamado el Presidente del senado Eduardo Bhatia, es una reforma que no promueve el pensamiento crítico ni la participación ciudadana.

Según Eugenio María de Hostos, la educación está atada a la verdadera democracia. En la democracia el ciudadano no puede ser parte de un “agregado casual” de individuos sino que tiene que ser una “asociación voluntaria, consciente e inteligente”. En este sentido no podemos educar para que pasen un examen sino para que vivan en sociedad, pero esa vida en sociedad no es silenciosa ni sometida sino activa. Cuando Hostos habla de ciudadanos habla de individuos que se involucran en el proceso de construcción de un colectivo. Si miramos lo dicho por Hostos y luego lo comparamos con el más reciente proyecto educativo de Puerto Rico, vemos que nos estamos alejando del ideal. Es lamentable ver cómo los mismos educadores en el País caen en la trampa de la medición, del examen, de la prueba, de la evidencia concreta pues lo que le ha pasado es que se ha convertido en un funcionario del Estado y ha dejado de ser un pedagogo.

“La razón no recibe ideas ya formadas sino que las forma por sí misma”, dice Hostos. Esto indica la naturaleza del proceso educativo. No se trata de dar contenidos para que los estudiantes se los memoricen; este tipo de educación colonizadora es lo que Paulo Freire identificó como educación bancaria. Este tipo de educación bancaria es la que una estructura económica injusta, una oligarquía, prefiere pues promueve una ciudadanía pasiva y sometida. Si podemos convencer a la mayoría de la población de que su papel es trabajar, producir, consumir y entretenerse sin más, podemos mantener un sistema oligárquico sin mayores problemas. Si, por otro lado, promovemos un sistema donde las personas piensan por sí mismas, son creativas y se comprometen en el proceso de gobernanza entonces estamos promoviendo una verdadera educación democrática, como la propuesta por Hostos.

Todos los poderes citan a Hostos como legitimador de su proyecto de país. Si van a trabajar con la educación citan a Hostos, no lo estudian ni lo conocen, solo dicen que lo que están haciendo es su proyecto. Todos sabemos que la reforma educativa de Eduardo Bhatia no es hostosiana; esa reforma es capitalista, neoliberal. La reforma educativa dirigida a medir, educar para pasar pruebas y así asegurar los fondos federales es una reforma que traiciona todas las propuestas de Eugenio María de Hostos. Lo único que podemos pedir es que no se manipule esa historia y que en función de una oligarquía que quiere muchos individuos mansos no se cite la herencia de Eugenio María de Hostos como legitimador. Si Hostos fuera de verdad la inspiración de un proceso educativo hoy, como dice la senadora Mari Tere González del Partido Popular Democrático, sería un proceso descolonizador y liberador; la propuesta de Bhatia no es ni uno ni lo otro, es una mera traición a Hostos.

Crédito foto: Francisco Oller, Wikimedia Commons, bajo licencia de dominio público