Reclamo unísono por el fin del colonialismo en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Economia Solidaria

Ayer, no hubo una vista sobre asuntos de Puerto Rico ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sino dos en Washington D. C. Por un lado, tenemos la vista donde se discutieron asuntos relacionados con los derechos de los niños, los inmigrantes, las mujeres, la pena de muerte, la trata humana y la comunidad LGBTT. Por otro lado, tenemos la vista, en la cual participó el profesor y licenciado Carmelo Campos de la Universidad del Sagrado Corazón, sobre la pena de muerte en el Gran Caribe. Dicha vista, obviada por los medios en Puerto Rico, reveló que en el Gran Caribe tenemos más territorios retencionistas, es decir que retienen la pena de muerte en sus códigos, que abolicionistas. Como afirmó el licenciado Campos, todos los territorios son abolicionistas, excepto los territorios de Estados Unidos. Entre esos territorios que no son abolicionistas está Puerto Rico. Ese tema adquirió visos políticos cuando César Miranda, secretario de Justicia de Puerto Rico, en la vista sobre los derechos humanos en la Isla, afirmó que era irreal que tuviera que responder por actos del Gobierno federal.

 La pena de muerte se convirtió en el marco fundamental que colocó en perspectiva la verdadera relación de Puerto Rico con Estados Unidos. Miranda comparó esta situación con la de otros estados que han abolido la pena de muerte, pero donde el Gobierno federal la impone por vía de su propia legislación. La comparación tenía el objetivo de legitimar dicho situación como una que no era especial. Obviamente no es válida la comparación si se nota que esos estados tienen participación democrática en el Gobierno federal, cosa que Puerto Rico no tiene. La imposición de la pena de muerte sobre un territorio que no participa del Gobierno federal es un acto de colonialismo de la mayor envergadura, ya que implica el derecho a la vida de los ciudadanos de ese territorio, uno que es abolicionista a nivel interno y constitucional.

El licenciado Campos incluyó en su presentación el tema de la situación “única de la pena de muerte en Puerto Rico” y afirmó que la misma ameritaba una sección especial. “Puerto Rico está subordinado a la soberanía de los Estados Unidos desde el tratado de París que finalizó la guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898”. En el 1952 se aprobó la Constitución, pero el Congreso sigue legislando sobre la Isla bajo la cláusula territorial. A pesar de que Puerto Rico fue uno de los primeros países en abolir a nivel constitucional la pena de muerte y de que se ha manifestado, encuesta tras encuesta, la oposición de la ciudadanía a la misma, el Gobierno federal sigue teniendo el poder de imponer la pena de muerte en la Isla.

Según Campos, y el dato fue mencionado también en la vista sobre asuntos generales de Puerto Rico, el Tribunal de Distrito de Puerto Rico es uno de los que más casos de pena de muerte ha certificado. Entre el 1998 y el 2012, el Departamento de Justicia Federal autorizó la certificación de 493 casos de pena de muerte en Estados Unidos, según el licenciado Campos, de estos 25, cerca de 5.1 por ciento, fueron en Puerto Rico, a pesar de que la población de la Isla equivale solo al 1 por ciento de la población de Estados Unidos. Estos números indican que la probabilidad de que se solicite la pena de muerte en Puerto Rico es 3.5 veces mayor que en Estados Unidos. Los datos sobre la aplicación de la pena de muerte, sobre todo por parte de un poder soberano que no es legítimo por no contar con la participación de los ciudadanos en la Isla, es un ejemplo claro de que el colonialismo tiene que ser abolido.

La petición contra el colonialismo se consolidó cuando el secretario de Justicia, César Miranda, reclamó, uniéndose así a las voces de los peticionarios en la vista ante la CIDH, la liberación de Oscar López. La comisionada Ortiz preguntó sobre la razón por la cual Oscar no era liberado. Nadie respondió directamente la pregunta, aunque la respuesta era clara en ambas vistas.

La liberación de Oscar y la abolición de la pena de muerte van de la mano con el fin del colonialismo. En estas vistas el que quedó al descubierto fue el colonialismo de Estados Unidos.

Crédito foto: Víctor Gutiérrez Navarro, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.en)