ABOGADOS invisibles: un (breve) análisis de los abogados afrocaribeños y la diversidad en la profesión legal puertorriqueña

Historia

I: Introducción

En el 1999 Luis Mojíca Sandoz[2]  publicó en la revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico un  artículo sobre la hispanidad donde hizo unos interesantes cuestionamientos sobre la negritud y su relación con nuestra raza hispana. Uno de esos cuestionamientos acerca de la “invisibilidad” del hombre negro en Puerto Rico es el que inspira el título de este escrito. Escribió el licenciado Mojíca Sandoz que: “Fukuyama dice que la indignidad del racismo en Norteamérica no reside tanto en la forzada condición de pobreza, ni siquiera en que sea el negro objeto directo del odio, sino en que éste resulta ser un "hombre invisible", al que se pasa por alto como prójimo. Carece de reconocimiento. Cabe preguntar, ¿Ha sido un hombre invisible en Puerto Rico la persona de piel obscura?”[3]

A diferencia de Mojíca Sandoz, mi pregunta para este escrito no es en una general; mi enfoque es la invisibilidad de los abogados afrocaribeños en Puerto Rico. Utilizo el término afrocaribeño para referirme al abogado de raza negra, de piel oscura o de descendencia marcadamente africana. Se debate sobre cuál debe ser el término correcto a utilizarse. Dicho debate se sale del foco de este escrito. Por tal razón, me gustaría aclarar que los términos “correctos” los desconozco, y no pretendo que este escrito sea uno en el que se logre establecer la corrección para referirnos a lo mismo, ya que este escrito es una breve reflexión de la diversidad en la profesión legal puertorriqueña y no un tratado de sociología.[4] Entiendo que, por ser un integrante del objeto de estudio de este escrito, tengo el derecho de utilizar indiscriminadamente el término con el que me sienta más cómodo: puertorriqueño afrocaribeño.

Para analizar la llamada “invisibilidad” de los abogados afrocaribeños[5] en Puerto Rico, utilicé como base de partida algunos de los escritos discutidos durante la clase de diversidad en la profesión legal impartido por la profesora María Pabón de López en la Universidad de Puerto Rico[6]; junto a otras publicaciones que encontré en el proceso de investigación.

Por otro lado, entendí que para poder hacer un análisis profundo sobre el tema, necesitaba conocer las experiencias de alguien que llevara muchos años en la profesión legal puertorriqueña. Por tal rezón entrevisté a uno de los profesores más reconocidos y respetados de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico: el Dr. Michel J. Godreau[7]. Así mismo también  entrevisté a una estudiante puertorriqueña y afrocaribeña de tercer año de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, la estudiante Yarishamed Padilla Cortéz.[8]

Por último encontrará una reflexión de mi experiencia como estudiante de Derecho afrocaribeño y cuáles son mis recomendaciones y predicciones con relación al futuro de la diversidad en la profesión legal en Puerto Rico.

II: Invisibilidad

La Real Academia Española define la palabra invisible como un adjetivo proveniente del latín que describe aquello que no puede ser percibido por la vista.[9]  En este escrito lo utilizo como metáfora para manifestar lo que aparenta ser un hecho de que en Puerto Rico los abogados negros, de color o afrocaribeños no se ven tanto como sus pares blancos. Ahora bien, ¿no se ven porque no existen? ¿No se ven porque son pocos? ¿No se ven porque no tienen la misma exposición que otros abogados? ¿Se debe a prejuicios y estereotipos?

Antes de contestar esas y otras preguntas debemos aclarar ciertos conceptos importantes. Por ejemplo: ¿Qué es el prejuicio?

La profesora Ruth Nina-Estrella en su artículo “Inmigración, Discriminación y Educación Intercultural” publicado en el libro Puerto Rico y los derechos humanos: una intersección plural (Ediciones Callejón, 2011, Primera edición) nos explica, citando a varios autores, que el prejuicio es típicamente conceptualizado como una actitud, que organiza el mundo subjetivo de las personas en cuanto su relación con otras siendo un mecanismo que contribuye el estatus y roles diferenciado entre los grupos. La profesora abunda que el prejuicio es un fenómeno complejo que se refiere al mantenimiento de actitudes sociales o creencias cognitivas despreciativas, intolerantes, injustas, e irracionales hacia otro grupo de personas. Ella también aclara que “el prejuicio es una expresión de afecto negativo hacia un grupo y que son manifestaciones de conductas hostiles o discriminatorias hacia los miembros de un grupo por el hecho de pertenecer a él”.

Citando a varios autores[10] la profesora Nina-Estrella dice que en la actualidad es importante reconocer que se habla de nuevas formas de racismo y prejuicio, como son: racismo simbólico, racismo moderno, racismo y prejuicio sutil. Dice ella que estas nuevas nociones transformaron los términos de inferioridad racial y tendencias segregacionistas en un discurso racista, debido a las diferencias culturales que se manifiestan mediante símbolos ideológicos y conductas simbólicas. Nina-Estrella[11] añade en su artículo [12]  que los estereotipos son la imagen que tenemos en mente cuando pensamos en algún grupo en particular. Ahora bien, si utilizamos  como  lanza de partida lo estudiado por Nina-Estrella: ¿Cuál es el estereotipo del abogado?  ¿Acaso no sería razonable concluir que el estereotipo del abogado que tiene la población puertorriqueña en general es que un abogado es un hombre blanco? ¿Por qué? ¿Acaso es porque como sociedad se tiene un prejuicio hacia los afrocaribeños? De ser cierto este prejuicio: ¿Este prejuicio es consciente o inconsciente?

Mari Matsuda, en “Looking to the Bottom”[13] nos dice que este prejuicio hacia los negros no es consciente por diversas razones. Matsuda plantea que:

A crucial factor in the process that produces unconscious racism is the tacitly transmitted cultural stereotype. If an individual has never known  a black doctor or lawyer or is exposed to blacks only through a mass media where they are portrayed in the stereotype roles of comedian, criminal, musician, or athlete, he is likely to deduce that blacks as a group are naturally inclined toward certain behavior and unfit for certain roles. But the lesson is not explicit: It is learned, internalized, and used without an awareness of it source.”[14]

¿Será que la abogacía es una profesión que se ha pasado de mano en mano entre unos pocos y los puertorriqueños afrocaribeños no han estado en ese puñado de manos? En el libro Derecho al Derecho: intersticios y grietas del poder judicial en Puerto Rico escrito y compilado por Érika Fontánez Torres e Hiram Meléndez Juarbe (Editora Educación Emergente, Cabo Rojo, PR 2012) se hacen varias expresiones al respecto, principalmente acerca del elitismo que existe en la profesión legal. Por ejemplo, en el Artículo “Los hijos de nadie” escrito por la licenciada Fontánez Torres[15], ella hace referencia a que no debemos normalizar ni tolerar la práctica de constantemente enfatizar el origen y abolengo de ciertos miembros de la profesión en detrimento de otros, “invisibilizando” al resto. Dice además (haciéndose eco de los planteamientos de Matsuda), que con esta práctica se instauran en nuestras prácticas culturales e institucionales graves daños. En el mismo libro antes mencionado, específicamente en el artículo “Same Same”, se plantea que el problema de la diversidad estriba principalmente en el acceso a la Escuela de Derecho. Anibal Nuñez[16] menciona que “lo que subyace este problema es el sistema académico completo que requiere un bachillerato, buen inglés y hasta matemáticas […] para estudiar  Derecho”; y añade que “todo esto es ajeno o extraño para muchos y muchas puertorriqueñas”. Anibal Nuñez[17] plantea que “muchas personas que pueden estar genuinamente llamadas a la vocación jurídica no pueden terminar un bachillerato para luego hacer un Juris Doctor porque tienen limitaciones económicas”. Añade que: “sacando cuentas, convertirse en abogado en Puerto Rico cuesta un mínimo de 17,000+gastos+ libros [sic]”.

En el mismo artículo, Guillermo Rebollo Gil plantea que:

“[N]o es casual, ni inocente, ni difícil de percibir, ni justo. Quiero decir que la Escuela no supone tener la misma composición del Caparra. Que el Derecho –en su versión mas evolucionada- es un diálogo creciente, sin riesgo de sobrepoblación […] Quiero decir que no hay manera de brincarle por encima a la cuestión de clase”.

Más adelante en el mismo artículo se plantea que:

“[L]a homogénea composición del estudiantado no es una casualidad. Esta solo se justifica como un mecanismo de autoprotección que utiliza el sistema para reproducirse y garantizar la continuidad de un sector minoritario en las esferas de poder del país. Por eso no es de extrañar que en las firmas de abogados al igual que en la escuela, los apellidos impronunciables sean la norma y no la excepción. Las experiencias de vida de algunos […] de estos abogados no siembra en ellos una verdadera inquietud de ser instrumentos de cambio -¿Por qué cambiar un sistema que les beneficia?”

 ¿Esta diferencia de poca diversidad se ve también reflejada en la academia? Mi experiencia como estudiante de derecho es que sí. He percibido que la mayoría de los profesores en las escuelas de Derecho de Puerto Rico son blancos, y los que no son aparentemente blancos y han llegado a ser catedráticos y decanos tienen apellidos no representativos de la población puertorriqueña eje: Neptune, Godreau etc...

Esta diferencia que observo no es exclusiva de Puerto Rico. Según el artículo de Meera E. Deo, JD, PhD titulado “Looking Forward to Diversity in Legal Academia”[18] por años la Asociación Americana de Escuelas de Derecho reportaba anualmente detalles de composiciones demográficas sobre la academia. Según explica la autora, se presentaba información detallada de la composición de los integrantes de la academia por raza, sexo, título, edad, seguridad de empleo y otras medidas. La Asociación Americana de Escuelas de Derecho dejó de publicar esa información en el 2009. Ella aclara que, a pesar de que la información tiene cinco años que no se actualiza, es un buen punto de partida para investigar la diversidad de la composición de los profesores en las escuelas de derecho de los Estados Unidos. Maera E. Deo explica que aproximadamente el 62% de los miembros de la facultad son hombres  y que al menos el 72%  de estos son blancos. Al menos el 7%  de estos son negros, ya que las minorías como hispanos, asiáticos y nativo americanos comparten el reducido espacio de puestos que los blancos no ocupan.

Esta diferencia que existe en los Estados Unidos de separar categóricamente los hispanos de los negros, y no subdividir dentro de los hispanos lo que son negros,  se recoge en los comentarios hechos por Melissa M. Valle[19]  en su ensayo “Let’s Talk About Race (in Latin@ Communities)”[20]:

“One of the primary reasons I photographed participants was to provide a visual representation of an often-invisibilizedpopulation. I have repeatedly heard the same comments from friends and fellow scholars with whom I’ve shared the photographs, along of the lines of: “They have Black people in Peru?” It is evident that both the media and statistical—through inaccurate census counts—invisibilization of people of African descent in Latin America and the Caribbean have had ripple effects for Afro-Latin@s in the United States, as many believe that Black and Latin@ are mutually exclusive categories. In the absence of disaggregated data about the Latin@ population in the Americas, the dramatically different experiences of Afro-descendants remain largely masked.” Énfasis suplido.

¿Qué nos queda  entonces por hacer? ¿Cómo podemos solucionar esta situación? Será cierto que el legado de la discriminación explicita del pasado y la actual discriminación estructural sea la explicación para la sub representación de las minorías en la profesión legal como plantea Eli Wald en su artículo “A primer on Diversity, Discrimination, and Equality in the Legal Profession or Who is Responsible for Pusuing Diversity and Why”?[21]

Eso está por discutirse en Puerto Rico todavía…

II: Profesores invisibles

Un día, al finalizar su clase de Derechos Reales, me le acerqué al profesor Michel J. Godreau[22] y le dije que estaba haciendo una investigación para un escrito para la clase de diversidad en la profesión legal, y si era posible entrevistarlo.

―Por supuesto que sí ―dijo mientras sacaba su celular inteligente para anotar en su calendario electrónico la fecha que podía reunirse conmigo―. ¿El lunes 3 de noviembre después de la clase te parece bien?

Yo le dije que sí, que me parecía bien y así lo acordamos.

En el día pactado, al finalizar la clase nos reunimos. Le expliqué que las preguntas iban dirigidas a que compartiera su percepción y opiniones con relación a la diversidad en la profesión legal en especial en cuanto a la diversidad de los estudiantes y de los abogados afrocaribeños a través de los años.

Nos sentamos en la parte de al frente del salón L3 de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Cuando le pregunté qué cambios él había percibido en la diversidad de los estudiantes a los que ha impartido clases por más de 40 años,  Godreau me contestó que había notado un cambio sustancial en la diversidad racial de los estudiantes, principalmente en los estudiantes diurnos. Según su recuerdo y percepción, los estudiantes afrocaribeños  no se veían de día. Dijo que si veía estudiantes negros, era durante las clases nocturnas.

Al preguntarle cómo comparaba su percepción hoy en día con la percepción de diversidad en la profesión legal cuando él comenzó sus estudios, me dijo que no se había puesto a pensar en eso. Entendía que cuando él era estudiante habían más estudiantes negros de lo que se ve hoy en día pero  que como su memoria le fallaba me dio el teléfono del licenciado Felipe Cirino Colón, uno de sus amigos y compañeros de clase del 1962 que también era afrocaribeño, para que lo contactara y hablara con él acerca de este tema[23].

Al preguntarle al profesor Godreau si entendía que la diversidad debía promoverse como diversidad socioeconómica en vez de diversidad racial como plantean algunos escritos antes mencionados, él me contestó que debía ser una combinación de ambas. Al preguntarle porqué entendía que debían ser ambas, él me confesó que él provenía de una familia negra burgués. De hecho, se refirió a sí mismo como un “negro burgués” ya que su familia era de las familias más ricas del municipio de Salinas. Aclaró que sus padres eran puertorriqueños, pero que tenía ascendientes de las islas de Guadalupe y Martinica. Recontó que su familia era una familia de hacendados acaudalados y que tuvo unas ventajas económicas sobre otros estudiantes. En resumen, él era negro mulato, pero no era un afrocaribeño representativo de los negros de la población general que eran más desventajados económicamente, por lo que utilizar como elemento la composición racial no era suficiente. Identificó que el problema era uno socioeconómico porque la mayoría de los afrocaribeños en Puerto Rico están en posiciones socioeconómicas desventajadas. [24]

Este dato es importante porque, además de hablar de diversidad racial, debemos tomar en consideración que no todo el mundo ve como viable económicamente estudiar un bachillerato y además costearse los estudios de Derecho independientemente de su raza. Para los estudiantes de familias económicamente aventajadas, existe la posibilidad de que los familiares pudieran aportar, inclusive cubrir el costo de los estudios, a diferencia de una persona que proviene de una familia pobre, que tal vez no consideraría invertir su tiempo y su dinero en estudios en Derecho después del bachillerato porque tiene que esforzarse en trabajar, si es que encuentra un trabajo relacionado a su área de estudios de bachillerato en estos tiempos. Los ingresos son un factor determinante para que la composición racial de los estudiantes nocturnos y  los diurnos sea tan marcada.

Podemos estipular que la percepción general es que los estudiantes diurnos son jóvenes pudientes acabados de graduar de bachillerato  y sin experiencia laboral, y que  los estudiantes nocturnos son personas que, por lo general trabajan para mantener a su familia y a la vez costear los estudios. Esa percepción puede estar muy cerca de la realidad y tal vez esa sea la razón para que la composición racial de ambos tipos de estudiantes sea distinta.

Al preguntarle si como abogado de piel oscura o negro tuvo alguna experiencia en la que se sintió tratado distinto a los demás abogados o profesores de la escuela, él contestó que no, que nunca.[25] De la misma manera me contestó al preguntarle si entendía que de haber sido de otra raza hubiera tenido más éxito en la profesión legal.

Al preguntarle cuál era su percepción con relación al futuro de la diversidad en la  profesión legal de Puerto Rico, me contestó que la veía mal. Que el problema ciertamente lo veía en el bachillerato. Si no se promueve a que más puertorriqueños  afrocaribeños ingresen y estudien un bachillerato y se destaquen a nivel de bachillerato, y mientras el bachillerato sea uno de los factores para poder ingresar a la Escuela de Derecho, entonces no veía ningún cambio en el futuro.[26]

Al preguntarle si entendía que la Universidad de Puerto Rio hacía suficiente para aportar a la diversidad en la profesión legal, me contestó que no y que entendía que la Escuela de Derecho debía concentrarse en ir directamente a las escuelas de comunidades como Loíza[27] a orientar a sus habitantes a cómo pueden  entrar a la Escuela de Derecho. Acciones similares a esas, de ir hacia la raíz del problema, aportarían a que haya un cambio real en la diversidad en la composición de la escuela, e inevitablemente, con el tiempo, en la diversidad en la profesión legal en Puerto Rico.

III: Estudiantes invisibles

El jueves, 6 de noviembre de 2014 a las 8:00 p.m. entrevisté a Yarishamed Padilla Cortéz, estudiante afrocaribeña puertorriqueña que comenzó estudios junto a mí en agosto de 2012. Durante la entrevista, entre muchas otras cosas, me contó que el primer día de clases notó de entrada que los estudiantes negros éramos pocos. Me contó que le impactó tanto ese hecho notable que se lo comentó a sus familiares cuando regresó a su casa ese día. [28]

Por los pasados años de estudio, había notado lo mismo que Yarishamed.  No fue hasta que cogí la clase de Diversidad en la profesión legal que me di cuenta que tenía esta preocupación en mi subconsciente y floreció con las discusiones en clase, con las lecturas y las entrevistas.

Existe el peligro de pensar que no existe el discrimen y el prejuicio y que todo está solucionado si el presidente de los Estados Unidos es afroamericano. Eso es parte del peligro de no continuar con la lucha de una verdadera integración y diversidad en la profesión. Lo mismo sucede cuando decimos que la decana de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico es afrocaribeña, que eso es prueba fehaciente de que la Escuela es una diversa, y que toda la población está representada. Me hago eco de Ed Morales y grito: “No, no y no”[29].

Como escritor publicado[30], he estado en conferencias de escritores en las que me han preguntado por qué mi literatura no la he utilizado para retratar la realidad de las personas afrodescendientes en Puerto Rico. Mi contestación ha sido que nunca había escrito nada con relación a la negritud en Puerto Rico porque entendía que  la raza no era un issue para mi generación, que hay otros problemas más serios qué atender, como la violencia en todas sus manifestaciones y los problemas socioeconómicos. Entendía que, solucionando los problemas socioeconómicos de Puerto Rico era suficiente. Con el tiempo me he dado cuenta que estaba muy lejos de la realidad. Los problemas socioeconómicos de Puerto Rico se van a solucionar cuando todas las personas estén representadas equitativamente en todas las esferas de poder y en todos los escalafones económicos de la sociedad.

Si hacemos un estudio de las personas que integran ambas esferas (la de poder y la económica), podemos encontrar que los trasfondos de muchos de sus integrantes han sido estudiosos del derecho. A modo de ejemplo, el actual Presidente de los Estados Unidos, los pasados tres gobernadores de Puerto Rico, los pasados presidentes de la Cámara y del Senado de Puerto Rico han sido abogados. Vale la pena aclarar que ninguno de los actuales líderes políticos en Puerto Rico son afrocaribeños. La única persona afrocaribeña que recientemente se postuló para un cargo electivo en Puerto Rico fue el pasado candidato a comisionado residente por el Partido Popular Democrático de Puerto Rico, el licenciado Cox Alomar y sufrió una derrota que algunos atribuyen a los estereotipos y el racismo que todavía está arraigado en nuestra sociedad puertorriqueña.

Mientras más se denuncie esta realidad, más probabilidad hay de un cambio significativo. Este breve análisis, en parte, lo utilizo no para buscar soluciones si no para presentar que en Puerto Rico hay un problema de diversidad en la profesión legal y que, si no hay un cambio en lo que hemos hecho y estamos haciendo como sociedad, se perpetuará esa realidad. Entiendo que como estudiosos del Derecho, debemos denunciar, en cada oportunidad que se nos presente, esta y otras realidades injustas de la pobre representación de los afrocaribeños y concluir que si no se hace un cambio concreto e informado continuaremos con lo que en este escrito he llamado la invisibilidad. Hay un refrán popular que dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero me queda la tranquilidad de saber que cuando uno ha sembrado la semilla de la razón, por más que se intente cerrar los ojos: no todo es invisible…

Referencias

1.     Luis Mojica Sandoz, Luis, “Nuestro sentido de la hispanidad”; 60_1 Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico 136

2.     Nina-Estrella, Ruth; “Inmigración, Discriminación y Educación Intercultural”, Puerto Rico y los derechos humanos: una intersección plural (Ediciones Callejón, 2011, Primera edición)

3.     Fontánez Torres, Érika Meléndez Juarbe, Hiram, et al; Derecho al Derecho: intersticios y grietas del poder judicial en Puerto Rico; Editora Educación Emergente, Cabo Rojo, PR 2012

4.     Mari Matsuda, en Looking to the Bottom, 22 Harv. C.R-C.L.L. Rev.323 (1987, republicado en la página 458 de Jurisprudence cases and materials: an introduction to the philosophy of law and its applications / Stephen E. Goetlib…[et al.] -2nd ed.

5.     Wald, Eli; 24 Geo. J. Legal Ethics 1079; Fall 2011

6.     Morales, Ed; http://www.80grados.net/queridos-blanquitos-el-racismo-escondido-de-nuestra-america/#sthash.6DPpff56.dpuf

7.     Valle, Melissa M.; “Let’s Talk About Race (in Latin@ Communities), https://nacla.org/news/2014/10/16/let%E2%80%99s-talk-about-race-latin-communities

8.     http://lema.rae.es/drae/?val=invisible

9.     http://factfinder2.census.gov/faces/tableservices/jsf/pages/productview.xhtml?src=CF

[1] Gean Carlo Villegas Rosado, estudió en la American Military Academy, posee un bachillerato en Administración de Empresas de la Universidad de Puerto Rico y una Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón. Al momento de este escrito, era estudiante nocturno de tercer año de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.

[2] Reconocido licenciado, ex juez y ex registrador de Puerto Rico.

[3] 60_1 Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico 136, Nuestro sentido de la hispanidad, Luis Mojica Sandoz.

[4]  “A Rafael Hernández Marín se le ha criticado porque su canción Preciosa menciona al indio bravío y a la madre España, pero no al negro, que debió sustituir a la madre España. Rafael no necesita defensa, pero tengamos presente que Preciosa es una canción, no un tratado de sociología[…].”60_1 Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico 136, Luis Mojica Sandoz

[5] Mojica Sandoz,  se cuestiona si los puertorriqueños y abogados negros como Albizu Campos y Ernesto Ramos Antonini eran hombres invisibles:“Ya en este siglo […] los abogados Pedro Albizu Campos y Ernesto Ramos Antonini, ¿eran hombres invisibles? A cada uno de ellos le sobraba valor. ¿Dónde está el planteamiento racial por voz de alguno de esos líderes?” 60_1 Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico 136, Luis Mojica Sandoz.

[6] El curso Diversidad en la profesión legal fue impartido por la Decana de la escuela de Derecho de la  Universidad de Loyola, la profesora María Pabón de López del 14 al 17 de octubre de 2014.

[7] Abogado, tratadista, y profesor puertorriqueño afro caribeño

[8] El profesor Godreau accedió a una breve entrevista al finalizar su clase de Derechos Reales la noche del lunes 3 de noviembre de 2014 a las 7:40 p.m. en el salón L3. La estudiante Yarishamed Padilla la entrevisté el jueves 6 de noviembre de 2014 a las 8:00 p.m. en el mismo salón.

[9] http://lema.rae.es/drae/?val=invisible

[10] Dovidio, Hewstone, Glick & Esses, 2010; Wieviorka, 2009

[11] Es catedrática del Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

[12] “Inmigración, Discriminación y Educación Intercultural” publicado en el libro Puerto Rico y los derechos humanos: una intersección plural (Ediciones Callejón, 2011, Primera edición)

[13] 22 Harv. C.R-C.L.L. Rev.323 (1987)

[14] Extracto del texto Looking to the Bottom, 22 Harv. C.R-C.L.L. Rev.323 (1987) republicado en la página 458 de Jurisprudence cases and materials: an introduction to the philosophy of law and its applications / Stephen E. Goetlib…[et al.] -2nd ed.

[15] Página 192

[16] página 198.

[17] Como comentario al artículo de Guillermo Rebollo Gil, Derecho al Derecho: intersticios y grietas del poder judicial en Puerto Rico escrito y compilado por Érika Fontánez Torres e Hiram Meléndez Juarbe (Editora Educación Emergente, Cabo Rojo, PR 2012).

[18] 29 Berkeley J. Gender L. & Just. 352, Berkeley Journal of Gender, Law & Justice Summer 2014

[19] Melissa M. Valle is currently a sociology Ph.D. candidate at Columbia University. Her areas of research interest are race and ethnicity (with a focus on Afro-descendants in Latin America), social stratification, spatial and urban sociology, social movements, and sexual labor.

[20] https://nacla.org/news/2014/10/16/let%E2%80%99s-talk-about-race-latin-communities

[21] “Finally, the legacy of past explicit discrimination and current structural discrimination may explain the under-representation of minorities in the profession. While explicit intentional discrimination is by and large a thing of the past, its consequences continue to linger, for example, by limiting or depriving current generations of minority lawyers of essential mentorship, role models, and networks. Contemporary structural discrimination causes under-representation, for example, by relying on detrimental gender and racial stereotypes and by featuring traditional rigid work structures that hamper the progress of minority lawyers”. Wald, Eli; 24 Geo. J. Legal Ethics 1079; Fall 2011

[22] El profesor Michel J. Godreau estudió Derecho en la Universidad de Puerto Rico y su maestría y doctorado en la Universida de Munich. Es profesor en la Escuela de Derecho de Puerto Rico desde 1969. Actualmente imparte las clases de Obligaciones y Contratos, Derechos Reales y seminarios de Propiedad Horizontal.

[23] El licenciado Felipe Cirino Colón me dijo el martes 11 de noviembre de 2014 a las 10:00 a.m. que su recuerdo era que Michel Godreau y él eran los únicos dos negros en una clase de 103 estudiantes.

[24] Ese dato lo confirmó el licenciado Felipe Cirino Colón durante la conversación telefónica que sostuve con él. El licenciado Cirino dijo que Godreau y él eran los único dos negros mulatos de la clase. Añadió que él pudo estudiar en la Escuela de Derecho gracias a una beca legislativa a diferencia de Godreau, cuyos familiares eran ricos y pudieron costearle la Escuela de Derecho. Me contó que recibía una beca de $22 mensuales.

[25] Esa contestación contrató con la del licenciado Cirino que confesó que había sentido trato distinto en los tribunales principalmente de parte de los jueces, que eran predominantemente blancos.

[26] El licenciado Cirino contestó lo mismo, pero añadió que eliminaría el requisito de bachillerato para ingresar a la escuela de Derecho. Dijo que en algunos países se podía estudiar Derecho con tan solo terminar la escuela superior. Eso ayudaría a que más personas estudien Derecho sin tener que esperar siete años para poder comenzar a ejercer una carrera y posiblemente ayudaría a que más personas opten por verlo como una opción real. El licenciado Cirino identificó el problema como uno de clase social y que vivíamos en una sociedad dominada por una clase de burgueses criollos predominantemente blanca. Esa burguesía blanca envía a sus hijos a las mejores escuelas privadas y tienen ventajas para poder costear repasos de exámenes entre otras cosas que se deben tomar en consideración. Añadió que otro que se debe observar es que si se mira el directorio de los apellidos de los abogados y los apellidos de los que son admitidos a la Escuela podemos encontrar un patrón. La profesión de la abogacía se ha ido heredando de generación en generación de ricos blancos y para un negro entrar en ese grupo se le hace más difícil.

[27] Loíza es un municipio de Puerto Rico donde la población afrocaribeña es proporcionalmente mayor a la del resto del archipiélago puertorriqueño.http://factfinder2.census.gov/faces/tableservices/jsf/pages/productview.xhtml?src=CF

[28] La entrevista que le hice fue cerca de una hora aunque en este escrito se reduce a un párrafo. Gracias a la investigación para este escrito tuvimos la oportunidad de conocernos formalmente aunque habíamos compartido varias clases juntos no habíamos compartido dada las limitaciones de tiempo que ambos teníamos. Surgió la idea de publicar un libro de nuestras experiencias como estudiantes afrocaribeños y publicarlo.

[29] “[E]l racismo es un sistema de poder y privilegio que condena a los prejuicios a quienes son considerados como inferiores debido a su raza, y se entiende además que esa misma gente que recibe el prejuicio puede hacer expresiones sobre asuntos raciales sin ser considerados “racistas”. Esta es una lógica que se ha usado ya por 30 o 40 años, pero siempre se escapa del discurso dominante porque la propaganda que existe promueve la idea de que ya no hay un sistema que privilegia a los blancos. ¿No es claro, dice esta narrativa, que al elegir a Barack Obama a la presidencia toda esa etapa se acabó? Pues, no, no, y no…”http://www.80grados.net/queridos-blanquitos-el-racismo-escondido-de-nuestra-america/#sthash.6DPpff56.dpuf

[30] Gean Carlo Villegas publicó Osario de vivos (Terranova Editores, 2012), una novela que fue su tesis de maestría en creación literaria de la Universidad del Sagrado Corazón y fue invitado a varias presentaciones.

Crédito foto: Chris Potter, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)