Violencia y lenguaje

Derechos humanos

Las recientes muertes ocurridas en la Iglesia Metodista ¿Africana? en Charleston resalta tristemente el fenómeno de la exclusión de personas de raza negra -en este caso- alcanzando el odio su más insensible postura violenta en la sociedad norteamericana (EE. UU.): el acto nombrado asesinato. Se trata de otro incidente violento más producto de la exclusión por raza -racismo- tornado en crimen mediante el asesinato por odio. Ponerle nombre al acto plantea en sí la problemática del lenguaje al pretender nombrar, señalar o indicar. Aludo a las exclusiones e inclusiones producto de los referentes resultantes no apuntados por la palabra.

Un boricua negro llamado Isabelo Zenón Cruz (Narciso Descubre su Trasero...) señaló el racismo en Puerto Rico desde la perspectiva inicial: el lenguaje. ¿Qué razón para preferir decir 'negro boricua' en lugar de 'boricua negro'? No significa lo mismo aunque se escriba parecido. Su sintaxis ordena la diferencia significativa de prejuicio racista. Isabelo escoge a su poeta preferido Luis Palés Matos para reconocer su grandeza poética y a su vez mostrar el refajo racista solapado en su poesía (Tuntún de Pasa y Grifería). Nos llamó la atención -Isabelo- al lenguaje como nido del prejuicio racial: 'negro pero...'. Para qué el 'pero', decía Zenón. (Veáse artículo del que suscribe publicado, Racismo y las manifestaciones teogónicas africanas en Puerto Rico; Sinopsis de una postura: Isabelo Zenón Cruz, Revista Politechnê, Universidad Politécnica de Puerto Rico, pág 72 – Vol. 17 Nro. 1, 2015).

Aludiendo distintivamente a la ética de la lengua asumida por el judío alemán Rosenzweig, entre otros, Derrida acude a cierta entrevista realizada -por Günter Gaus- a la pensadora judía alemana Hannah Arendt que se difundió en 1964 por la televisión alemana sobre los significantes de la lengua materna (“Qu' est-ce qui reste? Reste la langue maternelle”). Cuestionada Arendt sobre su preferencia por continuar utilizando su lengua materna que a su vez es la lengua del asesino opresor, el alemán, esta responde: “Siempre me decía: ¿qué hacer? ¡Pese a todo no es la lengua alemana la que se volvió loca!...". Arendt asume la posibilidad de la locura fuera de la lengua. Es decir asume la existencia de la locura ajena al lenguaje, algo imposible según Derrida: Es la lengua la única loca de la casa, según este aclara. No hay locura que exista sin los referentes y referidos contenidos en la lengua. (El Monolingüismo del otro o la prótesis del origen, ediciones Manantial 1997, págs. 91, 92, 93).

Al comienzo de este escrito señalamos a la Iglesia Metodista (¿Africana?) -en donde ocurren los asesinatos de seres humanos en la penitencia de la oración- en donde ponemos su apellido Africana entre signos interrogantes. ¿Qué razón tiene nombrarla Iglesia Metodista Africana en vez de Negra? ¿No será acaso que la sustitución es el producto del contenido definitorio circunstancial del uso de la palabra que alude a la negritud; Negra? ¿Para qué negar la negritud sustituida por el término africano? ¿Serán africanos o serán negros los que fundan esa Iglesia llena de historia de dolor y reivindicaciones?  ¿O será que los negros americanos prefieren ser llamados “african americans” evitando así utilizar la palabra negro o negra?

Ante, estas muertes el presidente Barack Obama -sin mencionar para nada la negritud que porta- analiza de forma transversal el asunto de los asesinatos sugiriendo como causa de la violencia indicada a la falta de controles para la adquisición de armas de fuego. Sacó su trasero negro del asunto, diría Isabelo Zenón Cruz. ¡He ahí la violencia del lenguaje!

Crédito foto: joe jukes, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)