La lucha por la independencia de Puerto Rico: antecedentes históricos y vigencia (tercera parte)

Historia

IV. La terrible década de 1930

La década de 1930 marcó con sangre patriota la historia del desarrollo político puertorriqueño. Durante el quinquenio de 1932 a 1937, el Gobierno de Estados Unidos estableció en Puerto Rico las bases materiales dirigidas a procurar la destrucción del ideal de independencia.

La represión desatada por Estados Unidos perseguía evitar que el movimiento político nacionalista en reclamo de la independencia, de manera orgánica y masiva, se insertara en la lucha de las masas trabajadoras por alcanzar importantes reivindicaciones económicas y sociales. Un movimiento político con tal potencial de vinculación social, hubiera sido capaz de echar por la borda el marco de las relaciones políticas coloniales prevalecientes en Puerto Rico. Los antecedentes, sin embargo, debemos examinarlos a partir del surgimiento y el desarrollo del Partido Nacionalista de Puerto Rico desde la década de 1920 y la figura de Don Pedro Albizu Campos.

Durante la conmemoración del natalicio de José de Diego el 16 de abril de 1925, mientras consumía su turno como orador quien fuera el primer presidente que tuvo el Partido Nacionalista, como era la tradición en los partidos políticos de la época, dirigía al inicio de su intervención su saludo a la bandera de Estados Unidos considerándola como la bandera que representa “la libertad y la primera república de América”(20). Al corresponderle su turno en la tarima a Pedro Albizu Campos, entonces vicepresidente de dicho partido, este se negó a saludar la bandera de Estados Unidos. Por el contrario, al consumir su turno, expresó que en Puerto Rico esa bandera representaba “la piratería y el pillaje”. Señaló, además, “que ese pabellón fue izado sobre las espaldas de los negros norteamericanos y sigue siendo sostenido por la esclavitud de esos mismos infelices y de los inmigrantes explotados de Europa y actualmente es símbolo luctuoso para la humanidad entera".

En su discurso, rompiendo la tradición hasta entonces seguida por los oradores del Partido Nacionalista, Albizu Campos expresó que al nacionalismo le asiste el derecho de la revolución de ser necesaria. Se planteaban así dos visiones sobre el proceso político de lucha por la independencia; y dos visiones sobre la organización política necesaria para encausar la lucha de independencia hacia su objetivo final: la soberanía política. Se trata de un punto de ruptura histórico, definitorio, sobre lo que sería, en adelante, el accionar nacionalista en Puerto Rico.

Para entonces, los partidos políticos mantenían al país dividido en tribus, disputándose de tiempo en tiempo cómo administrar la colonia. De esta manera, los partidos políticos contribuían a mantener fragmentada la conciencia nacional de los puertorriqueños. La respuesta de Albizu Campos a ese divisionismo creado por los partidos políticos coloniales en Puerto Rico fue procurar la unidad de todos los puertorriqueños tras el llamado a estos de que ¨el nacionalismo es la patria organizada al rescate de su soberanía¨.

Electo Albizu Campos presidente del Partido Nacionalista, en la Asamblea General del Partido efectuada en el Ateneo el 13 de mayo de 1930, el tema de los trabajadores y sus luchas fue por primera vez abordado en el seno del nacionalismo con miras a incluirlo en su programa de lucha política. A tales efectos, en su mensaje indicó: “Libremos al obrero inmediatamente del caudillaje del obrerismo desorientado de origen yanqui, que, bajo la sugestiva denominación de socialista, pero sin definición política alguna, y, por tanto, los más hábiles y eficaces defensores del coloniaje, lo han hecho portador de la bandera norteamericana, bajo cuya sombra impera este coloniaje que nos ha convertido en esclavos de las corporaciones y empresas norteamericanas.”(21)

A partir de dicho manifiesto, el Partido Nacionalista plantea, como primer punto en su programa económico, el siguiente propósito o aspiración:

“Organizará a los obreros para que puedan recabar de los intereses extranjeros o invasores la participación en las ganancias a que tienen derecho, asumiendo su dirección inmediata, poniendo hombres de talla, responsabilidad y patriotismo para dirigirlos". (22)

Establecida la anterior premisa, la cuestión social toma un giro distinto en el seno del Partido Nacionalista de Puerto Rico procurando así vincular el desarrollo de la lucha por la independencia al desarrollo de la lucha por las conquistas de los trabajadores. Quedaría establecido en el Programa del Partido Nacionalista la formulación de una línea de trabajo en la cual ambas luchas, la política y la económica, se conciben vinculadas y entrelazadas como parte de una lucha común en la lucha de independencia. En los movimientos sociales más trascendentales de esa época en las cuales estaría involucrada la clase trabajadora y el pueblo en general, el nacionalismo estuvo presente asumiendo un rol de dirección en las mismas.

Las coordenadas estaban delimitadas. Para el nacionalismo, la vinculación de la reivindicación nacional de la independencia con una clase social como la clase trabajadora permitía cuestionar de manera más contundente el proyecto colonial e imperialista de Estados Unidos en Puerto Rico. Para el imperialismo también quedaba claro el peligro que representaba para sus intereses que ese reclamo político de libertad, soberanía e independencia pudiera fundirse en un programa común con los reclamos sociales y económicos de las clases trabajadoras en Puerto Rico.

En los primeros cinco años de la década de 1935, nuestro país vivió intensos momentos de luchas obreras que se manifestaron principalmente en la huelga de los transportistas públicos ante el incremento en el precio de la gasolina, las luchas en contra del aumento en el precio y la baja calidad de la harina que se importaba de Estados Unidos y en el movimiento de los trabajadores de la caña de azúcar por mejores salarios y condiciones de trabajo.

Dentro del contexto del desarrollo de una huelga general de los trabajadores de la caña de azúcar, ante la traición del liderato del Partido Socialista y la Federación Libre de Trabajadores al aliarse con la clase patronal y el Gobierno, en 1934 los trabajadores convocaron a Albizu Campos a la dirección del proceso huelgario. Albizu Campos asumió así el liderato del proceso huelgario. Al comparecer a una tribuna pública en el pueblo de Guánica para dirigirse a los trabajadores, encontró el lugar desde donde se dirigiría a los trabajadores rodeado de policías, supervisados personalmente por el coronel estadounidense a cargo de la Policía de Puerto Rico, Francis E. Riggs. El propósito de la presencia policiaca era impedir que los trabajadores pudieran acercarse para escuchar su mensaje. En su discurso, Albizu lanzó una severa advertencia a la Policía indicando: “Si por las balas de la Policía muere un obrero, morirá el gobernador Winship. Y si por las balas de la Policía muere un trabajador, morirá Riggs”. Finalizó su mensaje indicando: “Si aquí suena un tiro, matamos al gobernador inmediatamente".

Se indica que fue a partir de ese momento que se elaboraron por parte del Gobierno de Estados Unidos los planes para enfrentar el llamado peligro nacionalista. Para ello diseñaron dos opciones o cursos de acción: sobornar al nacionalismo como organización y domesticarla; o destruirla como organización. Paralelo con este propósito y momento histórico, comienzan a llegar a Puerto Rico como resultado de unas recomendaciones económicas bajo la política del Nuevo Trato del Presidente Roosevelt, ciertos programas de beneficencia junto a transferencias económicas federales. Mientras se intensificaba la labor de sobornar a dirigentes independentistas dentro y fuera del Partido Nacionalista, el jefe de la Policía, Francis E. Riggs, con el aval del gobernador estadounidense en Puerto, Rico Blanton Winship, formuló la consigna Guerra, guerra, guerra al nacionalismo. (23)

Las medidas del Gobierno contra el nacionalismo no se hicieron esperar. El 23 de marzo de 1935 Albizu Campos había sido invitado por el movimiento estudiantil a dirigirse a ellos dentro de los predios de la Universidad de Puerto Rico. En las inmediaciones del campus universitario cinco nacionalistas fueron emboscados por la Policía de Puerto Rico, de los cuales cuatro resultaron asesinados quedando un quinto gravemente herido. Estos sucesos se conocen en nuestra historia como la ¨Masacre de Río Piedras¨. En el mensaje ofrecido por Albizu Campos al despedir el duelo de los mártires en el cementerio donde fueron enterrados, luego de una fuerte denuncia al régimen colonial de Estados Unidos en Puerto Rico, este convocó a los asistentes a que esos asesinatos no quedaran impunes. Indicó en su discurso que la historia de la libertad de la patria “se amasa con nuestra sangre y se amasa también con la sangre de los yanquis”. Albizu, declarando la guerra al Gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico, tomó a los presentes el siguiente juramento:

“Juramos todos que el asesinato no perdurará en Puerto Rico". (24)

A la Masacre de Río Piedras siguió un proceso de encarcelamientos sin fianza de nacionalistas, registros y allanamientos de sus residencias, así como otros abusos por parte de la Policía. En diciembre de ese mismo año se celebró una Asamblea del Partido Nacionalista donde Albizu Campos fue reelegido presidente. La asamblea aprobó una Resolución promovida personalmente por Albizu donde se llamó “a desafiar al aparato represivo gubernamental¨. Allí también se aprobó la abstención electoral y se hizo un llamado por Albizu a ¨la confrontación defensiva” por parte del nacionalismo. Es entonces cuando Albizu hace el llamado a los nacionalistas a “armarse bien” y “no dejarse registrar en la calle”.

El 1 de enero de 1936 el Partido Nacionalista convocó al servicio militar a todos los nacionalistas mayores de 18 años “como una necesidad de defensa nacional inmediata”. Se declara formalmente por el Partido Nacionalista “el estado de guerra entre los Estados Unidos y Puerto Rico¨ y se demanda de dicho país ¨la desocupación inmediata de nuestro territorio o de lo contrario se apelaría a las armas”.

Desde una correlación de fuerzas muy desigual, el Partido Nacionalista concentra sus energías en llevar a cabo la guerra contra Estados Unidos en Puerto Rico haciendo valer la palabra empeñada. El 23 de febrero de 1936 un comando nacionalista compuesto por Hiram Rosado y Elías Beauchamp reivindica en San Juan los asesinatos perpetrados en la ¨Masacre de Río Piedras¨. En las calles es ajusticiado el coronel Riggs, autor intelectual de la Masacre de Río Piedras y jefe de la Policía. Horas más tarde, encontrándose arrestados dentro del Cuartel de la Policía al cual fueron llevados los dos nacionalistas capturados que formaron parte del comando, fueron extrajudicialmente fusilados por la Policía. Poco antes de su fusilamiento, en momentos en que era arrestado, Elías Beauchamp le dijo a sus captores:

“Suéltenme, no se apuren. Que yo no voy a disparar contra mis hermanos puertorriqueños. Yo solo mato americanos. Al Coronel Riggs lo maté porque era un sinvergüenza y por el asesinato de Río Piedras". (25)

En el pueblo de Utuado, ubicado en la zona montañosa del país, ese mismo día, otros dos nacionalistas morían en enfrentamientos con la Policía.

Durante el sepelio de los héroes nacionalistas fusilados en San Juan como resultado del ajusticiamiento del coronel Riggs, Albizu expresó lo siguiente:

“Señores: El valor más permanente en el hombre es el valor. El valor es la suprema virtud del hombre y se cultiva como se cultiva toda virtud y se puede perder como se pierde toda virtud. El valor en el individuo es su supremo bien. De nada vale al hombre estar lleno de sabiduría y de vitalidad física si le falta el valor. Ese es el supremo bien del individuo y de la nación. Porque el valor es el único que permite la transmutación del hombre para fines superiores. El valor es lo que permite al hombre pasearse firme y serenamente sobre las sombras de la muerte y cuando el hombre pasa tranquilamente sobre las sombras de la muerte, entonces es que el hombre entra en la inmortalidad. El culto al heroísmo no es un culto romántico. El culto al heroísmo es el culto a la eternidad". (26)

Más adelante, y ya al final de su alocución a los asistentes, Albizu retomando el tema del valor en el ser humano, indicó: “Mientras hayan hombres libres y hombres de valor los asesinos no quedarán impunes. El régimen yanqui nos está haciendo un supremo bien. El yanqui quiere intimidarnos con el asesinato. Nos traen bandidos de Estados Unidos como maestros para enseñarnos inglés. Podrán matar a Albizu Campos. Nada se resolverá. Podrán matar 10,000 nacionalistas. Surgirá un millón de puertorriqueños. La mejor manera y más rápida de hacer a la nación nacionalista en 24 horas es siguiendo esa secuela de asesinatos. El nacionalismo no atacará a mansalva sino cara al sol, cara a la eternidad".

En abril de 1936 se iniciaron los procesos judiciales en la Corte de Distrito de Estados Unidos en Puerto Rico contra varios dirigentes del Partido Nacionalista, acusados por el Gobierno federal, de conspirar para derrocar al Gobierno de Estados Unidos en Puerto Rico; de incitar a la rebelión armada y reclutar soldados para tales fines. El 19 de julio, el jurado que entendía en el caso no pudo ponerse de acuerdo en un veredicto. Los puertorriqueños, que integraban el jurado, insistían en la no culpabilidad de los acusados, mientras que los norteamericanos que en él participaban insistían en la culpabilidad. Un nuevo grupo de jurados controlados por la Fiscalía Federal fue escogido para un nuevo juicio, el cual comenzó el 27 de julio. Con la participación de diez jurados estadounidenses de 12 que componían el panel, Albizu Campos y el liderato nacionalista fue encontrado culpable en los tres cargos imputados, entre ellos el delito de conspiración sediciosa. Fueron condenados a diez años de prisión. Días más tarde, en los accesos hacia la entrada de la isleta de San Juan, otro comando nacionalista atentaría contra la vida del juez federal que intervino en el juicio.

Encontrándose encarcelado el liderato nacionalista en espera de una revisión de las sentencias por parte del Tribunal del Circuito de Apelaciones de Boston, se produjeron los sucesos del Domingo de Ramos de 1937, los cuales pasarían a conocerse en la historia de nuestro país como la ¨Masacre de Ponce¨. En un abuso de poder sin límites, la Policía de Puerto Rico por instrucciones del Gobierno colonial abrió fuego contra la manifestación, resultando muertas 19 ciudadanos y cerca de 200 heridos. Allí quedó sellada finalmente la ruta de la resistencia del pueblo puertorriqueño frente al colonialismo yanqui.

La política del Partido Nacionalista de llevar adelante la “guerra defensiva” contra Estados Unidos no encontró descanso. Cada golpe infligido por el Gobierno de Estados Unidos contra el independentismo fue devuelto con acciones contundentes del nacionalismo, recordándole a Estados Unidos que en Puerto Rico se mantenía viva la lucha por la independencia, lucha ésta en la cual el nacionalismo estaba dispuesto a pagar el precio que fuera.

 

20 Albizu Campos, Pedro: Op. Cit. Tomo I, (1975)

21 Albizu Campos, Pedro, Op. Cit., Tomo I, (1975)

22 Albizu Campos, Pedro, Op. Cit., Tomo I, (1975)

23 Denis, Nelson A.: War Against All Puerto Ricans (2015)

24 Albizu Campos, Pedro, Op. Cit., Tomo II, (1981)

25 Rosado Marisa, Pedro Albizu Campos: Las llamas de la aurora, un acercamiento a su biografía (1991)

26 Albizu Campos, Pedro, Op. Cit., Tomo III, (1981)

Crédito foto: SKopp, Wikimedia Commons, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.en)