Camino a Cuba 9

CAMINO A CUBA1

altUn día del año 2011, Caguas. Hay momentos donde el aburrimiento, la impaciencia y ser arriesgado dejan frutos que recoger al transitar los años de ayer.

Pasaban los días, ya nos habíamos mudado de la casa de muñecas y nos instalamos en un apartamento más cómodo. Llevaba tiempo preguntándome si aquello que tenía sobre la mesa era bueno. Lo miraba, releía cada línea, lo guardaba y volvía a releerlo. En muchas conversaciones con Solá, él decía que publicar a temprana edad podría ser un suicidio literario, pues corría el riesgo de que fuera muy bueno o solo un libro. Siempre me aconsejaba que fuera con calma con la idea de publicar, yo le hice caso, pero…

Una tarde decidí y aquello que llevaba escrito meses opté por publicarlo, así que agarré la Laptop, una Acer que podía competir en una carrera con un caracol y perdía por la milla clásica, pero en ese momento hizo su más importante función. Adri y su mamá estaban en otro cuarto jugando con la felicidad, yo por otra parte jugaba con una depresión. Fue entonces que seleccioné a todos los contactos que aparecían en mi correo electrónico y les envié aquello que llevaba meses esperando por su liberación.

“Los años me enseñaron apostarle a la tristeza

que del amor siempre ganamos alguna pérdida

o alguna lágrima desperdiciada

o algún recuerdo que nos amarga la piel”.

Bajo la sombra de las palabras

Aquellos versos vaya uno a saber ahora qué otro destino tuvieron. De todos los ojos que pudieron ver este poema como unas simples líneas, un par pudo ver algo más. De entre todos los contactos que guardaba estaba el de Casa de los poetas, siempre tuve la ilusión de publicar un poemario y por eso todos los correos de editoriales los almacenaba con cierta esperanza. Fueron varios quienes contestaron felicitándome por el poema, pero, fue Zoé Jiménez Corrtejer quien adivinó la intención de esos versos. A raíz de aquel correo pude publicar mi primer poemario, Bajo la sombra de las palabras. Debo decir que al leer esos poemas no me causan mucho orgullo, pero fueron los que abrieron la puerta, esa gigante y pesada puerta para entrar a la poesía y la literatura.

Con ese poemario pude realizar otra de mis ambiciones. Luego de la presentación del libro en un pequeño salón de un museo en Caguas donde las sillas vacías se podían contar con los ojos cerrados pero que con Yolanda Arroyo, José Manuel Solá, Zoé Jiménez, mi familia y amigos se sintió como estar en el Choliseo. Así fue como pude estrenarme como un poeta publicado. De aquel libro se regalaron más de los que se vendieron y como la dijo la orientadora… no me dejó “chavos” pero si una satisfacción que aún celebro cada vez que alguien me llama poeta. Un año después hice mi primer viaje a un encuentro internacional de poetas. Ese libro que dejó mi bolsillo mal herido, pero no de muerte, hizo que Jose Ernesto Delgado Hernández caminara por las calles de Benedetti, que me presentara en la Sala Zitarrosa y que mi libro estuviera en exhibición en La Feria Internacional del Libro de Montevideo. Estar en Uruguay era un sueño del cual Solá fue culpable que tuviera y realizara.

Hoy me preparo para efectuar otra de esas ambiciones, viajar a Cuba, pero no como un turista, sino como Poeta que se presentará en La Feria Internacional del Libro de La Habana. Cuba espera mis versos, yo espero su corazón caribeño y el abrazo solidario de los hermanos nacidos en otra patria. Camino a Cuba.