La diáspora boricua frente a la peregrinación de Bayoán

Voces Emergentes

altHoy día se debate mucho sobre los puertorriqueños que abandonan su tierra en busca de una mejor oportunidad en los E.U. Los ánimos en la palestra están bien cargados. Las actitudes que asumen ambos bandos se han tornado bastante agresivas, señalándose unos a otro. Tal fenómeno de la emigración ha sido razón de debate tanto para puertorriqueños y puertorriqueñas como para los pueblos de nuestras Antillas en general durante toda su historia.

Curiosamente, Eugenio María de Hostos, importante prócer antillano, muy temprano en su vida reflejó este debate sobre si abandonar su isla por deber o quedarse por amor, en su primer escrito y novela La peregrinación de Bayoán. Esta novela fue elaborada con las notas del diario de Hostos en su viaje a España. El protagonista (Bayoán) es un joven puertorriqueño que emprende un viaje en busca de justicia para su América. El contraste entre la discusión actual de la emigración puertorriqueña y la visión del peregrinar por el Ciudadano de América resulta ser muy interesante.

Desde hace un año se ha hecho ver que el debate se divide entre los puertorriqueños que se van del país, debido a la crisis económica, en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades de empleo y, al otro lado del debate, los que entienden que la mejor respuesta a la crisis del país es quedarse para apoyar su recuperación económica. El choque de estas posturas alcanza un ánimo espinoso cuando se empiezan a atacar de parte y parte. Los que deciden permanecer viviendo en la isla son señalado como “vagos” o “conformistas”, mientras los que deciden quedarse son tildados de “rajaos” o “traidores”.

Según se atacan, se comienza a tornar la discusión sobre quien es el más pertinente o impertinente, el que decide quedarse a pesar de que cada vez se hace imposible vivir en el país y frente al que decide irse en busca de mejores salarios, oportunidades de empleo y seguridad, a pesar del riesgo que implica tal hazaña en esta crisis global.

Sin embargo, esta no es la primera migración masiva. Autores como Hernández Cruz identifican cuatro etapas de migraciones en Puerto Rico, las cuales demuestran que cuando se habla de migración masiva, se trata de migración de trabajadores. La primera de 1898 a 1930, al consolidarse el capitalismo agrario bajo los E.U., y la segunda de 1930 a 1945, debido a la crisis y reconstrucción de la economía de Puerto Rico. Luego, a partir de 1945, se desarrolla la industria liviana en Puerto Rico y, por último, desde los sesenta en adelante comienza la etapa de la inversión de capital en industrias intensivas en capital. Nos olvidamos que a partir de la década de los 1960, debido a la transformación radical de la economía, Puerto Rico “pasó de ser un país agrícola subdesarrollado, emisor de emigrantes, a un país industrializado y urbano, receptor de inmigrantes en números crecientes” (Jorge Duany). Puerto Rico ha sido señalado como un “enclave transnacional” por no decir que es un enclave “transantillano”, pues la mayoría de los extranjeros del país son trabajadores dominicanos y colombianos.

En el contexto histórico de Hostos, al momento de escribir los diarios que se convirtieron en su primera novela (durante la primera mitad del siglo 20), las emigraciones notoriamente se daban en Puerto Rico por represión política, alcanzando en muchos de sus casos el exilio, como le sucedió a nuestro prócer. Al publicar por vez primera la novela, donde se criticaba el gobierno despótico de España, fue censurado y consecuentemente exiliado.

En la novela, Bayoán es un joven puertorriqueño que decidió viajar a España en buscan de justicia para su amada isla, sacrificando la comodidad de quedarse en su finca y hacer una familia. Al ver “las monstruosidades sociales”, durante su peregrinación por las Antillas hasta llegar a España y donde su prometida muere, Bayoán decide seguir peregrinando de vuelta a su tierra natal (América) en busca de los que no encontró en Europa.

Es notable que, tanto Hostos como quienes emigran de Puerto Rico, tienen en común una razón para abandonar su isla: la penosa situación colonial de Puerto Rico. Debido a nuestra histórica relación colonial con otros imperios Puerto Rico se ha visto siempre en unas condiciones frágiles de índole económica y social por lo que en algunas ocasiones lleva al puertorriqueño a tomar la decisión de abandonar su isla.

El problema con la aspiración y las razones de Hostos para peregrinar reside en que la naturaleza de sus motivaciones es muy distinta a la de la mayoría de los puertorriqueños que emigran. Durante todas las etapas migratorias del siglo 20 la razón mayoritaria de los puertorriqueños sobre abandonar su isla ha sido por su condición de antillano pobre y trabajador. Hostos, quien fue enviado por su familia a estudiar en España luego de culminar sus estudios primarios en San Juan, era hijo del Escribano Real de aquel entonces (parecido al contralor de hoy día). También Bayoán viajó a España en busca de “el árbol de la ciencia” y para “preparar el advenimiento de una patria que no tengo”. Más que una urgencia económica personal, fue un deseo heroico personal de luchar por la situación social y económica de las Antillas.

Al contrastar la peregrinación de Bayoán y la migración en Puerto Rico encontramos la oportunidad de conciliar sus contradicciones. Debemos entender primero que no hay una decisión mejor que otra entre emigrar o quedarse en la isla, esos vaivenes son parte de nuestra relación laboral con los EE.UU.

Nosotros los trabajadores de las Antillas tomamos la decisión de emigrar por nuestra explotación laboral. Dicha decisión debe asumir un poco de actitud vanguardista como Hostos y Bayoán, para partir evaluando la situación de nuestro país objetivamente para luego analizar las condiciones en EU y sopesar las ventajas y desventajas que conlleva tomar la decisión de emigrar a los EU.

Siempre que emigramos a los E.U. debemos criticar la situación política de nuestra isla como lo hizo Bayoán, pero también debemos pasar juicio de las desigualdades y penurias que también se viven en los E.U. Al final de la obra, se sabe que Bayoán continuó peregrinando, dejando en la incertidumbre si logró encontrar lo que buscaba o no. Tal vez nunca la encontró, porque tanto la justicia como nuestros derechos humanos no se encontraban en un lugar en específico. Las esperanzas de un mejor porvenir para Puerto Rico, como para las Antillas, está en la lucha de su clase trabajadora.