I am not your negro o Baldwin el escritor que reescribe la historia de los EE.UU.

Cine caribe

altA Pedro Zervigón

Se trata de una película monumental, un documental para explicar su género, que aún no ha llegado a Puerto Rico, pero que recientemente vi gracias a las buenas tertulias que, a partir de las cofradías, algunas masonas otras tan solo por el buen gusto, se dan aún en Puerto Rico. I am not your negro (Dir. Raoul Peck, Haití/Francia/EE.UU., 2016) es un filme que servirá, más allá de llevarse el Oscar como mejor documental (2016), para inspirar/nos a todos y todas a pensar que es ser negro hoy, es decir, afro-descendiente, y cual es y ha sido nuestro proyecto de modernidad.

El documental basado en la novela inconclusa del insigne libre pensador, escritor, guionista y activista por los derechos civiles, James Baldwin, titulada Remember this house (1979), sirve para que Peck la convierta en un guion para un extraordinario documental. En esta medida, el documental intercala en nueve capítulos con su propio título, las notas, discursos y manuscritos de Baldwin, con las ideas y ediciones de Peck. A su vez es narrado el documental por una impecable voz y ejecución del artista Samuel L. Jackson.

El documental logra explorar de forma extraordinaria el pensamiento filosófico de Baldwin, quien sin lugar a dudas se vio influenciado por la obra de Franz Fanon, quien también dijo, “yo no soy un hombre negro”. No obstante, Baldwin, por el trabajo impecable de investigación realizado para este documental, logra contar una historia de la historia de los EE.UU. que no se había explicado antes. Como bien dijo Baldwin, “la historia del hombre/mujer negro, es la historia de los EE.UU.”.

En otras palabras, e influenciado tal vez por el pensamiento post-estructuralista de, entre otros, Michel Foucault, Baldwin vía Peck, logra explicar que la construcción del racismo requiere continuamente de un ente que defina (el blanco) y otro que lo asuma (el negro). Este binomio o dualidad entonces crea comportamientos y mal comportamientos, los cuales van desarrollando, por decir, una ideología de vida. Como bien diría Fanon, el colonialismo, a lo cual el intelectual peruano Aníbal Quijano le incorporó el racismo, es por su mera existencia siempre violento.

El trabajo, impecable en narración, guion, y estética visual, tiene un sub-texto sumamente valioso: cuenta la historia de los EE.UU. por vía del cine. Esto, a la Cinema Paradiso (Dir. Giuseppe Tornatore, Italia, 1988), que cuenta el amor por vía de un beso, en el filme de Peck se cuenta el racismo a través de las representaciones racial-estética en la industria de entretenimiento de los EE.UU. Simplemente magistral. Un filme que solo por su narrativa visual, el mismo transmite el fin deseado: hay que descolonizar el pensamiento racialmente racista, para recolonizarlo.

La película hace un planteamiento en torno a la nación de los EE.UU. que es muy interesante e importante. Mientras no se logré aceptar que la historia de los EE.UU. se construyó a partir de todos, incluyendo las poblaciones esclavizadas (negros, como también blancas), no hay futuro de país sin violencia. El proceso requiere dejar de ser racista en la relación amo y esclavo, donde ambas se nutren de la otra.

Es un filme importante para todo. Sobre todo, para mirar desde Puerto Rico, algo que se hace muy poco, de cómo le va a nuestros hermanos y hermanas afro-americanas en los EE.UU. Pero también, para continuar la lucha por la igualdad sin prejuicios. Deben verla, como sea, donde sea y con quien sea. Adelante Raoul Peck, adelante.