Desclasificaciones para la historia

Voces Emergentes

altLa historia real debe ser escrita y expuesta a nuestro pueblo; relatar, explicar cómo fueron los acontecimientos previos a la firma de los tratados Torrijos-Carter. Me tocó vivir esa época como joven oficial de la Guardia Nacional cuando formaba parte de la 1.ª Compañía de Infantería de Panamá Viejo. En 1975, las negociaciones se realizaban, pero en paralelo se estaba en un proceso de reorganización interna en caso de tener que utilizar la fuerza militar en contra de los EE.UU.

El Gral. Omar Torrijos tomó la decisión de lanzar ataques dentro de la antigua Zona del Canal desde mucho antes de 1974, cuando se reiniciaron las negociaciones. Se preparó, se organizó y alcanzó dentro de la Guardia Nacional un alto nivel de fervor patriótico, unidad monolítica de la institución después de varios intentos de contragolpes; se alcanzó una unidad política de toda la nación alrededor de la consigna de la devolución de la Zona del Canal. Fue el liderazgo político y militar que logró unificar la mayor parte de nuestro pueblo. Elevar las banderas reivindicativas históricas de muchas generaciones de patriotas panameños, fue una bandera de la izquierda panameña reivindicada por el Gral. Omar Torrijos.

Cuando se vieron empantanadas las negociaciones, el Gral. Torrijos ordenó lanzar ataques con explosivos dentro de las instalaciones militares de la antigua Zona del Canal como advertencia. Fueron colocadas 14 bombas en carros y puntos específicos… las 14 bombas llevaban un mensaje: representaban las 14 bases del Ejército de los EE.UU. Se planificó y se ejecutó con miembros entrenados de la Guardia Nacional, del G-2, cuadros formados en Israel en operaciones especiales: de explosivistas, desactivadores de bombas, hombres rana, comandos terrestres. Se colocaron los explosivos y se activaron; no hubo bajas ni heridos. Todos los elementos involucrados salieron de la Zona del Canal y no fueron capturados. Esta situación fue tema de los interrogatorios durante la invasión. El mensaje para los gringos fue que eran vulnerables, que la mejor seguridad era tener a los panameños satisfechos.

Para tener disposición combativa y poder de fuego, el Gral. Torrijos ordenó la compra de armas en Francia: lanzacohetes STRIM de 89 mm, morteros de 120 m con alcance de 13 km, toneladas de explosivos de alto poder (con especificaciones de romper búnker). En Suecia: ametralladores MAG, fusiles de asalto FAL y otras armas y millones de municiones en Bélgica. Todo este material de guerra fue una compra ejecutada como una operación de inteligencia secreta, para que los gringos no tuvieran conocimiento. De igual forma su traslado y desembarco. Para entonces los puertos estaban en manos de los gringos. Este armamento se almacenó en el cuartel de Tinajitas y los explosivos en silos en Cativá. Nunca los gringos tuvieron conocimiento previo de que la Guardia Nacional disponía de capacidad ofensiva para lanzar ataques al corazón del Comando Sur.

Se organizó una tropa escogida para ser entrenada en la isla de Coiba en acciones de comandos, infiltraciones y sabotaje a blancos militares dentro de la Zona del Canal. Esta tropa estaba formada por oficiales y elementos de tropa de las diferentes compañías de combate que conformaban el pie de fuerza de la Guardia Nacional. Con alta motivación política, los escogidos para sacrificar su vida en aras del beneficio de la nación panameña. Esta tropa se mantuvo meses acuartelada sin salir o ver a sus familiares; había que mantener el secreto de la operación, no hubo filtraciones. Había unidades de hombres rana con misiones de volar las presas de Gatún, comandos terrestres para infiltrarse en las bases militares, unidades de morteristas para lanzar fuego de morteros de 120 mm al cuartel general del Ejército Sur en Fuerte Clayton.

El G-2 había ejecutado muchos reconocimientos y había estudiado los blancos para atacarlos. Se disponía información de inteligencia militar y el factor sorpresa se mantuvo hasta el día de la última votación en el senado de los EE.UU.

La Guardia Nacional, bajo el mando del Gral. Torrijos, había elevado la conciencia nacional patriótica en todo el pueblo panameño, alcanzando una unidad política alrededor del tema de las negociaciones con los EE.UU. con la excepción del líder de los panameñistas y su partido. Si fracasaban, se desataría la guerra de liberación y se lanzarían los ataques militares a la antigua Zona del Canal y sus 14 bases. La decisión estaba tomada. EE.UU. nunca perdonó esta situación y esta fue una de las razones estratégicas que el Pentágono ordenó de la destrucción en 1989 de las FFDD.

Arribamos al 7 de septiembre de 1977, cuando se logran firmar los tratados, pero el camino fue difícil, complicado y estuvo cerca del fracaso. En dos oportunidades se infiltraron las tropas a sus posiciones de ataques, por medio de una trasmisión codificada de Radio Libertad, se daría la señal de atacar o replegarse. Eran muchos blancos donde había que infiltrarse para estar próximo a los objetivos: los hombres rana próximo a las riberas de las represas, los morteros en sus posiciones de lanzamiento, las tropas que atacarían la estación de policía de Balboa y los puertos de Balboa y otros puntos. El plan era atacar, hostigar y replegarnos a las montañas y continuar la lucha como fuerzas de guerrillas, desatar en todo el país la guerra de liberación.

Los gringos entendieron el mensaje de los 14 bombazos en el corazón de la Zona del Canal y concluyeron que los panameños éramos los únicos que podíamos proteger o destruir el Canal de Panamá. Pero esta factura la pagamos todos los militares panameños con la invasión militar de 1989.