Presentan un proyecto de ley para endurecer aún más la persecución del colectivo LGBT en Egipto

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Junto con otros 14 diputados Riyad Abdel Sattar propone al gobierno de Egipto un nuevo proyecto de ley con el que se incrementa el acoso a la comunidad LGBT después de prohibir a los medios de comunicación aludir de cualquier manera sobre las personas homosexuales, bisexuales o transexuales, siempre que no sea para resaltar que son actitudes que violan el «orden natural».

Una medida que surge después del estallido homofóbico que estalla después de que un grupo de personas ondearan una bandera arco iris en un concierto de Mashrou’ Leila y por el que en las dos primeras semanas se saldaba con la detención de 33 personas, ascendiendo actualmente a más de 70, a través de una campaña que ha sido condenada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

«Cualquier persona que se dedique a la homosexualidad en un lugar público o privado debe ser objeto de una acción punitiva», declara el borrador de esta contradictoria ley en un país en el que la homosexualidad no está penada por la ley, hasta ahora, puesto que proponen penas de prisión de hasta 5 años. Lo que tampoco es nuevo porque las autoridades ya habrían estado encarcelado a quienes consideraban utilizando leyes draconianas relacionadas con la prostitución o el libertinaje.

El proyecto de ley presentado por Sattar define la homosexualidad como cualquier relación entre dos personas del mismo sexo para condenar después lo que denomina «relaciones sexuales pervertidas» que propone castigar con penas de un mínimo de un año y un máximo de tres, tanto si se producen en ámbito privado o en público, pudiendo alcanzar los cinco años aquellos que reincidan en el mismo tipo de crimen. Misma pena para las personas personas que «inciten» a las relaciones homosexuales, aunque no participen en el acto en sí, de la misma manera que se castigan también con 3 años la publicidad de fiestas o reuniones de miembros del colectivo LGBT, que quedan «prohibidas e medios visuales, de audio y en redes sociales», así como para quienes organicen o asistan a uno de estos eventos, incluyendo a los propietarios del lugar donde se realice, quedando cerrado el establecimiento si no fuera un espacio privado. Asimismo,se prohibe llevar cualquier signo o símbolo que denote algún tipo solidaridad hacia la comunidad LGBT, así como su venta. Advirtiendo que no sólo las personas sospechosas serán monitorizadas, sino que los infractores serán objeto de escarnio y humillación pública.

«Egipto debería detener de inmediato esta represión despiadada contra un grupo vulnerable simplemente por agitar una bandera (…). La represión no volverá heterosexuales a las personas gays, sólo perpetuará el miedo y el abuso», declara Sarah Leah Whitson, directora para Medio Oriente y África del Norte de Human Rights Watch.