Me queda imaginar
que descendemos, exactos,
bajo una perdición transparente
sin nadie que nos explique
esta razón de cielo
y estas manos hablando, una frente a otra;
me queda imaginar
que solo es aire, que solo es otro lugar
donde el infinito llega y asienta
el viento lluvioso en las estrellas
el otro vacío que no explicó Newton;
vivo por imaginar,
solamente estas manos, fijamente apátridas,
leales y apóstatas, en vicio enredadera,
en este azul sin raza, ronco y perfecto
del cielo, tan ciego como la pureza
un cielo que no tiene palabras
abismo suave que contemplamos
mientras más cerca
por todo este alto, se imaginará la vida.