Un infiltrado en el grupo anti PROMESA

Voces Emergentes

altZuleika observaba con ternura el cuerpo desnudo de Ricardo. Acababan de hacer el amor. Desde hace un año eran “compañeros” como decía Ricardo, no le gustaba eso de ser “novios. A ella no le importaba, era su amor a primera vista desde que se conocieron en la universidad y ambos militaban en las organizaciones estudiantiles.

-¿Qué te pasa mi amor? Te veo muy preocupado- preguntó Zuleika acariciando su cabello.

-¿Tú recuerdas quién de los muchachos encapuchados tiró la primera piedra en la marcha?

-No tengo la menor idea. Yo estaba de frente a los policías con las otras compañeras y de momento todo se salió de control cuando comenzaron los macanazos. ¿Qué pasó?

-Recuerdas que te dije que me reuniría con unos policías de la Fuerza de Choque. Nos reunimos ayer. Uno de ellos me dijo que teníamos un infiltrado de la inteligencia de la policía en el grupo. Me lo dijo para que me cuidara y porque conocía a mi padre.

-¿De verdad? No puede ser. ¿Tú le crees? Yo conozco a todos los integrantes del grupo de “Fuera las promesas”. Estoy contigo desde el primer día que nos organizamos.

-Guillermo, el policía que fingió darme, me dijo que era uno de los encapuchados y fue el que lanzó la primera piedra. Me informó que esa era la señal para comenzar el operativo de macanazos y gases lacrimógenos contra nosotros. Todo estuvo planeado. Un coronel retirado del Negociado de Investigaciones Especiales fue el que dio las instrucciones. Esto viene de las altas esferas del gobierno, incluye al gobernador. Dijo que sinceramente no sabía quién era. De lo contrario me lo diría.

Zuleika no podía creer lo que escuchaba. Recorrió mentalmente los incidentes de la marcha y la posición de cada uno de los miembros del grupo. No pudo recordar quién fue. Ella fue de las primeras que Ricardo había reclutado para formar la organización y llevaba el registro de todos los compañeros del grupo. No podía imaginar quién era el traidor.

-Piensa bien mi amor. Tenemos que buscar los expedientes y evaluar cuándo ingresaron al grupo. Me imagino que tiene que ser de los últimos que ingresó. No puedes compartir esta información con nadie. Debes ser muy cautelosa. Esto nos afecta a todos. ¿Me entendiste? Con nadie, ni con Soraya tu mejor amiga.

Se vistieron y salieron para la universidad. Esa tarde él había convocado a una reunión para evaluar las acciones y resultados de la marcha. Ricardo tenía que aprovechar el momento para auscultar quiénes estuvieron encapuchados en la marcha. No se habían comunicado desde ese día.

En la próxima semana la Junta Fiscal tenía señalada una reunión pública. El grupo estaba planificando preparar un piquete frente al lugar de la actividad. Ricardo pensaba cómo podía lograr que el infiltrado se delatara ese día. Primero tenía que saber quiénes estuvieron encapuchados y quién del grupo había sugerido llevar las piedras a la marcha. Quería compartir su preocupación con Carlos, el amigo de toda la vida y de su confianza, pero no quería que otras personas tuvieran una información tan sensible. Por ahora, solamente confiaba en Zuleika.

Antes de la reunión Ricardo decidió hablar con su abuelo. El tenía mucha experiencia en las organizaciones políticas. Después que salió de la cárcel se unió a una organización clandestina que promovía la lucha armada y tuvo vínculos con estudiantes universitarios y las huelgas estudiantiles en los años setenta. Él le dijo que estuviera pendiente a quién sugería alguna acción violenta en el piquete o quién se ausentaba de la reunión. La actividad se había planificado como una pacífica para mantener solamente la presencia del grupo con el propósito de llevar un mensaje categórico contra la infame Junta Fiscal. Nadie debía ir encapuchado.

-En el próximo piquete nadie podrá participar encapuchado. Ese día tendremos una participación pacífica. No podrán llevar mochilas ni escudos de madera. Lo único que llevaremos serán las pancartas contra la Junta. Las fuerzas de seguridad estarán presentes y no queremos ninguna confrontación esta vez- arengaba al grupo Zuleika.

-Quiero dejarlo claro: nadie encapuchado ni con mochilas-repitió.

Mientras Zuleika discutía la agenda y daba las instrucciones de la actividad, Ricardo observaba a cada uno de los integrantes del grupo haciendo memoria en qué momento se habían integrado a la organización. Solamente faltaron dos de los miembros. Roberto, recién incorporado, y su gran amigo Carlos. Dos de los encapuchados en la marcha.

-¿El abuelo tendría razón en cuanto a la incomparecencia de algunos miembros a la reunión?- Pensaba Ricardo muy preocupado.