Germán Valdés, aliasTin Tan, murió en la pobreza

Voces Emergentes

cine mexicano

Similar a Fernando Soto “Mantequilla”, Germán Valdés Tin Tan murió en la pobreza y sin saber que los médicos lo habían desahuciado ocho meses antes por el cáncer de páncreas que lo aquejaba, combinado con una hepatitis que derivó en cirrosis hepática. Su hermana Guadalupe, que lo cuidó durante todo el proceso, no dejó que el comediante se enterara de que tenía sus díás contados.

Germán, hermano de otros dos grandes comediantes, don Ramón del Chavo del 8 y Manuel “El loco” Valdés fue uno de los artistas más populares de México. Rivalizó con Mario Moreno Cantinflas aunque no llegó a internacionalizarse de la manera en que Cantinflas lo hizo en La vuelta al mundo en 80 días, ganadora de 5 Oscars y por la que Mario Moreno ganó un Golden Globe como Mejor Actor en Comedia o Musical. Tin Tan también trabajó en doblajes prestándole su voz al gato de O’Malley en Los Aristogatos y a Baloo en El libro de la selva, que fueron dos éxitos taquilleros.

A su espontánea comicidad sumaba su talento como cantante, habiendo grabado numerosos discos musicales.

La consagración de Tin Tan en el cine se produjo cuando comenzó a trabajar con el director Gilberto Martínez Solares con quien hizo 24 películas a partir de Calabacitas tiernas en 1949.

Su personaje del Pachuco, que enriqueció con las experiencias que tuvo cuando en su juventud vivió en Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos, fue duramente criticado por el Ministro de Educación José Vasconcelos, aunque intelectuales del prestigio de Salvador Novo y José Revueltas lo defendieron.

Entre sus películas más exitosas figuran El hijo desobediente, Hay muertos que no hacen ruido, Con la música por dentro, Músico, poeta y loco, Calabacitas tiernas, Soy charro de levita, No me defiendas compadre, El rey del barrio, El revoltoso y Mátenme porque me muero. Compartió labores con Pedro Infante en un clásico del cine mejicano, También de dolor se canta. Otra de sus actuaciones cinematográficas más memorables fue la que realizó en la versión cinematográfica de la novela de José Rubén Romero, La vida inútil de Pito Pérez, en la que actuó con Andrés Soler.

A Germán Valdés en cierta medida le pasó lo que a Mario Moreno. En las últimas películas de ambos la calidad decayó pues a fuerza de repetirse, los personajes de ambos perdieron frescura y espontaneidad.

En la vida real él y Mario Moreno eran muy diferentes. Moreno era un hombre de negocios, lo que le permitió amasar una fortuna con su trabajo en el cine y sus inversiones. Germán era todo lo contrario, bohemio y mujeriego que se gastaba todo el dinero que ganaba en mujeres y juergas. Por eso cuando murió estaba sin un centavo mientras que Mario Moreno llegó a ser multimillonario.

Entre las fotos que incluyo figura una de la estatua en que se le recuerda en la Zona Rosa de la capital mejicana.