El verbo y la mirada de Greta Thunberg

Creativo

altDemasiados adultos, algunos por ignorancia, otros por coincidir con los intereses anti conservacionistas del planeta o por sus intereses monetarios, dicho sin espavientos, atacan a esta joven sueca a la que le han tildado de tantas cosas innombrables como que le hace falta “cariño” y que ahora es la voz del odio. ¡Uyyy, qué miedo!

Estas personas, a sabiendas o no, qué aportan a las soluciones de los problemas reales que tiene el planeta. Sí, porque este planeta tiene problemas reales y más que reales, urgentes; y, su voz de niña enfadada con sus padres, entiéndase el poder político y económico que nos está llevando a la pérdida del ciclo de vida global del que somos parte, hace algo extraordinario. Ella no es una Kardashian, ni una Merkel, ni tan siquiera una princesa de Disney, no. Ella es una niña con una misión: salvar el futuro de los recursos del planeta, llamando la atención de todos los países envueltos en la debacle, pidiendo que sembremos árboles, que no usemos plástico, que reciclemos al máximo. Ella lo que pide es respeto a su futuro. Vida, desde la sinceridad de sus expresiones aspergiadas. Pero su contundencia, la expresión de su mirada, provoca temor en algunos, en otros, miedo y cuando algo no se entiende o no se quiere entender, se le demoniza. Entonces, les nace el odio irracional a estas personas.

Sin embargo, ella lo que dice con sus ojitos y boquita de niña de 16 años es que el cuco viene a comernos los dulces, que el lobo viene a tragarse nuestro alimento, y que el chupacabras nos va a robar el aliento, que respirar será difícil. Ella nos alerta de la cercanía de los efectos del calentamiento global. Del incremento en el número de especies que mueren cada día por nuestra indiferencia. Y nosotros, los muy humanos, nos creemos que eso no nos tocará. Los adultos pensamos que el 2050 está muy lejos, pero la vida de los jóvenes, ¿acaso no nos debe importar? ¿Qué es lo que pensamos realmente detrás de nuestras palabras?

Un día en el futuro se hablará de Greta como la iniciadora de los jóvenes que lucharon por salvar el planeta o, tal vez, nada se diga porque no haya quien escuche de su gesta vikinga.

A Greta, que siga hablando, educando, exigiendo cambios necesarios para que su futuro y el de las generaciones por venir sea uno con nieve en las montañas, con playas hermosas, con mares limpios y llenos de biodiversidad, con frutos sanos en la mesa, con aire saludable, con adultos orgullosos de su gesta.

Te admiro Greta Thundberg, porque a tus coetáneos los estás despertando tremendamente. Bravo, porque los adultos que hemos intentado y que nos habíamos dormido por creer que no valdría la pena seguir, a nosotros también la fiereza de tus expresiones nos ha jamaqueado como un terremoto moral y espiritual. Solo espero que lo puedan lograr, que tu vejez, así como la de los otros, sea buena.

Mucha vida, Greta, mucha vida y bendiciones.

Y a los adultos enojados y a los que te atacan: edúquense y contribuyamos a un plan para que se elimine el uso de envases no reusables de plástico como vasos, platos y cubiertos desechables, para que el agua que tomamos salga de filtros caseros o del trabajo y la carguemos en termos de acero inoxidable. Debemos encontrar las maneras antiguas, las de antes de tanta tecnología, para lavar todo lo que ensuciamos.

Ya hay islitas de plástico más cerca de lo que imaginamos. Es deber de todos encontrar las soluciones para evitar la catástrofe de un Apocalipsis ecológico, por lo tanto, económico.

Naciones del mundo, multinacionales escúchenla y hagan su trabajo para desfacer sus monstruosos entuertos.