COP25: Pasar de la decepción a la acción

Comunidad

altLa cumbre climática de Madrid COP25 ha decepcionado a los jóvenes, a los países que más sufren y a la ciudadanía mundial.

A duras penas, y sólo bajo la presión de la mayor movilización habida jamás en una cumbre climática, se han mantenido los objetivos de la cumbre de París de 2015. ¡¡¡Mantenido!!!… Y todo, bajo el mismo lenguaje engañoso, hipócrita, que permite “salvar la cara” a gobiernos de los Estados más poderosos y contaminantes, mientras patean la pelota hacia adelante, cumbre tras cumbre.

En el acuerdo final “se alienta a los países a aprovechar la oportunidad en 2020". Hipocresía y engaño en la Cumbre. Como el del monopolio energético ENDESA, la empresa más contaminante del estado español; Santander y BBVA, bancos de los que más han invertido en combustibles fósiles o Volkswagen, multinacional implicada en el dieselgate, que han usado el evento para “lavar de verde” su imagen. Las islas Marshall, cerca de ser tragadas por el mar, Greenpeace o 350.org, han resaltado su decepción e indignación ante una COP que consideran que “se ha plegado a los intereses de las empresas contaminantes” y al “lobby de los combustibles fósiles”. Mientras esas grandes corporaciones capitalistas gozaban de un espacio privilegiado en la COP, eran expulsados cien activistas por protestar contra la inacción de los gobiernos. Esa es la realidad de esas Cumbres.

Decepción. Esa es la palabra que más corresponde a esa Cumbre. Más que en ninguna otra -y la extraordinaria duración y alargamiento de las conversaciones lo han hecho aún más evidente- al final de la Cumbre los compromisos han quedado vacíos de contenido. De Cumbre en Cumbre climática, los gobiernos actúan como autómatas siguiendo órdenes de los lobies, aplazando tomar ninguna decisión importante, haciendo caso omiso al cada vez mayor clamor popular y de la ciencia.

El motivo de fondo es que el sistema no permite tomar decisiones que atentan contra los grandes intereses privados. El capitalismo necesita seguir la depredación del planeta tierra, de la naturaleza y los seres humanos, para poder él continuar sobreviviendo. Su forma de sobrevivir es mantener una clase dominante, cada vez menor y más rica. Eso es su crecimiento. Es mantener unos privilegios que significan la muerte de la mayoría de las especies y parte de la humanidad. Y ningún argumento científico, datos objetivos, incendios, huracanes, o razón humanitaria les va a hacer cambiar: por encima de todo aumentar el beneficio privado. Incluso “pintándolo de verde”.

Pero esa Cumbre ha sido probablemente también el punto más alto de conciencia de la humanidad: con ese sistema vamos al desastre, a la aniquilación de la vida en el planeta. Lo dicen ya millones de jóvenes en todos los continentes. Lo dicen la inmensa mayoría de personas científicas. Lo dicen el ecofeminismo y muchas organizaciones feministas. Lo dicen muchas asociaciones de vecinos y ambientalistas frente a las contaminaciones. Lo dicen y pelean. Pero aún falta que el conjunto de sindicatos, organizaciones trabajadoras y populares y la propia izquierda política, entren a fondo en esa pelea y vean que depende de todas que realmente cambien las cosas. o de las COP del clima, donde los gobiernos de los principales Estados capitalistas e imperialistas bloquean las medidas que atentan contra “el desarrollo” y mercado capitalista.

Hace falta una transición energética justa. Los monopolios energéticos y sus Estados la bloquean. Hace falta una agricultura y ganadería ecológica y adaptada a cada país y continente. Los monopolios agroalimentarios la bloquean, expulsan y matan de hambre a millones de campesinos pobres. Hace falta pasar del consumismo actual al disfrute de la vida por sí misma. Hace falta pasar de una movilidad y transporte insostenible a otra concepción de las ciudades y equilibrio entre ciudad y campo. Hace falta cambiar el concepto de Trabajo para que éste no sea la explotación del mercado, sino el goce de la actividad creativa para el bien común.

Todo ello es necesario para mitigar el clima y mantenerlo por debajo del crecimiento de 1,5 grados. Es decir, tenemos que pasar a la acción, a la coordinación de luchas, de esfuerzos, de voluntades y de acciones creativas desde todos los ámbitos de la sociedad, imponernos por encima del capitalismo y sus gobiernos títeres. Cambiarlos, renovar la política para empezar a planear Estados y sociedades de transición hacia el socialismo: el bien común y la armonía con la naturaleza. La ciencia, la juventud y las futuras generaciones nos dicen que debemos empezar a hacerlo… ¡ahora!