El vértigo de la cacocracia: verano de 2019, Puerto Rico

Crítica literaria
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alt¿Qué llevó a Puerto Rico, un pueblo normalmente paciente,

no muy dado a protestar, a salir en frondosas multitudes a la calle

a pedir la dimisión de un gobernante? ¿Cuáles fueron los detonantes

de las manifestaciones más masivas en la historia de esta isla?

Grupo de Diarios América

El detonante para las manifestaciones contra Ricardo Rosselló

fue la divulgación de un chat privado del mandatario con allegados y funcionarios de su círculo íntimo en el que hacen

comentarios clasistas, machistas y homofóbicos, además de que se expresan amenazas y se alude a posibles actos ilegales. El reclamo de los manifestantes es la renuncia del gobernador.

Primera Hora

¿Quién no fue estremecido, de una u otra forma, por el 2019?

Emiliano Teran Montovani

I

Aunque se ha popularizado a partir de la presidencia de George W. Bush (2001-09) en Usamérica, sabemos que no es una palabra de uso común.

Por ejemplo, ¿cuántos se refieren al trumpismo como una cacocracia feraz (además de feroz)?

No obstante, consta que, en Puerto Rico, desde la publicación de Los ciudadanos de la morgue (1997), el filósofo Francisco José Ramos la usó para referirse, en el prólogo, a la crítica que, en ese libro de ensayos, el poeta-filósofo Yván Silén le hacía a la posmodernidad de los años noventa, por ser, entre otras desavenencias, caldo de cultivo de la cacocracia, la cual el poeta-filósofo denomina como “demokracia.”

A principios del mes de diciembre de 2019, en el programa radial Fuego Cruzado de Radio Paz, la comentarista Marilú González rompe un largo silencio. Habla de la cacocracia para referirse al gobierno de Ricky Rosselló (2017-19), a quien el pueblo obligó a renunciar en el Verano Épico de 2019. Como un acto de reciprocidad, la referencia de la comentarista Marilú González desata una cita del prólogo de Francisco José Ramos:

“La kakocracia es, pues, el poder de lo indigno o, para decirlo de otra manera: la mediocridad como criterio axiológico, como medida de sí misma, como fuente de valor. La kakocracia es la culminación de la democracia moderna y, en cuanto tal, puede también definirse como la gestión política de la miseria psicológica de las masas.”

Ajeno a la dimensión profética que adquiriría, durante el trumpismo, lo que escribió en ese prólogo de 1997, vale la pena recalcar la crítica del filósofo Francisco José Ramos:

“ningún imperio ha sido tan capaz de elevar al más alto rango el despotismo de la mediocridad como los Estados Unidos de Norte América. Debe de ser motivo de profunda reflexión que un país de una historia tan rica, tan compleja y tan entusiasta haya degenerado en kakocracia, esto es, en una exaltación tan perversa como creída de los más ínfimos valores humanos. ¡Qué arte para promover y legitimar lo más gregario y vulgar de la humanidad!”

Seis meses después, en enero de 2020, el crítico argentino Otilio Borón, en un artículo titulado “Trump y la apoteosis de la barbarie” (2020), se vale de una cita de Oscar Wilde para subrayar la cacocracia usamericana-trumpista: “Estados Unidos es el único país [dice Wilde] que pasó de la barbarie a la decadencia salteándose la civilización.”

Cuando los peores gobiernan, la cacocracia IMPERA.

II

Vuelta al Verano Épico de 2019. Adán (1992), el primer hombre reciclado del arte puertorriqueño, va por la Avenida Andalucía en Puerto Nuevo hacia la entrada al estadio Hiram Bithorn, donde, en pocas horas, se congrega una multitud de personas alrededor de la tarima en la esquina frente a la entrada al centro comercial de Plaza las Américas.

Con la bandera de Puerto Rico, triángulo en azul claro, al hombro, cuando pasa el puente del Río Piedras de la Avenida Roosevelt, Adán grita al aire: “Kabrón, son las seis y media de la mañana…”

Lunes, 22 de julio. A las 9:00 de la mañana sale un tropel de gente del estadio Hiram Bithorn hacia el Expreso Las Américas en dirección a Caguas; nadie se sospecha que, dada la enormidad de la multitud (llegará al medio millón), en vez de doblar en U en la salida de la Avenida Jesús T. Piñero, tendrán que seguir hasta la próxima salida, la de la Avenida Américo Miranda.

III

De la Roosevelt a la Piñero, Adán le saca fotos a la hilera de personas —camisetas feministas: ¡Puta no: Putísima!— parada sobre la valla que separa el expreso en dos mitades (hacia Caguas y hacia San Juan).

De la Roosevelt a la Américo Miranda se deja llevar por el torrente que fluye al son de la música a lo largo del Expreso Las Américas; música proyectada desde un camión con una artillería de altoparlantes en la portezuela trasera.

Desde el puente de la Américo Miranda Adán mira hacia San Juan y ve la marea de gente que llena el lado izquierdo del expreso, el cual empieza a desparramarse hacia el lado derecho. Al final del día, ambos lados se cubrirán de gente.

Imantado por el campo de gravedad político que acopla lo individual con lo colectivo, Adán se desplaza por el Expreso las Américas, fragmento de un imán, en un tsunami de gente que, sin prisa, tiene como objetivo, en principio, regresar en algún momento al punto de partida de la marcha, donde la tarima en la equina del Hiram Bithorn y Plaza las Américas no ha dejado de sonar con la música de los artistas que comandaron el evento (Residente, Ricky Matin, Bad Bunny, Daddy Yankee, Ola Tañón...).

IV

Tramo de vuelta a la Avenida Roosevelt desde la Américo Miranda; Adán se encuentra con el Transboricua (1999) de Pepón Osorio, un boxeador cantante (frente al micrófono en negro) hecho de cinco banderas (la de Puerto Rico en el sombrero; la de México en la cara; la de República Dominicana en los guantes; la de Venezuela en el pecho; la de Cuba en la espalda), también convencido de la consigna del Verano Épico de 2019: “Ricky renuncia.”

Mientras caminan, hablan de geopolítica y de la colonialidad del poder.

Adán cita a Franz Fanon; el Transboricua a Aníbal Quijano.

Ambos concuerdan en esto: a partir de la segunda mitad del siglo XX, Enrique Dussel es hoy, a sus 86 años, el filósofo más importante de América Latina.

V

Antes de llegar a la Avenida Roosevelt, en la salida ovalada del expreso que gira hacia el Hiram Bithorn, Adán y el Transboricua se topan con otro personaje clave del arte puertorriqueño, también de la diáspora (como el Transboricua): You Have to Dream in Blue (1989) de Arnaldo Roche-Rabell.

Condensados en una masa que, por su plenitud desparramada, ha dejado de fluir de un punto a otro del expreso —congregación y concentración—, el negro de ojos azules, Adán y el Transboricua convergen en esa quietud palpitante de la multitud. Reexisten. No obstante, vistos desde arriba, pasarían desapercibidos en lo que parecería un hormiguero de gente.

Quizás el sombrero del Transboricua, una pava pintada con la bandera de Puerto Rico, los identifique. Quizás.

El negro de ojos azules le toca la manzana de Adán a Adán; literalmente, una manzana roja, mientras el Transboricua los filma desde el celular, programado con la pantalla digital que lleva atrás en la mochila pintada con la bandera de Cuba.

Close up: el Transboricua graba cuando el negro de ojos azules le dice a Adán que él, Adán, es un “Ser al cuadrado.”

Con palabras (de 1955) del poeta Clemente Soto Vélez, Adán contesta:

“… multiplícate dentro de mí,

para cuando la emoción se acerque

a su cuadrado,

tu imaginación cautive

la palabra con labios…”

VI

Horas después, cerca de la tarima en la entrada al Hiram Bithorn —donde estuvo Olga Tañón envuelta en las dos banderas de Puerto Rico (la de luto y la oficial)—, Adán se plantea la Gran Marcha que ha pasado en el día de hoy, 22 de julio, en términos de una aparición. Presencia que catapultó y transformó al pueblo.

Lo que la gente vio a partir del 11 de julio, cuando el Centro de Periodismo Investigativo publicó las casi 900 páginas del chat del gobernador y sus 11 amigos; lo que se hizo visible, dice Adán, el 15 de julio, cuando se da la primera manifestación en la Calle Fortaleza, al fondo de la cual reside el gobernador en el Palacio de Santa Catalina; eso que llena de gente siete días después (el 22) el Expreso Las Américas, remarca adanescamente, eso no fue otra cosa que la aparición del rostro de la cacocracia rossellista.

Una fealdad monstruosa, con una toxicidad apestosa, que “daña” cuanto mira. Rostro que el pueblo no pudo sino combatir de la manera más opuesta —desde la alegría y la solidaridad— al proceder violento del gobierno de los peores.

Verle la cara a la ineptitud maliciosa de Rosselló y sus “brothers,” continúa Adán mientras se mueve alrededor de la tarima, desató esta respuesta multitudinaria, planificada y espontánea, que hemos vivido a plenitud en el día de hoy; la cual, en el contexto de la cacocracia trumpista, hay que leer, insiste, como el rechazo terminante del pueblo a permitir que un segundo Trump —Rosselló— se instale en Puerto Rico.

¡Ricky renuncia!

¡No a la crueldad e ilegalidad de los peores!

VII

Entre el montón de gente que gravita alrededor de la tarima, Adán se mueve como un pez en el agua. Sin colisiones; sin paradas de emergencia, porque, como el resto, se sabe inmerso en el contexto de un pronombre personal —¡nosotros!— nunca antes sentido a esta magnitud: NOSOTROS.

Junto a medio millón de puertorriqueños que marcan hoy la historia del neoliberalismo colonial, Adán se mueve en el espacio proteico y poético de la victoria ciudadana; puesta en escena libertaria que, sin violencia, vive una intensidad ética y estética del NOSOTROS en la plenitud de su potencia “dúsmica” (neologismo nuyorican que implica transformar lo negativo que la sociedad capitalista le asignaba al puertorriqueño de Nueva York de 1967 a 1975, en potencia positiva como el amor, según el creador del neoligismo, Miguel Algarín).

La cacocracia rossellista provoca el tono boricua en el concierto de protestas masivas que marcan el 2019.

VIII

En la noche del lunes 22 de julio, Adán se suma a la protesta en la Calle Fortaleza esquina del Cristo del Viejo San Juan. La policía los espera con gases lacrimógenos y balas de goma.

¡Estampida!

Un disparo de lata de gas de la policía quema un automóvil. Adán se cubre; siente el calor del fuego. Corre hacia el zaguán de un local cerrado. Se cubre los ojos y la nariz con las manos; tose, casi vomita. Quisiera escupir, pero no puede. La garganta le arde. Quiere echarse agua en los ojos.

Cuanto puede, deja de respirar con los ojos cerrados. Exuda tinta.

IX

Vuelve a la calle Fortaleza; un bombardeo de gases lacrimógenos la ha llenado de humo. Estampida hacia la Calle San José; algunos que corren se detienen a devolverle el bombazo de humo a la policía.

El correteo de la gente rompe la nube que había tapado la calle. La policía pide por altoparlante que desalojen la vía, pero nadie se amilana. Resistencia. Resiliencia. Gritería. Nuevo correteo; otro disparo de lata de gas, uno que por poco le da en la cabeza a Adán.

La gente se atrinchera, desparramándose, entre la Calle Fortaleza y la San José.

X

Entre el ruido de las detonaciones y la algarabía, el primer hombre reciclado del arte puertorriqueño, Adán, se afinca, desde la calle revuelta, en la materialidad del momento histórico que trona esta noche en el Viejo San Juan: la Gran Marcha pacífica del día en el Expreso Las Américas. La más dramática expresión de soberanía popular de la subjetividad criolla.

XI

Cuando escucha un poco de silencio, Adán se asoma a la Calle Fortaleza desde la San José arriba. Escupe glifosato (de Monsanto) contra un adoquín manchado de poesía corrompida por el neoliberalismo. Agarra de la calle una lata de gas y la lanza hacia el fondo de la Calle Fortaleza, donde la policía se prepara para la próxima oleada de represión.

Adán le grita a Ricky y a sus once amigos: ¡Kabrones!

XII

Tres días después, el 25 de julio —una fecha cargada, demasiado cargada de historia boricua a partir de 1898—, Ricky renuncia en un mensaje grabado con anterioridad.

XIII

Epifanía de la victoria: Adán se extasía en la plenitud del NOSOTROS. Alucina. En vez de celebrar la victoria en Hato Rey, en la marcha que habían nombrado, antes de saber de la renuncia de Ricky, “Somos muchos más”; en vez, Adán se mete en una columna, “La fecha del 25 de julio es una fecha nefasta en nuestra historia…”, que Carlos Gallisá tituló precisamente “25 de julio” (2012) en el periódico Claridad, siete años antes de la renuncia de Ricky el 25 de julio de 2019.

Desde el artículo de Gallisá—“Cuando apenas empezábamos a salir del coloniaje español con una carta autonómica que era un intento desesperado de España por retenernos un tiempo más bajo su dominio”—. Adán baja por la Calle del Cristo con la sensación de que, en vez de ir caminando, flotaba, moviéndose del artículo de Gallisá —“Cuando apenas empezábamos a salir del coloniaje español… las tropas yanquis nos invaden el 25 de julio de 1898…”— a la realidad de la Calle del Cristo esquina Fortaleza, hoy, 25 de julio, cuando la gente se alegra de la renuncia de Ricky.

Como si fuera la voz de alguien que hablaba por él, Adán cita de memoria este fragmento del artículo de Gallisá:

“El gobierno de Estados Unidos ha hecho todo lo posible por borrar de nuestra memoria como pueblo la invasión, usando el 25 de julio para anunciar concesiones y reformas. El presidente McKinley utilizó el 25 de julio de 1901 para anunciar el libre comercio entre Estados Unidos y la Isla eliminando una tarifa arancelaria que había provocado mucha protesta...”

XIV

Imantado por la energía dúsmica, Adán se transforma, convirtiéndose en una conciencia visual de la Gran Marcha, como la de la imagen de la primera escritura que leyó cuando llegó al estadio Hiram Bithorn temprano en la mañana del lunes 22 en una sábana grande y blanca con el testamento de una comitiva —“No a la corrupción y no a estos imbéciles puercos”—dispuesta a ponerle coto a la cacocracia.

Conciencia visual; intensidad de una energía que flota sobre la memoria para, desde arriba, escoger un recuerdo gráfico que capte la inmensidad del momento histórico que representa la Gran Marcha; en la cual, a raíz del performance político, el pueblo cambia de piel.

Como si fuera un Superman boricua, un encapuchado se le acerca a Adán con un dibujo clave; la imagen de un boricua vestido en la bandera de blanco y negro (de luto) en pleno proceso de metamorfosis, mutando del luto a los colores de la vida pública: azul, rojo y blanco.

En verde, rojo y amarillo se desplaza un vejigante zanquero que parece interpelar a Adán; cuya reacción, como conciencia visual que es, tramita un cambio de registro hacia la escritura, lo que le permite, además, viajar, como si fuera una novela de ciencia ficción, Exquisito cadáver (2001) de Rafael Acevedo, hacia el futuro.

XV

Prolepsis; Adán se dispara hacia el devenir. Se adelanta al tiempo, y por ello al ensayo, “Puerto Rico en verano de 2019: ¿revuelta o revolución?,” que Eugenio García Cuevas” publicará 12 días después del 22, el 3 de agosto de 2019, en la revista dominicana Hoy digital:

“Cuando detonó el escándalo del chat privado del gobernador Ricardo Rosselló y su exiguo, pero infame y terrorífico grupo de colaboradores íntimos [los “brothers”], quedó en evidencia pública su naturaleza corrupta, su nepotismo partidista y clasista, su insensibilidad, sus técnicas para el tráfico de influencia, su misoginia y su homofobia institucionalizada privadamente, entre otros episodios perversos y execrables. Su doblez y simulación, entre otras infamias, desvelaron la psicología de un círculo de sujetos torcidos y dañados psicológicamente para ocupar puestos de confianza del país de los cuales eran inmerecedores.”

Adán asiente; la resolución de la disyuntiva entre “revuelta o revolución” es clara:

“Como sujetos activos o pasivos [dice García Cuevas], en el Verano 2019 puertorriqueño de lo que hemos sido testigos es de una hermosa, valiente y necesaria revuelta ciudadana.”

XVI

El Grupo de Diarios de América resume la erupción de la Gran Marcha:

“Fue la proverbial gota golpeando la roca. Puerto Rico venía encajando golpes por algún tiempo. Más de 10 años de recesión. Casi la mitad de la población bajo el nivel de pobreza. Uno de los niveles de desigualdad más altos del mundo. Emigración masiva de cerca de 10% de su población en menos de 10 años. Servicios públicos inservibles o gravemente deteriorados” (El Nacional, 2019).

XVII

La noche del 25 de julio, Adán se suma al “perreo combativo” frente a la Catedral de San Juan Bautista del Viejo San Juan; bailoteo que, por lascivo, el monseñor Roberto González Nieves recriminó:

“Repudiamos la falta de respeto [por el perreo] a la Catedral de San Juan porque la catedral representa los valores trascendentes de nuestra cultura puertorriqueña” (2019).

XVIII

El vértigo de la cacocracia tensa hasta el límite el lenguaje de la periodista Sandra Rodríguez Cotto, “¡Ricky quédate!,” una de las responsables de la publicación de chat:

“Yo no quiero que Ricardo Rosselló renuncie. No quiero que se vaya. Yo quiero que lo boten. Quiero que lo residencien, porque en ese proceso, se sabrá todo lo que él y los demás hicieron desde el poder y por mantener el poder. Si el gobernador quiere reivindicarse y está arrepentido de verdad como dice, en vez de buscar el photo-oportunity orando en una iglesia o abrazando al hombre del que se burló por gordo, mejor que se quede, y diga lo que hay. Ricky, quédate y di cuáles son los otros corruptos. Ese es el miedo de todos los legisladores. Rosselló sabe demasiado” (2019).”

XIX

El 21 de diciembre, en la Librería Mágica, Adán se da el gusto de conocer a la periodista Sandra Rodríguez Cotto, a quien se le rinde un homenaje por su labor periodística en el Verano Épico de 2019.

XX

“Me consumo, me quemo poco a poco [habla Adán desde el poema “Gasto” del poemario Moneda de sal (2006) de Rafael Acevedo]

como el mundo

se me acaba la sal

con su salario.

Me dirijo al faro abandonado,

Me alumbro con el deseo

tributario.

Recuerdo en el acantilado

que la tierra tiene su fin.”