El paciente cero

Caribe Imaginado

altMe inquietan las argucias tibias del retorno.

Alabado sea el destello omnisciente del dólar.

Volveremos a la costumbre masticadora

de los mercados, al ojo perpetuo de la idiosincrasia mercantil.

Muere el vecino, muere el compañero de siempre,

el caminante del vecindario, el cómplice de la cerveza,

la mordaz señora de las noches del desenfreno.

Hago hincapié en la semblanza de los gallos soberbios,

del pitirre, de la paloma de la muerte,

de los penetrantes ruidos de la nada y el vecino.

Porque antes de comenzar el alba,

antes que el tiempo asuma el cariz de la osamenta,

antes que la norma del planeta

se vuelva consuetudinaria y prepotente;

aparecerán los desterradores de la sombra.

Y mañana será el día de los golpeados,

de los muchos, de los hijos de la pandemia.

Los que han caído en la hora del vértigo y la náusea.

El uno porciento de la humanidad ha sembrado

los enormes capullos de la próxima vendimia.