Un Panamá severamente golpeado intenta imponerse a la Covid-19

Salud
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 Un fallecido por Covid-19 cada hora en los primeros cinco días de julio es para Panamá el reflejo de la grave situación que vive el país en materia de salud, según expertos.

Cada reporte diario incrementa la alarma, pues entre el pasado mes de junio y lo que va del actual murieron 411 pacientes, más de la mitad de todos los decesos ocurridos desde el inicio de la pandemia el pasado 9 de marzo; en concordancia, los infectados en igual período suman 25 mil 599, el 67 por ciento del acumulado.

'De acuerdo al comportamiento epidemiológico, el pronóstico que se vislumbra es un incremento en los casos de manera significativa y riesgo de ocupación total de hospitales, aumento en la mortalidad en forma general con un riesgo en el descontrol social y agotamiento en el sector salud y económico', aseveró el Consejo Consultivo de Salud. El ente fue creado para asesorar al presidente del país, Laurentino Cortizo, en el enfrentamiento a la crisis sanitaria y lo encabezan dos ministros del actual gabinete e integran, además, tres extitulares de Salud, el director de la Caja del Seguro Social y el decano de la Facultad de Medicina de la principal universidad del país.

Al considerar que cumplen con su 'deber moral y cívico', el grupo de galenos calificó la pandemia en la fase más avanzada con trasmisión comunitaria 'a un alto nivel' y afirmó que en algunas provincias los contagios se triplicaron, lo que amenaza el desborde del frágil sistema de salud en su red hospitalaria y de atención primaria.

'No hay salida a una pandemia sin una respuesta comunitaria fuerte y entusiasta', aseveraron en su carta dirigida a la población, en la cual la crudeza y pragmatismo en la valoración de la situación dejó abiertas las posibles soluciones, en las cuales autoridades y ciudadanía deberán actuar mancomunados.

La opinión pública panameña perdió el rumbo cuando el gobierno suspendió las comparecencias diarias con participación de la prensa, en la cual explicaban el escenario y las estrategias de enfrentamiento a la crisis, donde se mezclaban temas de salud, seguridad y logística.

Rumores y noticias falsas ganaron desde entonces espacios frente a una deficiente comunicación a través de un escueto informe epidemiológico, donde la comparación en cifras absolutas con el mundo o los peores escenarios regionales es el fallido recurso para tratar de mostrar una situación menos caótica.

Quizás por esta razón, la mencionada carta de los galenos para muchos mostró el verdadero rostro apenas percibido a nivel popular en toda su dimensión, cuando el país se adentra en las estadísticas mundiales en el lugar 18 en fallecidos por millón de habitantes y el octavo del continente hasta el 3 de julio pasado.

Actualmente esta nación es el epicentro de la pandemia en Centroamérica y el Caribe, realidad no admitida, al menos públicamente, por las autoridades que enarbolan una letalidad por debajo de la media del orbe y la región y la cantidad de pruebas, como los 'éxitos' de su labor, sin lograr con ello la confianza de la audiencia.

Tal vez imbuidos en ese sentimiento entronizado en la asombrada sociedad que vive por vez primera en su etapa republicana una epidemia de tales dimensiones, el Consejo Consultivo no solo se limitó a diagnosticar la situación epidemiológica, sino que hizo varias sugerencias para superarla.

Algunas fueron el incremento del personal de salud para el rastreo comunitario en las áreas más afectadas y la atención a los contagiados, también la 'urgente' masividad de pruebas y disponer de los recursos materiales necesarios.

Otras exhortaciones fueron aislar a todos los positivos en albergues y hoteles, transformar centros de convenciones y áreas idóneas no hospitalarias en salas asistenciales, establecer estructuras básicas de salud donde existan mayor cantidad de casos y prevenir focos de infección en zonas vulnerables.

Entre la lista de recomendaciones, el grupo planteó garantizar que la prueba de Covid-19 sea negativa antes del alta al paciente y por último, sugirieron consultar con China, Corea, Singapur, Israel, Cuba y Estados Unidos, países que mostraron interés en ayudar a esta nación centroamericana, dijeron los expertos.

'No está fuera de control todavía', es la conclusión de Francisco Sánchez, uno de los miembros del Consejo, quien consideró en entrevista con el diario La Estrella de Panamá, que aceleradamente se buscan alternativas, porque 'cuando la gente no tiene adónde atenderse, se acaba todo', sentenció.