Carlitos del Valle, adios, amigo, compañero de luchas y compadre

Cultura

Ayer falleció un amigo, de los profundos, que son difíciles de reemplazar: Carlos del Valle Cruz (8 de enero de 1955 a 11 de junio de 2020). Carlitos, como le llamaban todos, el colorao como le llaman otros, fue a fin de cuentas un humanista y luchador incansable de los derechos civiles y humanos en Puerto Rico. Pero más que nada mi amigo, hermano y compadre por 25 años.

A lo largo de este periódo viajamos en proyectos educativos o personales en más de una ocasión. Para él, viajero incansable, siempre hacedor de un libro en la mano, siempre un buen tertuliante, la vida se le impuso como una razón de ser suave. Vivió para contarla. Vivió para disfrutarla. Vivió siempre desprendido de bienes materiales. Un libro, una idea y una conversación eran suficientes para él.

En nuestro devenir, participamos juntos en litigación ante el Tribunal Supremo de Puerto Rico; fue mi decano en la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos (hoy desaparecida) en Mayagüez, y también fue mi padrino de bodas en un momento dado de mi vida. Pero en tiempos recientes, fui proveedor de libros para él, y más que nada lo carreteé a eventos salseros (pues en los últimos meses se había convertido en un bailador de salsa intenso). Esto incluye haberlo llevado a conocer a Pirulo (foto de este artículo) como haberle regalado el boleto para entrar a participar y bailar en el Día Nacional de la Salsa 2020.

Así las cosas, disfrute de su capacidad de lectura (pienso que los libreros de Rio Piedras, Arnaldo González y Norberto González entre otros, lo extrañaran, por su interés de siempre comprar libros). También disfruté las grandes tertulias que tuvimos entre otros momentos, cuando compartimos casa en Mayagüez, entre él, Roberto Julia y este servidor, cuando éramos profesores en la Hostos. Fueron días de grandes tertulias, fiestas y buena comida.

Hoy se nos fue. Nos causa una profunda pérdida a la comunidad jurídica, intelectual, la de los egresados y egresadas de la Hostos, y más que nada al mundo de los afectos entrañables que se definen en la amistad.

Murió de causas aún desconocidas en su hogar en Guaynabo. La policía investiga en este momento el móvil de su muerte, mientras se le conduce una autopsia al cuerpo en Ciencias Forenses.

Carlitos, amigo, hermano y compadre, será hasta la próxima. Nos volveremos a ver. Un abrazo, siempre desde la solidaridad y el cariño.