La constitución habla de la igualdad ante la ley… el Covid-19 también lo sabe

Derechos humanos

La humanidad ha sido azotada por múltiples pandemias a lo largo de los siglos. Aunque las muertes han sido millonarias la civilización ha sobrevivido.

A través de los años la ciencia ha acumulado vastos conocimientos sobre las enfermedades que afectan al ser humano. Imaginen lo que le ocurrió a los seres humanos en el año 1347 cuando apareció en el planeta la peste bubónica. No se sabía qué la causaba, ni se conocía  la existencia de las bacterias. Esa pandemia se originó en Mongolia. Causaba fiebre, dolor de cabeza y vómitos. Se inflamaban los ganglios linfáticos e invariablemente causaba la muerte. La pandemia se extendió hasta el 1353 y murieron alrededor de 50 millones de europeos. Luego de la pandemia la sociedad se tornó más violenta, aumentó la criminalidad, incrementaron las guerras y las revueltas populares y se redujo la sobrevida. Posteriormente, se averiguó que la peste era causada por la bacteria Yersinia pestis que cargaban las pulgas que vivían en los roedores. La enfermedad se propagaba en los barcos comerciales. La prevención era erradicando a las ratas y el tratamiento al presente es con antibióticos, que no había para ese tiempo. El término cuarentena se originó cuando se exigía que los barcos permanecieran en el puerto por 40 días antes de desembarcar. La ansiedad y el temor de los habitantes tuvo que ser extraordinaria, pero tampoco había psiquiatras ni psicólogos.

 La influenza o gripe española azotó el planeta en 1918-19, afectó a un tercio de la población mundial y ningún rincón del planeta se mantuvo a salvo del virus. Los primeros casos se originaron en un campamento militar en Estados Unidos y fueron llevados a Europa por los soldados americanos cuando ese país entró a la Primera Guerra Mundial. Los países en guerra ocultaban el número de muertos, pero como España estuvo neutral ellos indicaban el número de españoles muertos y por eso se llegó a conocer como la Influenza Española en lugar de estadounidense. Murieron 100 millones de habitantes por esa pandemia. Durante la influenza española (americana) se utilizaron mascarillas. Se cerraron múltiples empresas y fábricas debido al gran número de enfermos. La pandemia tuvo tres oleadas—primavera, otoño e invierno. Se desconoce si para ese tiempo había gobernantes como Donald Trump, Boris Johnson o Jair Bolsonaro que no usaban mascarillas. Los dos últimos padecieron y sobrevivieron al COVID 19. Para la  época de la influenza española no había antibióticos ni vacunas. 

Al presente, la pandemia de COVI 19 está afectando a todo el planeta.  Han muerto más de medio millón de habitantes, una cuarta parte en Estados Unidos. En Puerto Rico y en todos los países se han tomado medidas de aislamiento, distanciamiento físico, uso de mascarillas, desinfectantes y lavado de manos. Existe la disyuntiva de cuándo y  cómo  debe abrir la economía. En otros países la apertura rápida ha dado lugar a más casos de coronavirus y mayor mortalidad.       

El primer confinamiento y toque de queda el 15 de marzo de 2020 fue muy efectivo; se logró reducir los contagios y el número de muertes. Sin embargo, el abrir la economía por presión de diversos sectores  ha conllevado  un alza en los contagios y  un mayor número de muertes.  Varios reconocidos economistas puertorriqueños plantean que se debe permitir el abrir los establecimientos para estimular la economía. Pero no se descarta que esa acción conlleve más contagios y muertes. Se pudiera abrir todo, pero los trabajadores públicos y privados se contagiarían y tendrían que dejar de trabajar. Ya hay políticos, alcaldes, médicos residentes en el Centro Médico y otros obreros contaminados, cuarteles de policía municipal cerrados, personal de la boletería de las lanchas contagiado, empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica contaminados, etc. ¿Qué va a hacer el hotel cuando tres croupiers desarrollen el coronavirus? Pues tendrán que cerrar y dejar a otros desempleados. Eso mismo ocurrió durante la llamada influenza española.  El virus se encargará de cerrar el planeta hasta que nos contaminemos y desarrollemos anticuerpos, aunque la inmunidad de manada está en duda, o surja una vacuna que nos inmunice. Tomar la temperatura es inefectivo—puede que la persona no tenga fiebre, pero hace 5-6 días que estaba contagiando a sus contactos. Si la persona tiene fiebre hay que ponerlo en cuarentena. Ese virus es el más malvado que hemos tenido, todavía no lo conocemos bien.  La depresión y los suicidios están aumentando, las muertes por sobredosis de drogas, al igual que los asaltos, la violencia ciudadana y policial. Igual ocurrió durante la pandemia de la peste bubónica. Pero ahora tenemos psiquiatras y psicólogos. Ahora los policías son más agresivos en contra de los manifestantes y supuestamente tienen algún grado de inmunidad.

La línea aérea American Airlines despedirá a 25,000 empleados y United Airlines dejará cesantes a 35,000 empleados incluyendo pilotos, que no saben hacer nada más que volar aviones. El precio del petróleo cayó a niveles nunca vistos. El turismo se detendrá a nivel mundial, no sólo en Puerto Rico. La economía capitalista ha recibido el golpe más rudo que hubiésemos podido concebir. Ante el desempleo es por eso que Estados Unidos está inyectando la economía con aportaciones o donativos a los trabajadores. Los países más poderosos de la Unión Europea están haciendo préstamos a los países más pobres de esa agrupación. Se está hablando de que los países ricos le condonen las deudas a los países pobres. En esto podría entrar la deuda de Puerto Rico. Hasta que no reparemos el planeta no lo podremos abrir de nuevo. Nuestra meta inmediata es evitar contaminarnos con el COVID 19, que en los de edad mayor puede ser mortal. 

Nuestra Constitución y la de Estados Unidos dice que todos somos iguales ante la ley y el virus lo sabe, no discrimina.