Luego de las primarias [y el arresto de Tata ¿qué viene ahora?

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Terminó la primaria de dos semanas. Varias lecciones se derivan de esa votación y condicionan el proceso de comicios generales que se celebrará en noviembre.

Primero, como tantas veces, los federales están activos e intervienen de manera sutil y en ocasiones ostensible, en el proceso eleccionario que se celebra en su colonia. A causa de investigaciones federales y procesos previos, quedaron fuera de la papeleta, María Milagros Charbonier, Evelyn Vázquez y Héctor Martínez. Los que no terminen presos, tal vez serán empleados bajo contrato por quienes los protegen habitualmente. De esa manera, se burla la voluntad del electorado que expresa su sentir de quererlos fuera de los procesos y prebendas del gobierno. No hay una voluntad clara y fehaciente de limpiar el gobierno de vividores y cogioqueros.

El elector se siente frustrado y hastiado de que ello sea así. El líder de partido que impulse una norma en el reglamento del partido que dirige, para que políticos derrotados o señalados por corrupción, no puedan ser contratados por funcionarios de su partido, tal vez será un líder que comience a dictar la pauta de respeto a la voluntad del electorado para limpiar la casa.

Otra lección es que se debe buscar más a fondo sobre la forma actuar que tienen los diversos candidatos y no tanto en la forma de decir o hacer las cosas. La inconsistencia es castigada porque es una impugnación a la credibilidad del líder. No se puede subestimar al adversario porque no tenga gran historial académico, ni conexiones ostentosas en la capital federal. Los propios federales deciden a quien le quitan o a quien le dan apoyo político conforme a sus intereses.

Los intereses de Estados Unidos en Puerto Rico en este momento son dos: que se pague la deuda pública de Puerto Rico y que se balancee de manera sostenida el presupuesto. De otra parte, lograr parar el avance estadista, que aunque aún es minoritario, sigue creciendo y el gobierno permanente de Estados Unidos interesa detenerlo antes de verse en la tesitura de decir que no a una petición de estadidad verdaderamente mayoritaria. Algo de eso anticipó Antony Weiss, en un artículo de opinión hace varios meses. En el mismo resaltaba las diferencias nacionales y culturales entre Puerto Rico y Estados Unidos.

La estadidad se vende en Puerto Rico como igualdad entre ciudadanos americanos y el derecho a recibir más fondos federales para atender los problemas sociales y económicos que nos aquejan. 

La estrategia de los estadistas adolece de un defecto que no han podido salvar. Estados Unidos es una república, una nación independiente y como tal tiene el derecho, igual que nosotros, a autodeterminarse. Parte del derecho a autodeterminarse, implica el derecho de Estados Unidos crecer como federación, si lo necesita. Lo puede hacer vía tratados con otras naciones, incorporando al territorio, o vía la estadidad para ese territorio o país. Esa decisión se toma conforme a los intereses de Estados Unidos y no a los del país que reclama ser estado federal. 

Ese es el derecho a la autodeterminación, negar la estadidad, si no les conviene o no la necesitan. Peter Brown, actual enlace del gobierno federal con Puerto Rico, para velar por el buen uso de fondos federales, ha dicho que su gobierno interesa encaminar a la isla a que sea autosuficiente económicamente. Ello implica que la estadidad no está en el horizonte de sus intereses. Así lo dijo refiriéndose a la comisionada residente: Ella actúa conforme a su agenda y a sus intereses. Lo que faltó decir es que esa agenda no es la nuestra, ni tampoco representa nuestros intereses.