(San Juan, 12:00 p.m.) En los últimos años hemos vivido en una constante transición. El ser humano siempre enfrenta cambios, pero desde el Huracán María hemos afrontado muchos eventos significativos rápidamente, que todavía estamos procesando. Un huracán categoría cuatro, una crisis económica, terremotos, crisis política, el COVID-19 y sus consecuencias. Diversos eventos que han tenido un impacto en nuestro entorno social y a nivel individual, en donde muchos reclaman la necesidad de volver a la normalidad.
Los cambios conllevan un proceso de transición. Las transiciones en la vida son inevitables, algunas pueden ser que las provoquemos (p.e. mudarse de casa o emigrar de país), pero otras no tenemos controles (p.e. los “lockdown” establecido por la gobernadora). En el campo de la psicología la noción de transición es un referente significativo el cual se refiere al proceso individual para asimilar los nuevos cambios en la vida. Es la manera en que las personas enfrentan estos nuevos eventos. Un ejemplo que podemos rescatar del cine es la película “Lost in Translation” de Sofia Coppola, en la cual nos presenta la intersección de dos personas desconocidas (Bob y Charlotte) que descubren la soledad y el desamor en que viven, aunque están casados. La película majestuosamente muestra sus dilemas existenciales y su proceso de reflexión que les ayuda a identificar sus problemáticas.
Los cambios generados externamente no podemos anticiparlos. Sin embargo, se requiere tener destrezas para poder manejar las nuevas experiencias vivenciales. Sobretodo al lidiar con las consecuencias de estas transiciones en la vida personal. Existen distintas maneras para aprender a enfocarnos en lo esencial, como señala William Bridges en su libro “Transitions” (2004), por ello debemos iniciar reconociendo los cambios nuevos que se están produciendo en uno, que estamos perdiendo y hacia donde queremos estar. Aprender a escucharnos para poder identificar los cambios ante los nuevos ajustes, así como las emociones que conllevan estos cambios es un gran reto que debemos proponernos. Ciertamente, en algún momento esto no resulte fácil, pero al afrontar los nuevos retos, celebre sus logros pues es una de las mejores recompensas que podemos darnos.