[La fiesta de Morovis] La libertad es un derecho fundamental [¡a bailar!]

Justicia Social

(San Juan, 10:00 a.m.).  En Puerto Rico han sido los propios independentistas, salvo unos focos que aún perseveran, los primeros que dejaron de hablar de la independencia en el revisionismo electoral del 2004.  A partir de ese momento, la narrativa de ese independentismo ha sido afirmar la sana administracion del territorio colonial.  El problema con dejar de hablar de la independencia, es que niega hablar de la libertad, y la narrativa colectiva desaparece. Ante este cuadro, ¿no han visto ustedes que la izquierda e independentismos se han unido para pedir medidas más exigentes ante el Covid-19, y ha sido el capital o los ciudadanos de los EE.UU. que vienen a Puerto Rico, los que han exigido libertad?

Es bochornoso pensar que la fiesta de Morovis (como popularmente se le conoce a un evento organizado por jóvenes empresarios que hacen inversiones en valores extranjeros, Forex) termine con acusaciones contra varias personas por convocar a ser libres. A estudiar, lo que hicieron en la mañana, y por fiestar, lo que hicieron en la tarde. En la foto, los que salen retratados en el selfi colectivo, todos aparecen sonreídos y alegres.

Lo interesante es que la izquierda en Puerto Rico ha convocado a manifestaciones en el aeropuerto para cerrarlo; para cerrar las actividades sociales, y más que nada, nadie ha salido para abrir. Nadie pide abrir la Universidad de Puerto Rico, las escuelas publicas del pais, y mas aun los parques, los coliseos y los eventos masivos de entretenimiento. Solo el capital lo hace. Es decir, los capitalistas y algunos sectores de la derecha.

La narrativa es consistente: hace rato que la izquierda y el independentismo se quedó sin proyecto, se quedó sin imaginación. Personalmente, y de la misma forma que se apoyó las medidas cautelares de la primera parte del encierro del gobierno de Puerto Rico (hasta  julio de 2020), de la misma forma desde agosto, y las aperturas, uno comienza a cuestionarse si el encierro se justifica.  Lo que está en juego hoy es nuestra pequeña libertad individual, que es de la única que gozamos en un territorio colonial administrado por una Junta de Supervisión Fiscal por mandato de Washington.  ¡Cero cargos a los jóvenes de la fiesta de Morovis! Pensemos.