Abogados y el acceso a la justicia en tiempos de pandemia

Caribe Hoy

La relación abogado cliente en casos asignados para defender una causa criminal no es una que viene de forma natural.  Mas bien es una impuesta a las partes, donde el abogado es nombrado por el tribunal a defender a un desconocido o desconocida que no tiene los medios económicos para hacer una selección voluntaria de quien será su defensor o defensora.  De modo que a ese acusado o acusada no le queda más opción que aceptar a este defensor.

Así comienza una relación un tanto forzada o impuesta donde el defensor, para hacer adecuadamente su encomienda debe ganarse la confianza de su nuevo cliente.  Por su parte la desconfianza y suspicacia del acusado de hacia su defensor está indudablemente presente.  Ello marcado por el factor de que es el estado quien nombra y paga los servicios de ese abogado defensor (en el caso del plano federal).  Entonces, como los acusados, en su mayoría, desconfían de la parcialidad del sistema de justicia es frecuente que cuestionen la lealtad de su defensor o defensora, aun cuando éstos tengan y protejan los mejores intereses de sus clientes.

Lo descrito es la dinámica usual o regular que se da como el pan nuestro de cada día en las relaciones abogado-cliente, en casos de defensa criminal.  La situación provocada por la pandemia del Covid-19, ha venido a acentuar e incrementar la “tensión normal” en las relaciones abogado-cliente.  Esto porque la comunicación entre las partes pasa a ser aún más accidentada.  En el caso de confinados federales, una vez acusados, muchos son removidos de Puerto Rico durante el proceso con antelación al juicio y llevados a instituciones federales o privadas contratadas por los federales.  El sistema de comunicación entonces pasa a ser a través de llamadas telefónicas limitadas, mensajes de email donde haya ese sistema. Más reciente se ha implementado las de video conferencias en algunas instituciones, pero tienen tiempo limitado y sufren de todos los males ya conocidos de la tecnología: caída del internet, voz entrecortada, imágenes congeladas, etc.  Amén de que la discusión de la evidencia y el mostrar cualquier documento u objeto físico se convierte en un reto, por decir lo menos.

Lo anterior, sin considerar todas las vicisitudes y riesgos que a cause del Covid-19 se ven expuestos los y las confinadas, por el mero hecho de sus circunstancias y de que el sistema carcelario, al tener una visión más punitiva que restaurativa, no necesariamente tiene toma las medidas de protección para esta población, sino cuando ya el asunto es crítico. En fin, a lo que voy es que la pandemia a afectado directamente la relación abogado-cliente, particularmente en los casos de personas acusadas y confinadas. En lo relacionado a vistas presenciales, tal como un juicio, al momento ello no es posible porque la logística implicaría hacer arreglos para proteger no solo al acusado, sino a los abogados, a los jurados, al juez y todo su personal del sala.  Y dicho sea de paso, consideramos errada la decisión del tribunal Supremo de Puerto Rico de que testificar con mascarilla no violenta los derechos de confrontación de los acusados.  El covid-19 no solo ha traído muchos retos a los abogados en su relación a sus clientes, sino también pone en entredicho muchos derechos constitucionales de los acusados como lo son el derecho a un juicio rápido y el derecho a confrontar testigos.  Hay que pensar sobre todas las implicaciones que esta pandemia ha causado y que tendrán repercusión permanente no solo en asuntos de derecho penal y constitucional, sino en una multiplicidad de asuntos legales que afectaran a toda la comunidad.