En Catalunya detener la represión

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Un 11 de septiembre con una pandemia lejos de estar controlada. ¿Y cómo tenemos la sanidad pública para contenerla? Sin haber revertido los recortes que provocaron muchos muertos hace unos meses. Con unos presupuestos aprobados en junio -ERC y JXC con el apoyo de los Comuns- que seguían con los mismos parámetros de privatización y sin hacer una clara opción por los servicios públicos. Con la incertidumbre de un inicio de curso sin espacios ni profesorado suficiente, con muchas declaraciones del Gobierno mentirosas y con pocos recursos.
Necesitamos la movilización para imponer una política decidida por detener la pandemia: más financiación de la sanidad, educación y servicios sociales públicos; ampliación e internalización de plantillas, basta de precariedad laboral. Todo el apoyo a la lucha del personal sanitario. Por Residencias de abuelos 100% públicas.
Un 11 de septiembre con una pandemia lejos de estar controlada. ¿Y cómo tenemos la sanidad pública para cont un desmantelamiento industrial a gran escala. El 5 de agosto el comité de empresa de Nissan firmaba el acuerdo para el cierre de las plantas de Catalunya en diciembre de 2021. Y toda una serie de cierres se dispararon. Algunas subcontratas de Nissan (Marelli / Calzonic con 57 despidos, Acciona con 500), otras empresas de automoción (Bosch amenaza 300, Saint Gobain 112, Nobel Plásticos Ibérica 200) u otros sectores, como Rus en la minería. El desmantelamiento industrial viene a sumarse a la grave situación que ha dejado el descalabro para trabajadores y trabajadoras del sector del turismo y servicios.
La situación es gravísima. ¿Por qué no se implementa la resolución del Parlament presentada por la CUP-CC para la derogación inmediata del artículo 51 de la Reforma Laboral que da libertad absoluta a las empresas para despedir? Necesitamos que las organizaciones sindicales unifiquen las luchas de las empresas amenazadas por despidos exigiendo la prohibición de éstos y la inmediata derogación de las reformas laborales. Solidaridad con las luchas contra los cierres. Hay que convertir la defensa de todos los puestos de trabajo en un problema social y político, con un movimiento amplio de apoyo a las luchas, que obligue al Gobierno a dejar de mirarlo y pasar a oponerse a los cierres.
Un 11 de septiembre con una pandemia lejos de estar controlada. ¿Y cómo tenemos la sanidad pública para cont un estado en quiebra que no deja de reprimir. Un rey que huye con la protección del "Gobierno más progresista" de la historia. Esperpéntico. Pero no es sólo la familia real, el régimen del 78 es un entramado de instituciones y complicidades: que han protegido Felipe González cuando se destapó su implicación directa con la organización criminal del GAL, o que ahora defienden Martín Villa, responsable directo de la matanza de Gasteiz de 1976, incluso con la firma de dirigentes de CCOO y UGT. Esta es la complicidad política y sindical que garantiza la impunidad en mayúsculas. La monarquía está en horas bajas y lo sabe. A pesar de que el Gobierno PSOE-Unidas Podemos se aferra al régimen, el rechazo se extiende.
Y este gobierno de una supuesta izquierda es el que ha gestionado tarde y mal la crisis sanitaria, con récords de muertos e infección de personal sanitario. El que militarizó la crisis sanitaria, poniendo en las ruedas de prensa a militares, Guardia civil y policía, con más de un millón de denuncias por la ley mordaza. Dedicando los recursos a blindar la banca y las grandes empresas, en lugar de a la gente y a los servicios públicos. Sin siquiera proceder a una regularización de las personas migradas en plena pandemia, o con medidas como la del salario mínimo vital que además de insuficiente, no está llegando a nadie. En España la pandemia ha destruido más del doble de puestos de trabajo que en el resto de Europa, ha generado más de un millón de nuevos parados/as, sin contar los tres millones que esperan en ERTE.
Y es grave que, con el primer gobierno de la transición que incluye militantes del Partido Comunista-IU, se continúe la represión contra la disidencia y el independentismo. Decenas de nuevos casos vuelven a pasar por los juzgados, ahora por el corte de la AP7 o por Urquinaona, y la acusación de fiscalía contra la CUP por el 1 de octubre. Hay que parar la represión para avanzar hacia la ruptura con el régimen, agrupando las luchas antirepresivas. Y plataformas unitarias que puedan hacer de paraguas para unir, como la Plataforma 3 de octubre, así como la recuperación de los CDRs, deben jugar un papel importante.
Y un gobierno de la Generalitat en la UCI. Lejos de implementar ningún proceso hacia la república, el Gobierno Torra-Aragonés ha sido el Gobierno post 155 del aterrizaje autonomista. Rechazamos la injerencia del estado con la inhabilitación de Torra, pero esto no minimiza las responsabilidades del Gobierno en la dramática situación que vivimos: crisis sanitaria, residencias, desconcierto en el inicio de curso, despidos ... No se justifica esta política por una supuesta parálisis debido a los enfrentamientos internos del Gobierno, entre ERC y JXC y en la reorganización del espacio post convergente. Hay una continuidad entre la política de Torra y la de sus predecesores, de recortes y privatizaciones.
Ni la "mesa de diálogo" que pide ERC, mientras el Gobierno con la fiscalía persigue sistemáticamente al independentismo, ni una "confrontación inteligente", por qué ya no saben qué nuevo título poner a la pasividad demostrada en estos tres años de Gobierno Torra. En octubre del 17 se validó el proceso de ruptura con el estado. La implementación de la república catalana, es cuestión de modificar la correlación de fuerzas y poner al frente a quien no se eche atrás en el momento decisivo (como ocurrió el 1 y el 3 de octubre), confiando en la movilización. También en un necesario trabajo por la solidaridad del resto de pueblos del estado, que cada vez cuestionan más el régimen.
Movilización y construir una alternativa de izquierdas.
Pero este cambio de correlación de fuerzas con el estado sólo puede venir de ganar para la ruptura con el estado monárquico a la clase obrera catalana que, aunque no fue mayoritaria en el proceso de ruptura, sí tuvo un papel el 1 y sobre todo el 3 de octubre, en la huelga general. Profundizar esta conexión exige demostrar en los hechos que la república catalana que queremos debe tener un contenido social. Y demostrar que la lucha por el derecho a la autodeterminación es también la lucha por la sanidad universal 100% pública, que es la que ha protegido a la mayoría trabajadora, por residencias públicas y seguras, la de la lucha contra los despidos y contra los desahucios, la de las pensiones dignas ...
Es la lucha por un plan de choque para que esta crisis no la vuelvan a pagar las clases populares. Y esta tarea que acerca la lucha por el derecho a la autodeterminación a la de responder a las necesidades populares no la harán ni ERC ni JXC, ya lo han demostrado. Sólo se puede hacer desde la izquierda que enfrenta al estado y al capitalismo. Esta es la que hay que construir y lo hacemos hoy como Lucha Internacionalista dentro del acuerdo de la CUP-CC, un acuerdo que hay que ampliar reforzando el giro hacia las clases populares y las luchas.
Porque no hay más avance que el que se consigue con la movilización, como acaba de demostrar la limitación del precio del alquiler. Lo demuestran los pensionistas todos los lunes, o los trabajadores para detener los EREs. Hay que avanzar en unir las luchas en la calle y con un proyecto político.