A romper con la narrativa/teoría de la violencia machista [todas las vidas cuentan]

Justicia Social

(San Juan, 1:00 p.m.)  En una clase de la Universidad de Puerto Rico, los estudiantes fueron expuestos a un fragmento de la película Freedom Writers (2007) en la cual se les pregunta, a hombres como a mujeres, cuantos habian perdido un ser querido en un acto de violencia interpersonal.  Casi toda la clase lo afirmo.  En un filme que promueve la pluralidad e integridad multicultural, descubrimos que la violencia le afecta por igual a los blancos, negros, afroamericanos, latinos, asiáticos, en fin a todos los humanos que iban a la misma escuela del filme.

En la noche de ayer una joven madre, llamada Nashaly Cristina Torres Vargas, fue asesinada.  Se desconoce el móvil.  En las pasadas 24 horas, tres hombres fueron asesinados.  De los cuales dos fueron identificados:  Julio Ramón Pizarro Ortega y Jesús González Pérez.  El tercero asesinado se desconoce su nombre. La narrativa dominante hoy promueve, que los hombres asesinados no son la noticia; la mujer asesinada es la noticia. Ambos son seres humanos que perdieron la vida a mano de una conducta dominante que impone quien vive y quien muere. Es una conducta machista.  Es una conducta deplorable, cuando se ejerce contra la mujer; pero no es menos deplorable cuando se ejerce contra el hombre.

Las estadísticas oficiales de Puerto Rico, las únicas que merecen credibilidad entre varias que hoy compiten, indica que a 10 de agosto de 2020, habian sido asesinadas en Puerto Rico 361 personas.  De estas 22 eran mujeres adultas y una era menor; 333 eran hombres adultos y siete eran varones jóvenes (sub-18 años). 

La oficialidad de las estadísticas, que en adición a la policia tiene el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico como el Instituto de Ciencias Forenses, ofrece una mirada mas precisa de los y las personas muertas.  Las estadísticas recopiladas por personas que siguen la prensa, son de otra naturaleza. Por lo tanto, sea lo que sea, el universo general de los muertos (es un delito no seguir las instrucciones y quedarse con el muerto en la casa), se debe gobernar por una lógica centralizada.  Por ende, si los números son otros, cada cual debe disputarlos con evidencia de “desaparecidos”, fosas comunes, y cuerpos abandonados en la carretera sin ser contabilizados. Sentido común: si ese es el caso para Puerto Rico, se vive en un estado de guerra civil. Pero no es el caso.

Por lo tanto, lo único que uno puede privilegiar es el reconocimiento de la vida de todas las personas. Mujeres y hombres, debe ser el discurso y la narrativa dominante, deben vivir.  Ante esto, debemos de preocuparnos de las 22 mujeres adultas asesinadas al 10 de agosto de 2020, y una menor de 18 años asesinada; pero tambien nos debemos de preocupar de los 340 hombres asesinados a la misma fecha, de los cuales siete no llegaban a los 18 años.  Pensemos.