El 12 de octubre es un día festivo oficial en al menos doce de las antiguas colonias de España, convirtiéndose tanto en el día para rendir tributo a la influencia española como para homenajear lo contrario o, lo que fue más frecuente para celebrar la mezcla de las dos: el Día del Descubrimiento, el Dia de las Américas, o simplemente, el Día de la Raza , el día del pueblo – un día feriado para nosotros, aunque fuese definido por una etnicidad construida. Este festejo anual remora de forma acrítica el desembarco de Cristóbal Colón en las Antillas conocido como el “Descubrimiento de América”.
Como sabemos a los 500 años (1492-1992) del choque de los dos mundos-como habría que llamar a este evento- se pasó juicio, balance y prospectiva por distintas voces que analizaron la empresa de Colón y el holocausto indígena. (Ver: 1992 A los 500 años del choque de dos mundos 1492-:Balance y Perspectiva, Coordinación y Prologo de Adolfo Colombres. Serie Antropológica, Ediciones del Sol: CEHASS, 1989).
Resulta interesante que ya en un libro de 1937, Germán Arciniegas se había adelantado a afirmar que los españoles no descubrieron América- a fines del siglo XV y principios del XVI, pues no es posible “considerar como descubridores a quienes, en vez de levantar el velo de misterio que envolvía a las Américas, se afanaron por esconder, por callar, por velar, por cubrir todo lo que pudiera ser una expresión del hombre americano. (Ver: German Arciniegas. America: tierra firme, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1959, p.53).
En realidad, aquel fue el tiempo de los conquistadores, de los asesinos, de los “antidescubridores”, que ya en su misma tierra se afanaban por suprimir los escandalosos restos de la cultura árabe, quemando bibliotecas enteras. “¿Por qué el conquistador iba a ser descubridor?” Se preguntaba luego Arciniegas, para concluir:” Descubrir y conquistar son dos posiciones opuestas en el hombre. Descubrir es una función grosera, material, sensual.” (América Tierra Firme, 1937). El siglo XVI sería el cubrimiento de América, en el que fueron ocultadas sus principales manifestaciones. Y ocultadas no sólo ante los reinos del mundo, sino también ante sí mismos, pues salvo algunas honrosas excepciones de cronistas que se empeñaron en registrar la verdad, como Bernal Díaz del Castillo, Bartolomé de las Casas, Bernardino de Sahagún y Vasco de Quiroga, lo que marcó la conquista de América, como toda conquista, es negarse a ver al otro para no tener que reconocer su importancia, la validez del modelo que se viene a destruir y la fragilidad de la “razón” que invoca.
El punto de partida del sistema de relaciones entre indígenas y europeos fue el momento del primer contacto. El meollo de la cuestión estaba en la forma en que los europeos “vieron” y “conocieron” a los indígenas, es decir, la forma en que los fueron integrando cognoscitivamente en su universo semiótico e ideológico. En otras palabras, cómo se configuró la relación con el otro.
La relación con el otro – como ha señalado Rodolfo Stavenhagen- fue la base misma del nuevo sistema de dominación que establecieron los españoles en América. “La negación del otro, es decir del indio, de su cultura y de su humanidad fue característico de los colonizadores, y esa negación del Otro constituyó la base del dominio español y de la opresión y explotación de los indígenas. La negación del Otro es la primera y más fundamental violación de los derechos humanos. Posteriormente, otros colonizadores harían lo mismo, aún más brutalmente en África y Asia.” (Ver: Rodolfo Stavenhagen. Los derechos humanos de los pueblos indios, 1989) en A los 500 anos del choque de dos mundos: Balance y perspectiva, Op.Cit., p.86).
De manera que llamar “descubrimiento” a la primera invasión de los europeos de las tierras habitadas es un ejercicio de poder euro-céntrico. La idea de la misión civilizadora y universalizante del cristianismo y de Occidente era ya desde entonces, una simple máscara para encubrir el afán expansionista del sistema del capitalismo mercantilista mundial de la época.
La maldición de la conquista todavía permea la mayor parte de América Latina. Las encomiendas continúan de formas más sutiles y todavía unos pocos dominan vastas mayorías. El 12 de octubre se conmemora como el “Dia de la Raza”. Esto es, la raza según existe ahora, la mezcla de españoles, indígenas y africanos. ¿No deberíamos dirigir nuestros pensamientos en otra dirección, en el aniversario del día en que empezó todo aquello? ¿No deberíamos terminar ya la Empresa de Colón, y empezar en un verdadero Nuevo Mundo?