Prensa al servicio del capital: La comay

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Como principio de vida democrática hay que oponerse a todo tipo de censura a la prensa, solicitud de cancelación de programas, o peor aún imponer lógicas  autoritarias y totalizantes sobre la diversidad del pensamiento. Vivir y creer en la libertad de expresión, no tiene límite. Por lo tanto, ante la afrenta cometida por Antulio “Kobbo” Santa Rosa en el programa de “La comay”, el cual él produce y dirige, con sus comentarios contra la familia de Alexandra Lúgaro, lo mínimo que se puede decir es “¡basta ya!”

Dicho lo anterior, ese no es el punto que hay que enfatizar. La pregunta de rigor es ¿quién pagó por la campaña de destrucción de imagen contra Alexandra Lúgaro? Ese “cliente”  responde a los intereses de algún partido político que le interesa desprestigiar a Lúgaro y su partido político, Movimiento Victoria Ciudadana.  Por lo tanto, es esto lo que nos interesa conocer, porque ahí yace el meollo de la conversación, donde la cultura de violencia y destrucción, que puede tener su origen en el patriacardo y en el machismo, se inserta en la narrativa de los partidos políticos así como de los interlocutores y se normaliza. 

Los que hemos seguido la vida y obra de Kobbo Santa Rosa y la Comay, sabemos que ese programa es el más lucrativo entre noticia investigativa y pauta pagada.  Ahí solo se investiga lo que se paga.  Pero Kobbo Santa Rosa no es distinto ni contrario a los canales de televisión, a los grupos de prensa escrita, o a los periodistas independientes que están todo el día enviando mensajes destruyendo personas y su reputación. Lo hemos dicho una vez y lo volvemos a decir: un lugar donde la corrupción no ha sido investigada es en el periodismo y sistemas mediáticos.  La pauta, noticia pagada, gobierna.

Por lo tanto, no es censurar y cancelar el programa de la Comay.  Abría que cancelar muchos programas (pensemos en Jay Fonseca que al día de hoy no ha logrado vincular el fraude del PUA con el hijo de la periodista Ivette Sosa, no ha podido vincularlo).   Por lo tanto, lo que tenemos que hacer es eliminar la payola de la noticia; el pago de noticias falsas o ciertas al servicio de intereses políticos o sociales.  Es momento de transformar la prensa del país. Pensemos.