El fenómeno que estamos viviendo en Puerto Rico, tiene similitudes a un circo. En donde somos simples espectadores de una función que pagamos como ciudadanos de este país (pagamos impuestos), pero no tenemos control alguno en cuanto el orden social (ciudadano común no es policía).
Por lo que, somos espectadores pasivos que miramos, reímos, meditamos y quizás nos enojamos. Pero no hay un mas allá en nuestras acciones conductuales. Cabe interesante señalar las diversas agresiones que se han producido sin que ninguna organización de la sociedad civil denuncie estas transgresiones, máxime cuando nos enfrentamos a agresiones físicas de parejas. Me pregunto el porqué se asume una postura de invisibilizar lo visible.
Existe un problema de convivencia, vivimos en un mismo espacio geográfico que debemos compartirlo. Pero la convivencia se crea, se desarrolla y se cultiva. Es un proceso que requiere el deseo de todos los actores de compartir el espacio estableciendo una línea de respeto y tolerancia. Actualmente las comunidades que se ha visto afectadas con estas situaciones espontáneamente se han organizado para crear un diálogo, pero es lamentable que sus intervenciones han sido recibidas con una actitud prepotencia e indiferencia, y sin ningún nivel de cooperación.
Violentar nuestra cotidianidad, es un asunto de toda persona que habite nuestro país. Interesantemente, la Organización Mundial de Turismo reconoce que los problemas entre turistas y la comunidad receptora surgen porque los primeros no tienen los mismos códigos de conducta y valores que los residentes. Como también, porque los viajeros creen que en menor o mayor grado lo que suceda en el destino se quedará ahí, donde nadie los conoces. Pero el problema actualmente es que pasamos de la fase de expectativa positiva que conlleva el flujo masivo de turista, a la fase de la confrontación. Al percibir que los lugares en los que se desarrollan actividades son transgredidos por personas que tienen otros valores y objetivo. Son muchas las soluciones que podemos plantear, es ahora de escuchar las voces de las comunidades.