De vez en cuando es significativo hacer una pausada en la vida. Remirar el pasado, pensar en el presente y considerar los nuevos retos que estamos enfrentando. Hacer una pausa es uno de los beneficios que podemos permitirnos, debido a que se puede identificar las vivencias que estamos experimentando de una manera más consciente. Es reconocer nuestra realidad con nuestras fortalezas y debilidades, de manera que podemos establecer si estamos en un momento de desgaste emocional o lo que se conoce en psicología como el síndrome de quemazón (burnout). Un fenómeno que se estudia principalmente en el campo de la psicología desde la década de los setenta para poder comprender la respuesta que brindan las personas al estar expuesta de manera prolongada a factores estresantes en contexto laborales.
Ciertamente, este síndrome podemos trasladarlo a otros escenarios. Por ejemplo, en nuestro país observamos que se ha transformado en un escenario de incertidumbre ante vicisitudes que quebrantan nuestra calidad de vida. Un día no hay luz, otro día no hay agua, otro día no hay internet, así como tener acceso a un servicio básico resulta de una alta complejidad. A estos elementos si le sumamos todos los cambios que ha conllevado la pandemia del COVID-19, se puede afirmar que las personas en Puerto Rico están abrumadas y agotadas. Por ello, al transitar por las calles, y entre conversaciones cotidianas observamos que la fatiga esta expuesta en todos los escenarios en el diario vivir.
Lo preocupante de este fenómeno es que, si la salud mental se deteriora, la salud física puede afectarse también. Principalmente resulta alarmante la cantidad de factores que se están acumulando de manera desvalida psicológicamente hablando, pues el estado es inoperante para mantener una vida con calidad. Y cuando hablo de calidad son los elementos más básicos que sostiene toda sociedad. De manera que se requiere buscar salida a este recuadro de estrés, por un lado, pensar que las cosas no son absolutas, asimismo que tenemos la capacidad de lidiar con estos factores estresantes. Es importante hacer un llamado a los profesionales de la salud para que brinden atención al síndrome de la quemazón el cual ha pasado a ser un problema nacional, considerando que recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el burnout o “síndrome de estar quemado” como un trastorno de salud mental.