Corrupción y mentalidad de mantengo hacen de la isla una de espanto

Caribe Hoy

Desde hace décadas se viene denunciando la corrupción gubernamental en conjunto con intereses de individuos altamente politizados que solo persiguen enriquecerse y suplir su propio bienestar.  La falta de conciencia y compromiso de éstos, sostenidos por las políticas neoliberales de los partidos azul y rojo, hacen cuesta arriba hacer un proyecto de país balanceado donde se proteja el bienestar de los y las puertorriqueños y puertorriqueñas que habitamos esta isla caribeña.

Allá para el año 2000, el entonces Fiscal Federal para el Distrito de Puerto Rico, Guillermo Gil Bonar, sin paños tibios, declaró que “la corrupción tiene nombre y apellido, y se llama Partido Nuevo Progresista”.  De esta aseveración han pasado ya dos décadas, y la situación en la isla en vez de mejorar ha empeorado.  Las artimañas politiqueras del Partido Nuevo Progresista (PNP) y del Partido Popular Democrático (PPD) han sumido al país en una crisis profunda, no solo a niveles económicos y políticos sino también morales.

En el caso del PNP, ese deseo avasallador de querer adquirir iguales derechos que los estadounidenses y el éxito de esa lucha se equipara en pedir más y más fondos federales.  O sea, en Puerto Rico eso de que la comisionada residente sea republicana (Trompista) y que el gobernador sea demócrata no tiene nada de raro, ya que ambos lo que buscan para Puerto Rico es solo recibir mayor mantengo en ayudas federales. En Estados Unidos, sin embargo, esos dos grupos políticos están sumamente polarizados y sus luchas son para sacarse ojos y dientes.  Aquí, los políticos de los azules y rojos reniegan y obstaculizan los esfuerzos para que Puerto Rico sea un país autosostenible y con un proyecto de país, para establecer solidez económica.

Sucede entonces, que cada vez que llega toda esa millonada de fondos federales para educación, carreteras, vivienda, agricultura, etc., en vez de dirigirlos a poner la isla al día, dan la espalda al país y buscan a sus amigos del alma para darle esos fondos a través de jugosos contratos donde tanto los partidos, los políticos y esos amigos del alma se confabulan para enriquecerse entre ellos.  Y el bienestar del país donde queda, nos preguntamos.  Pues bien, gracias.  Primero van los corruptos. Al pueblo migajas.

Mientras sigue la corrupción rampante a los ciudadanos se nos continúa asfixiando con el alza en los costos de nuestros servicios básicos, con salarios bajos, recortes en las pensiones de los retirados; largas filas, ineficiencia y falta de servicio en las agencias gubernamentales; alza en los alimentos, en la gasolina; y además en las costillas el pago de una deuda ilegal que nos han dejado en herencia los políticos.  Esto aparte de que se continúan tomando de decisiones que mantendrán endeudado a este país por años por venir.  Amén de la desarticulación sistemática ejecutada por el Partido Nuevo Progresista para limitar los sistemas de educación primaria, secundaria y universitaria. Esto es particularmente un acto de cobardía intelectual ya que es una mentalidad perversa encaminada a reducir el conocimiento.  Con ello se busca controlar el que el pueblo se desarrolle en uno culto y pensante, mantener la opresión, el sentido de necesidad de ser mantenidos y facilitar el engaño y el robo político.  Sin un sistema educativo equitativo y accesible Puerto Rico no sacara los pies del plato; la pobreza y la criminalidad que esta trae no serán superados.

Pero es mejor hacernos de la vista larga y tener memorias cortas, para perdonar corruptos como Víctor Fajardo, Julia Kelleher, Misla Aldarondo, Jorge de Castro Font, María Milagros Charbonier, Félix “El Cano Delgado, otro millar de figuras político-partidistas, los “amigos del alma”, y a todos los gobernadores que han movido la rueda de la corrupción para poner en venta privada nuestra isla y sus recursos con el fin de tener un Puerto Rico sin puertorriqueños.  Ustedes han tratado de hacer de esta isla una de espanto, pero no les daremos tregua.