Chile es el noveno país americano en equiparar las uniones de personas del mismo sexo a las de heterosexuales.El paso para garantizar la igualdad en ese sentido ya lo habían dado Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Brasil, Uruguay y Argentina. En México es legal en 14 de los 32 Estados. Allí todavía hay una deuda pendiente.
Pero volvamos a Chile que esta semana le dijo sí a la igualdad. Bajo la etiqueta #AmorEsAmor, los chilenos y chilenas han contado sus experiencias y han festejado por lo que llevaban esperando mucho tiempo. “Celebro el matrimonio igualitario en Chile, que asegura el reconocimiento y la protección de todas las familias, sin discriminación por su orientación sexual o identidad de género”, escribió la expresidenta Michelle Bachelet, quien hace cuatro años presentó el proyecto que finalmente se ha aprobado.
La espera fue más larga para algunos. La jueza Karen Atala llevaba 17 años luchando para que Chile diera el paso hacia un país más justo. Atala, directora de la Fundación Iguales, es reconocida por el histórico caso que protagonizó y puso al país a hablar de los derechos de las personas LGTBI. Atala llevó al Estado chileno ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos luego de que el Supremo le negara su derecho a tener la custodia de sus tres hijas porque convivía con otra mujer. Por ser lesbiana. Desde entonces no ha dejado de buscar igualdad y, por eso, el logro de esta semana en Chile no habría sido posible sin su lucha. Ahora celebra, pero sabe que el trabajo todavía no termina. “No sacas nada con tener una ley que te reconoce el matrimonio si después, a la salida de una discoteca o de un hotel, te agarran a palos en la calle”, dijo tras conocer la decisión del Congreso. La aprobación de leyes es lo mínimo para garantizar la igualdad, pero son urgentes otras medidas que eviten la discriminación y la violencia de la que siguen siendo víctimas.
Entre 2014 y 2020, al menos 3.514 personas LGTBI fueron asesinadas en América Latina y el Caribe, 1.400 de ellas por motivos relacionados con el prejuicio frente a su orientación sexual o identidad de género. Solo en 2019 se registraron 327 casos y en 2020, en plena pandemia de coronavirus, fueron 351 las víctimas.
Los datos, que corresponden al más reciente registro, son de Sin Violencia LGTBI, una entidad que reúne a organizaciones de derechos humanos de once países de la región y que alerta sobre esta violencia imparable e incomprensible. Esta semana, en una sola noche, fueron asesinadas tres mujeres trans en Colombia. En todo el año han sido más de 30 víctimas. La transfobia mata y los Estados deben hacer justicia. Las vidas trans importan.