(San Juan, 1:00 p.m.) En estos días nos visita el rey de España, Felipe VI. Hace 35 años lo hizo su padre, Juan Carlos, hoy un despreciado monarca que más que travesuras ha participado en esquemas de corrupción profundas, al punto que no vive en España, por sus problemas con la ley. El pasado rey español vive en los Emiratos Árabes, donde la justicia no lo puede tocar, mientras su hijo vive en España.
En la política colonial de Puerto Rico, tanto el padre como el hijo, son sujetos coloniales. Ellos, en lo que fuere el estado español de 1493, fecha de la conquista de Puerto Rico, son responsables de la primera parte de nuestra colonización. Luego los EE.UU. son responsables de la segunda parte de nuestra colonización. Ahora bien, somos nosotros, el pueblo boricua, responsables de nuestra colonización también, que nadie tenga duda de eso. Estamos donde estamos, y donde queremos estar.
Lo interesante, ahora para el campamento independentista, que nadie propone soluciones a nuestra condición colonial desde una materialidad real. Es decir, ¿qué podríamos hacer si fueramos un país libre? ¿Tendríamos relaciones comerciales con España? ¿Es una oportunidad tener aquí al representante protocolar del estado español para concertar relaciones comerciales como país libre?
Despacharlos porque son parte de un estado o pasado colonial, no ha provocado ninguna crisis en Puerto Rico. Ninguna. Lo cierto es que 35 años despues, la narrativa dominante fue restituir la escultura de Ponce de León a su pedestal, pues es “parte de nuestra historia”. Terrible, pero la narrativa colonial ha asumido que nuestra historia es colonial.
Es interesante, nadie del campamento independentista tradicional, ha asumido una postura proactiva por la independencia frente al rey español, más allá de decir que su visita es un acto colonial. ¿Nos reunimos con el rey español para proclamar la independencia en negación al Tratado de Paz de Paris de 1898? Nadie lo hizo. Habrá que pensar nuestra estrategia hoy, 35 años despues.