(San Juan, 12:00 p.m.) No sin razón, la controversia entre una propietaria de una residencia en las inmediaciones de la playa de Ocean Park, en San Juan, y la respuesta popular de un torneo de voleibol, se ha convertido en la noticia de la semana. Una noticia-tendencia mediática, que causó más interés y respuesta que la caída de la estatua de Ponce de León de su pedestal, así como la visita del rey Felipe VI, y más que nada invisibilizó las conversaciones sobre el estatus. Todo porque la propietaria dijo que su casa valía un millón de dólares. Los memes, los video, y el torneo de voleibol playero, son la orden del día.
Lo curioso, es que ante el Plan de Ajuste de la Deuda, que finalmente fue certificado por la Junta de Supervisión Fiscal, así como por la juez de quiebras Taylor Swain, ha habido menos revuelo. Pese a la indignación de algunos sectores sociales, todo el debate de la junta, ha tenido menos alcance. Inclusive la posición de algunos miembros de dicho organismo, así como del gobierno en el poder, de dar por terminado el cierre del organismo rector.
La pregunta, es, en palabras de René Márquez, ¿somos dóciles o no? No me parece. Este país está dando muestras continuas de protestas sociales ante la desigualdad sistémica que nos agobia. El eje de la controversia en Ocean Park, fue la imposición de la propietaria de la vivienda, quien reclamaba que su casa costaba un millón de dólares, lo cual le daba acceso a la playa. ¿Loca, en serio? Pero la protesta social, desde distintos tiempos y matices, provocó otras reacciones. Interesante.
Sigamos viviendo el país. Un país que convulsa continuamente sobre todo lo injusto, y sobre la vida de miseria económica que sectores como la junta o los propietarios de viviendas de alto valor económico, nos quieren imponer. Tiempo de seguir luchando. Pensemos.