(San Juan, 9:00 a.m.) El pasado viernes hubo una marcha, que nadie le prestó mucha atención. Un grupo de manifestantes marchó por el área turística del Condado, reclamando que los americanos se fueran del país (Yankee go home), y pronunciando que la tierra y las propiedades son nuestras. La mayoría de la prensa comercial del país invisibilizó esta noticia. Terrible. Lo importante de la misma, es que se hizo el pronunciamiento mientras otros disputaban jugar tenis de playa en Ocean Park. La última, fue la noticia visible, la anterior fue la noticia que no existió.
La diferencia es que tanto lo reclamado por los manifestantes del viernes, así como por los deportistas en la playa de Ocean Park, son reclamos similares: el país es nuestro, y lo podemos defender y utilizar. No obstante, Ocean Park se explicó de otra forma: usted puede tener una casa de $1 millón de dólares, sin interferir con nuestro derecho al uso de las playas. Mientras los que marcharon por el Condado planteaban otra cosa: el país es nuestro, los otros que vienen a especular y comprar nuestras propiedades se deben de ir.
Puerto Rico, producto de la Ley 22-2012, Ley 20-2012 y la Ley 60-2019, opera como un país tipo paraíso fiscal. Si a eso se suma que el DMO auspicia la llegada de americanos y extranjeros, y no hay ningún control para la adquisición de tierras, entonces poco a poco se está dando lo que el siniestro plan Puerto Rico 2020 planteaba hace 40 años: Puerto Rico sin puertorriqueños.
La propuesta debe ser distinta: que la ley 22, 20 y 60, exijan a los “inversionistas” no comprar propiedades, sino invertir en líneas de producción, manufactura, dentro de las Pymes. Lograr esto podría revertir el despojo tipo depredadores que vive hoy Puerto Rico. Pensemos.